A todos aquellos que se inician en este apasionante mundo de la inversión, todo les debe parecer muy complejo, y no les debe extrañar, realmente nos encontramos ante un galimatías a priori, indescifrable.
Hay tal infinitud de instrumentos y productos financieros, que a veces la cabeza parece que nos dé vueltas como si de un F-18 cayendo en barrena se tratase.
El que suscribe estas líneas, lleva aprendiendo del apasionante mundo de la inversión y los mercados de valores desde 1987. Le di muchas vueltas, probé casi todas las estrategias y estilos de inversión, y tras de todo este camino recorrido, me quedo con lo más sencillo, y no por ello más fácil: Las Compounders.
¿Qué es una compounder?
Un buen negocio, predecible y con una gran capacidad de continuidad en el largo plazo. No solo años, sino décadas. Merck, Phillip Morris, Coca Cola, ya tienen un siglo de existencia. Mientras la gente siga enfermando, fumando y bebiendo, es altamente probable que estos negocios duren más que el propio Planeta Tierra.
Debemos de plantearnos que una compounder seria, tiene su departamento de contabilidad, sus gestores y su Consejo de Administración. Son los primeros, los que velan por los intereses del accionista.
Un signo distintivo de que estamos ante Compounders verdaderamente interesantes es que tengan un “cuidador” del accionista dentro. Normalmente este “cuidador” es el propio fundador, que posee un paquete significativo de acciones, evitando el saqueo de los directivos de la compañía vía opciones u otras estratagemas: Bezos, Ortega, Buffett, Leonard, Malone, Kanders, tienen más interés en que sus empresas vayan bien, que la mayoría de los inversores.
¿Cómo “cocinamos” las Compounders?
A fuego lento, como los mejores platos Gourmet, con baja rotación. En los buenos negocios hay varias cosas que se pagan muy bien:
1.-Hay que estudiar cuidadosamente el negocio antes de comprar. Vivimos en la época de la información, donde la información de calidad es clave. Como los 10K de la SEC, poca.
2.-El segundo ingrediente es el “Do Nothing” (no hacer nada), popularizado por el Gran Charlie Munger. Puede parecer una herejía, aunque nada más lejos de la realidad. Si la tarea de análisis previo está bien realizada, la Compounder puede seguir componiendo con nosotros a bordo durante toda la travesía ¿Por qué no?
No se puede tomar como un dogma de fe, lo de “no hacer nada”, ya que puede ser altamente peligroso. Si lo que compramos no es en realidad una Compounder, por ejemplo, una cíclica, el hecho de no rotar nos puede llevar al desastre.
3.- Diversificación. No todos somos Buffett para tener todo nuestro patrimonio (bueno, el 99,9%) en Brk.a . Munger en 4 activos (Costco,DJCO,BRK.a y el fondo Himalayan), Amancio Ortega en Inditex y el tan manido ladrillo. Considero más prudente tener un par de docenas de acciones en cartera. Siempre nos podemos equivocar, así que mejor no tener todos los huevos en la misma cesta.
4.-Ir construyendo nuestra cartera poco a poco. Como se construye un bosque frondoso. Periódicamente añadiendo a las mejores, sin descuidar la diversificación.
5.-Alegrarse ante los mercados bajistas, en lugar de entristecerse. La mayoría de los que estamos aquí tenderemos a vivir 9 décadas, por lo que, la mayor parte del tiempo, nuestra cartera estará en construcción. De este modo, cualquier caída bursátil, es la mejor oportunidad que tenemos de añadir negocios excepcionales a precios normales. La mayoría de inversores (o especuladores) venden, en esos casos, justo cuando hay que comprar. Es por eso que baja el mercado, cuando la amígdala cerebral y el Sistema Nervioso juegan en nuestra contra. Esto es lo primero que hay que tener claro. Si nuestro cerebro falla en estos momentos clave, años de trabajo se vuelven en resultados mediocres.
6.-¿Cuándo vender? Claramente, el momento es cuando queremos generar una renta periódica. Si sumamos los dividendos y nos mantenemos debajo del 4%, nuestra cartera, en promedio y a largo plazo, puede seguir creciendo.
Excepcionalmente, puede haber tres motivos para vender una acción:
a) Un negocio que creemos compounder, puede sufrir un deterioro irreversible y obligarnos a vender.
b) Puede suceder que una compounder que tengamos se vea sumergida en una burbuja respecto del sector que pertenece, que le hagan llegar a una valoración totalmente disparatada.
c) Por último, cabe la posibilidad que el mercado nos ofrezca la posibilidad de incorporar una compounder a un precio irresistible y, que ya tengamos formada la cartera, en cuyo caso, decidamos rotar una por la otra.
Hay que tener sumo cuidado al utilizar todos estos motivos de venta de compañías, y que un “motivo” no se convierta en una “excusa”, ya que el ser humano tiende a pensar que la “acción” es más positiva que la “inacción”, cuando por nuestra experiencia suele suceder al contrario. Ante la duda, no se hace nada.
Pues bien, si uno actúa de este modo, les aseguro que obtendrá buenos resultados en el largo plazo, porque como dice W. Buffett: "el tiempo es amigo de los buenos negocios y enemigo de los mediocres”, tal y como se observa a continuación.
Sin otro particular, me despido esperando que les haya gustado y estar pronto con ustedes con otro artículo que sea de su interés.
Atentamente,
Fdo.: Armando (Quixote1)