No sé si os pasa a vosotros últimamente, pero yo no doy abasto en comunicar (legalmente) que me dejen en paz (mediante la baja de mis datos personales a efectos publicitarios)
Siento lo que voy a decir, porque va a ser grullero, mal educado, y desde luego un bastante falta de educación, una que mi difunto padre (con mi madre, que por fortuna todavía vive) se empeñó en darme, en buenos colegios, aunque lo que “mal aprendí” no fue gracias a ellos, sino a pesar de ellos.
“En parte la reglamentación de las contrataciones telefónicas, tiene pinta de haberla organizado un grupo de personas, pensando con el culo y éste de vacaciones”
Me explico, Me explico, y en primer lugar doy mi pésame más profundo a las personas que trabajan como teleoperadores/as, que es un trabajo tan digno como el que más, aunque no sea precisamente el que cualquier joven, cuando acaba sus estudios, desearía, al menos la mayoría de los profesionales que se dedican a esto, y dudo que les den un plus por “el soporte” de algunos chorras como yo, que si me lo propongo, puedo ser bastante “tocahuevos”, y os aseguro que no puedo con estas llamadas, me sale la vena de esto, de “tocahuevos”. Unos pocos ejemplos:
- Un banco del soy cliente desde hace más de 15 años, a la hora de cenar, para venderme no sé qué historia a plazo fijo.
- Una compañía de telecomunicaciones, que cada día sobre las 5 y pico de la tarde, cuando resulta que me quedo solo en la oficina, la jornada laboral empieza pronto, pero acaba a las 17 horas, que sin falta cada día, solicitando por “el titular de la línea”, y cuando les preguntas a que empresa llaman, resulta ser una que hace años que cesó en sus actividades, cosas de la crisis, y cuyo número lo tenemos nosotros como línea adicional, pero no les importa, “cambian el tercio”, para ofertar sus servicios a quien esté al otro lado del teléfono, solo consigo que cuelguen cuando les indico que si no saben a quien llaman, se enteren antes, porque yo no se lo voy a decir. En este caso no puedo evitar que llamen, de nada servirá darnos de baja, no tenemos los mismos derechos que un particular, vamos que ajo y agua.
- Luego que una compañía de tarjetas, que me quiere vender no sé que seguros, cuando les debo recordar que “esta llamada no debería producirse, porque por escrito me di de baja de las bases de datos, y por tanto si consulta a dicha base, como debería haber hecho antes de llamar, observaría que no puede hacerla”, obviamente se disculpan, pero al cabo de pocas semanas vuelven con lo mismo, ya no sé si “pasan” de listados, hay errores, o simplemente les importa un carajo (a la empresa que ha cedido los datos a una aseguradora, no me refiero a la señora o señorita que llama).
- Últimamente la jodida compañía de electricidad, que me quiere vender una tarifa plana,
Y sobre ello va este post (después de la larga introducción), YO NO QUIERO CONTRATAR POR TELÉFONO, O DE HACERLO, DESEARÍA TENER UN BORRADOR DEL DOCUMENTO, pero al parecer no es posible, la Ley no está montada así ¿a quién coño se le ocurrió el sistema? Resulta que tienes que contratar, y si no te gusta tienes 7 días para desistir, no hay posibilidad de leer lo que vas a contratar, te debes fiar a pies juntillas de lo que te indica el vendedor, si insistes, podrás conseguir leer lo que indica su página web sobre la cuestión, pero no es un contrato, es “literatura publicitaria” solo eso, aun cuando es cierto que la Ley da valor contractual a la publicidad (en determinados aspectos).
Pues nada, la teoría es maravillosa !!!!
Se contrata algo que puede no ser lo que uno cree, y se apoya (la empresa contratante) en una grabación telefónica, no obstante uno podrá desistir en un plazo de 7 días, pues perfecto, no obstante la pregunta es ¿cómo desistimos? Supuestamente con una simple llamada telefónica, que sin embargo plantea una segunda pregunta ¿Qué justificante de tal desistimiento le queda al consumidor? Pues una supuesta grabación telefónica que obviamente custodia la empresa vendedora, con lo cual ¿a nosotros nos queda una constancia de…? Cero, de nada, de un borrajo !!!!
Por tanto la única acreditación posible es remitir una carta de desistimiento, pero claro, ordinaria (0,37 €) no vale, no hay manera de acreditar que la reciben, ni siquiera certificada, porque ninguna constancia queda del contenido del sobre, y recordemos que el certificado administrativo (lo del sello de correos en una hoja del contenido) solo es válido para administraciones publicas u organismos dependientes de éstas, con lo cual nos queda el burofax, que es un sistema maravilloso, esta vez sí, pero no es barato, un envío de estos con certificación y acuse de recibo, nos alcanza entre 25 y 35 €, dependiendo de las hojas, vamos que por atender a una llamada, por ser educado, aparte del tiempo que tendremos que usar para redactar el desistimiento, la broma nos costará unos eurillos, vale que no son muchos, pero me da la impresión que el gasto debería asumirlo quien vende, no el que compra con información telefónica, a menudo sesgada o “mutilada”.
Legislar mejor esto es relativamente fácil, solo sería cuestión de dar valor legal al correo electrónico, aunque ciertamente no se puede dar legalidad a cualquier correo, desde el momento que uno puede abrir una cuenta con muy pocos requisitos, y puede remitirse desde cualquier parte del mundo, pero si podría habilitarse el sistema en destino, al no ser totalmente fiable en origen, no es muy complicado, solo es cuestión de obligar a las empresas de venta telefónica a que se facilite un correo electrónico en el cual uno pueda desistir, con obligación de acuse de recibo, y antes de ello que obligar a que de manera inmediata y tras la contratación grabada, la remisión por dicho medio del contrato, no la espera a un correo ordinario con el mismo.
No parece nada difícil, porque ciertamente no se puede controlar y dar validez a cualquier mail, no obstante con legislar las obligaciones del receptor, iba a ser suficiente.
¿Nadie ha caído en ello, o simplemente no interesa un sistema de este tipo? Yo creo que es lo segundo, de lo primero, un montón de gente antes que yo.