Los técnicos del Banco de España que fueron designados como peritos en las diligencias penales que sigue el Juzgado Central de Instrucción nº 4 han confirmado que la información financiera que presentó Bankia en la OPS para sacar sus nuevas acciones a Bolsa no mostraba una imagen fiel de su situación financiera. Confirman de manera categórica y sin dejar lugar a dudas que tanto Bankia como BFA se encontraban en una situación muy deteriorada; y que la información publicada se basaba en errores contables inadmisibles. Pueden verse sus conclusiones aquí y aquí.
Al margen de la calificación penal que se pueda dar a la actuación de Rodrigo Rato y sus compañeros en el consejo de administración de Bankia y BFA, está claro que TODOS los que acudieron a la OPS y compraron acciones (e incluso quienes lo hicieron a posteriori, como mínimo hasta que se rectificaron las cuentas del ejercicio 2011, pero es posible que incluso quienes compraron antes de la operación acordeón, ya que los peritos dicen que las cuentas rectificadas de 2011 también tenían importantes errores) podrán reclamar la nulidad de su compra o una indemnización por las pérdidas sufridas si ya vendieron sus acciones.
El informe también atribuye responsabilidad al auditor, Deloitte, por no haber puesto de manifiesto errores contables inadmisibles, por lo que la reclamación de indemnización de daños y perjuicios también se podrá dirigir contra esta sociedad.
Este informe acaba de hundir la estrategia de defensa de Bankia en las reclamaciones judiciales que se siguen por la nulidad de la compra de acciones (o de indemnización de las pérdidas sufridas, para quienes las hubieran vendido): Bankia pretendía suspender el procedimiento civil por prejudicialidad penal, aduciendo que es la Audiencia Nacional quien habrá de determinar si hubo o no falsedad contable; contaba sin duda con la eventual absolución de sus antiguos administradores sociales. Sin embargo, una vez que se ha probado la falsedad de las cuentas, resulta irrelevante el enjuiciamiento penal de estos hechos; la falsedad está acreditada y basta para estimar las reclamaciones civiles, a la vista de la doctrina establecida por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea que expuse en una entrada anterior.
Una reflexión adicional: la quiebra de Enron, tras un escándalo que incluyó una monumental falsedad contable no denunciada por su auditor, Arthur Andersen, dio lugar a la disolución de éste, que era una de las cinco mayores sociedades de auditoría del mundo. ¿Ocurrirá lo mismo con este caso, respecto a Deloitte? ¿Qué consecuencias puede tener este escándalo para el auditor, más allá de la sanción que le puso el ICAC? No hay que olvidar que el rescate de Bankia puse en jaque a todo el sistema bancario español y ha supuesto un daño enorme a la economía española y, lo más grave, a todos los españoles.