En Rankia, la discusión entre el valor y el precio de los bienes giraba acerca, como no, del valor, precio o llámale x de las viviendas. Y estoy hablando desde sus inicios, en el 2003. No voy a reproducir aquí todos los debates, el que quiera que los busque, pero si que voy destacar alguna de las cosas que defendía y que sigo defendiendo. No comparto la postura de aquellos que analizan la vivienda como si fuese un valor mobiliario, una acción. Aquellos que tienen una acción obtienen un rendimiento derivado de su dividendo, que en este caso podría ser un alquiler o de su venta con plusvalías, lo que ocurre en ambos casos. Pero además, en el caso de la vivienda había un valor de uso: vivienda habitual, de veraneo, para los hijos, etc. A nivel accionarial, no se me ocurre cual es el valor de uso que tiene su título para un accionista, más allá de unos derechos políticos que, realmente ni ejecuta habitualmente ni son minimamente relevantes. Considero que esa variable del valor de uso es francamente relevante y a la gente se le suele olvidar. De algo de ello hablaré a la hora de hacer referencia a los Bancos.
Otro de los temas que defendía en Rankia es que el precio de un activo, el valor del mismo, y más allá de filosofías de análisis fundamental, lo dictaba el mercado, al menos en un momento dado. Es, en un instante concreto, lo que alguien este dispuesto a pagar por ello, lo cual evidentemente conduce a las consecuentes oscilaciones en función de la Oferta y Demanda. Ahora bien, que considere eso no significa que necesariamente crea que el mejor sistema para reflejar contablemente el valor de unos activos sea a precio de mercado, pero ya no porque yo sepa que valen más o menos, o para eliminar un factor especulativo que consideran algunos como intrínsecamente malo (errados en mi opinión). No, tan sólo por una cuestión de prudencia (uno de los principios inspiradores de la contabilidad). Llegado este punto, me gustaría citar a Ignacio de la Torre, en Cotizalia.
El consejero delegado de una gran aseguradora europea planteó el siguiente interrogante:
“Yo compré una mansión de doce dormitorios hace tres años en la mejor zona de la ciudad. Digamos que pagué por ella 4 millones de euros. La mansión de al lado pertenece a un vecino que realizó la adquisición en un momento similar por el mismo precio. Lamentablemente, a mi vecino le han ido mal las cosas, se ha vuelto alcohólico, ha sido despedido, su mujer le ha abandonado, y el banco quiere ejecutar la garantía que existe sobre la mansión. En esta situación de desesperación, tuvo que vender su mansión a un precio irrisorio, 1,5 millones de euros. Obviamente mi vecino ha sufrido un quebranto patrimonial. Ahora bien, ¿debo yo reflejar en mi contabilidad una minusvalía de 2,5 millones porque él haya realizado una transacción en situación de extrema necesidad sobre un bien ilíquido?”
Es evidente que supone un ejemplo exagerado, una reducción al absurdo, pero precisamente con ella alcanzamos a ver las imitaciones que tiene la la valoración a precio de mercado a efectos contables. Si queréis os puedo poner una de cosecha propia.
Suponed que vuestra madre compra un Bono de la Empresa X a 10 años en el mercado primario. El Banco, periódicamente le enviaría los correspondientes extractos, con las liquidaciones oportunas del cupón. Si no recuerdo más, se los mandará con su correspondiente valor nominativo, y con las oportunas detracciones de las comisiones correspondientes. Pasan los 10 años y vuestra madre recupera el capital.
Ahora pensad que vuestra madre invierte en un Fondo de Renta Fija que, y si que no es realista pero si educativo, invierte el 100% en esos bonos de los que hablaba antes. Lo hace con la misma cantidad. Pero, periódicamente, a vuestra madre le llegara una información en la que le dirá que el valor de su participación sufre oscilaciones, en ocasiones fuertes, debido a que el contable tiene la obligación de valorar la cartera a precios de mercado.
Se que también exagero en mi ejemplo y en mi conclusión, pero en el fondo vuestra señora madre ha invertido en lo mismo, y sin embargo esta sumamente acongojada en el segundo supuesto, llegando incluso a reduciros los solomillos que os pone cuando los tipos suben y su participación baja, y todo ello por mucho que le expliquéis que si espera al plazo medio al que se halla invertida la cartera y el gestor del fondo no se vuelve loco todo esto es circunstancial . Ah bueno, y si no quiebra el emisor, o el político de turno no declara el corralito, o....
Ahora viene lo más gracioso, y es que en este post es más larga la introducción que el nudo en si. de los casos. Y si es ¿Qué si creo que los Bancos valen 0? No, no lo creo, ni siquiera el mercado dice eso en la mayoríaasí, ya me voy pidiendo alguno para Reyes. Y, aunque como creo que el mercado tiene sus limitaciones para dar con el valor de un activo también creo que es uno de los sistemas que más se aproxima. Respondiendo a la pregunta del consejero que quería vender su vivienda esta claro que el precio de tu vivienda, hoy por hoy, lo esta marcando ese vecino alcohólico, pero en cuanto la venda, eso dejará de ocurrir., por tanto lo que no tengo tan claro es como lo debe contabilizar en su activo.¿Y con los Bancos? Otro tanto, una vez se depuren los que se tengan que depurar los valores volverán a ajustarse a su ser. La clave esta en saber quien es el alcohólico, y para eso es necesaria la transparencia y la ausencia de sustancias que enmascaren su adicción.
Algunos señalarán que todos los Bancos están afectados, que su negocio crediticio y de depósitos esta cuestionado. Es posible que si, es posible que la confianza se haya visto sumamente dañada, aunque en mi opinión personal la situación no es irreversible. Pero es que además hay que recordar que:
* El Banco es una de esas empresas tipo CocaCola. Para todos. Tengas dinero o lo necesites, hagas una trasferencia o quieras cambiar divisas, etc...nuestra sociedad esta totalmente bancarizada. todo el mundo es potencial cliente de un Banco. ¿Cuantos negocios pueden decir lo mismo?
* Los mismo que desconocemos realmente los activos dañados en los Balances de los Bancos tampoco sabemos nada de aquellas plusvalías latentes que esconden, especialmente en inmuebles antiquísimos y otros muchos bienes y derechos.
* Las redes bancarias hace mucho tiempo que vienen funcionando como un poderoso canal de distribución de productos que nada tienen que ver con la actividad bancaria. Eso tiene un valor inconmensurable.
* Pero, así, entre nosotros, si la confianza es el pilar del negocio bancario creo que el meollo del mismo, hoy por hoy, en el Siglo XXI es otro muy distinto al dinero. Lo que de verdad hace grande a un banco, lo que justifica el riesgo que asumen, la baja rentabilidad de sus activos, etc...es la información. A pocas empresas, a pocas entidades, le contamos lo que le contamos a un Banco. Y eso pasa con un particular o con una multinacional. Ya me pueden hablar de murallas chinas, o de la que quieran, esa concentración de información da poder y oportunidades de negocio, mucho más allá de las que se corresponden con el propio devenir bancario. ¿Alguien sabe lo que vale eso?, ¿quizás el mercado lo intuye?