Tenemos un buen número de clientes muy interesados con este tema y las incertidumbres siguen aumentando. Ante la posibilidad de un cambio político en España, y la repetición del mensaje de que 'los ricos' son los causantes de todos los males, creemos importante bajar al suelo y poner los puntos sobre las íes.
No vamos a valorar esa consigna pseudorrevolucionaria de puño alzado. Es como los chistes: si los analizamos pierden su gracia. Hay tantas razones por las cuales es absurda que si la analizamos con algo de lógica perdería su gracia rápidamente, al menos en un país con algo de capacidad crítica como es España, quiero pensar.
Pero lo que sí es importante es analizar el escenario para los inversores que utilizan cualquiera de los instrumentos amparados por la ley desde hace muchos años, como las instituciones de inversión colectiva entre las que se encuentran las sicavs y los fondos de inversión.
En primer lugar, percibimos miedo entre algunos de ellos. Esta es la definición que he encontrado y por eso lo llamo miedo: “Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea".
El miedo a veces nos impide pensar con claridad y nos empuja a tomar decisiones equivocadas. Y como al duende de la historia, al miedo hay que ponerle un nombre para poder lidiar con él.
Por eso vamos a ver cuáles son los temas concretos que más malestar provocan:
Concentración de la inversión. Una sicav es también una sociedad anónima que ha de tener al menos 100 accionistas. Cuando mucho del patrimonio lo concentran pocos accionistas se puede perder el espíritu colectivo del instrumento.
Exposición pública. Los inversores en sicavs están en el punto de mira de los mensajes populistas como si fueran culpables de algo y conseguir su información es muy sencillo para los medios.
Peaje fiscal. El paso de sicav a un nuevo instrumento o su liquidación suelen acarrear consecuencias fiscales, que hay que prever para actuar en consecuencia.
Control de la inversión. El patrimonio hay que protegerlo en los malos momentos y hacerlo crecer en los buenos. Una correcta gestión exige control del mismo.
Tenemos entonces dos posiciones al respecto: por un lado, los inversores que quisieran constituir una sicav pero no se sienten seguros y, por otro, los inversores que participan de una sicav pero tampoco se sienten seguros. Los primeros esperarán, como es lógico: el escenario político está todo menos claro y es complicado que vayamos a tener ningún tipo de luz hasta otoño, como pronto.
Sin embargo, los que ya son accionistas de una sicav tienen que informarse mientras tanto. Hay distintos escenarios con distintas consecuencias, y llegado ese punto han de tener clara qué decisión tomar con toda la información en la mano. Pero mientras tanto el río está revuelto y ya se sabe que 'a río revuelto ganancia de pescadores'.
Clientes más inseguros... o peor asesorados
En este caso los pescadores son algunas entidades y despachos de abogados, que han visto la oportunidad de trabajar en tándem y capitalizar ese miedo para echar sus redes y captar a los clientes más inseguros (o peor asesorados), incitándoles a tomar una decisión sin tener toda la información.
Un poco de contexto: Entre las alternativas que planteamos a los accionistas de sicav, una de ellas es la fusión con un fondo de inversión español o extranjero. Para ello es imprescindible un motivo económico válido, como la reducción de costes operativos, pero nunca un motivo puramente fiscal. Eso sí, el fondo ha de tener una política de inversión que encaje como un guante con los objetivos del cliente, y estudiar caso a caso es parte de nuestro trabajo.
Pues bien, por sorprendente que parezca hay una entidad financiera haciendo campaña para hacer esa fusión de forma masiva con uno de sus fondos, y subvencionando parte de los costes jurídicos de la operación. Huelga decir que el despacho subvencionado recomienda la operación efusivamente.
En otras palabras, volvemos a obviar la máxima que todos conocemos: Movimientos masivos implican problemas masivos. Dispara primero y pregunta después, al más puro estilo estructurados, preferentes o swaps, y tendrás cautivos a los clientes que acepten durante al menos cuatro años sin ninguna influencia sobre la gestión: un negocio redondo.
En nuestra casa el interés del cliente es lo más importante, por eso nos gusta asesorar desde los hechos y desde la independencia. Para ello pulsamos regularmente la opinión y la información que nos proporcionan los socios especialistas de las 'Big Four', despachos de abogados de primer nivel, directores de inversiones que familias clave en España, con decenas de sicavs a su cargo y miles de millones de euros bajo gestión, etc.
Debe imperar el sentido común
¿La conclusión? El 100% esperará a ver las cartas sobre la mesa antes de tomar una decisión de tantas consecuencias y, por supuesto, lo hará buscando una solución personalizada y sin precipitación, evitando salir en la foto si es posible. Es evidente que Hacienda se interesará más por los motivos de una fusión colectiva que por distintas fusiones individuales y ordenadas.
Está fuera del alcance de este artículo exponer todas las posibilidades que existen, pero es importante recordar que los principios del sentido común deben seguir imperando: ¿Estoy recibiendo un consejo imparcial, con mi mejor interés en mente? ¿O volvemos a la venta por miedo? Siempre existe una solución óptima, alineada con nuestros intereses y que minimiza la incertidumbre, y pocas veces es la que se basa en el miedo como argumento para actuar.
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