En mi vida profesional me he topado con algunos profesionales (sean por cuenta propia o por cuenta ajena) que se creen imprescindibles o actúan de manera que su trabajo se convierta en ello, entendiendo, yo diría que “mal entendiendo” que si resguardan la información, la sistemática, las formas de administración o gestión, sus trabajos o contratos quedan y quedarán a buen resguardo.
Pongamos un ejemplo de contrata externa de asesoría administrativa, fiscal o laboral. La mayoría, inmensa mayoría, de este colectivo son profesionales altamente cualificados, conocedores de las leyes y normativas, buenos consejeros, y es obvio que ninguna empresa (ni grande ni pequeña) puede funcionar correctamente sin la concurrencia de ellos, entiendo que no es posible, difícilmente un empresario o autónomo puede estar al día de la multitud de normativas, reglamentos, convenios y leyes aplicables a cualquier negocio, y además en España son bastante habituales los cambios en esta materia. Desconozco si la modificación de todo esto y de una manera tan continua, es coincidente en los estados de nuestro entorno, supongo que habrá de todo, y en estos momentos de crisis esto se torna necesario para las finanzas del sector público en todos los estados de la unión, sin embargo si uno se pone a hacer una lista de los requisitos que se precisan para montar una empresa en España, no sé si tiene mucho parangon en nuestro entorno.
Bueno …. al ejemplo ….. me he encontrado con varios casos que a mí me sorprenden bastante, como es el “archivo y custodia” de la documentación contable, fiscal, legal o laboral, en los archivadores de la propia gestoría o asesoría que tiene encargada su presentación y gestión, con ello se consigue una especie de “vinculación forzada” del cliente, más allá de la profesionalidad de la subcontrata, que dificulta un cambio de profesional, y si al final se toma esta determinación procede dar muchas explicaciones, y solicitar toda la documentación.
La recomendación en todos los casos, es que no permitamos nunca, y bajo ningún concepto, que la custodia de los documentos sea potestad de nuestros asesores externos, los documentos de este calibre son propiedad de la empresa, todos y al 100%, si nuestros profesionales “del papeleo” precisan de una historia documental de las empresas que asesoran, deberán proveerse de copias o duplicados, y desde luego es imprescindible que tengan archivado dicho historial. Bien es cierto, no obstante, que la actualidad muchas de las presentaciones de esta documentación se efectúa por la vía telemática, con lo cual al final es perfectamente posible disponer de varios originales de un mismo documento, sin embargo existen todavía ciertos documentos que siguen presentándose en soporte papel, y algunos documentos históricos (y vigentes) que solo los podemos tener en papel, porque esta fue la forma de presentación en su momento.
El otro ejemplo, son los trabajadores de nivel medio que mantienen la información de la empresa, sus sistemas, o sus sistemáticas bajo su única responsabilidad, delegando a sus subordinados/as los trabajos tediosos, repetitivos o laboriosos, pero nunca trabajos de cierta responsabilidad, este es “un patrimonio” que se guardan para sí, convirtiendo sus quehaceres en una cierta “imprescindibilidad”, pretendiendo con ello “mantenerse” en el puesto, y/o en la remuneración.
El empresario no debe permitir en modo alguno estas “patentes”, es su negocio y el control es solo suyo o de los socios, nunca, nunca de uno o varios empleados, por más cualificados profesionalmente que puedan ser.
En otro lado de “la óptica” estará la de las que somos empleados, y podemos pensar que cuanto más imprescindibles nos convirtamos, mas seguridad tendrán nuestros puestos de trabajo. Este es a mi juicio un error mayúsculo, nuestro trabajo se conservará por nuestra profesionalidad, nuestras formas y la calidad de nuestro trabajo, pero no por tener “pillada a la empresa por los co***** ”. Y no olvidemos que para estos supuestos el empresario tiene una solución relativamente simple, puede que a menudo cara, pero siempre y en todo caso, a tomar viento el que se cree con “la patente”, costará su dinero, provocará bastantes quebraderos de cabeza y ciertos problemas “logísticos”, pero al final es procedente aplicar una máxima “lo que se paga una vez, acaba siendo barato”, o a menudo puede resultar barato, lo normalmente caro es lo que hay pagar de forma regular.
Hay momentos en la vida de las empresas en las que hay funciones imprescindibles, repito “funciones”, y desde luego no lo son las personas que las desempeñan, en estos momentos, con motivo de la crisis, y hablo por mí, puede ser no imprescindible, pero si algo más que necesaria, la gestión financiera y de tesorería, pero lo es la función, repito, a mi juicio no lo es la persona que la desempeña, en las listas de paro hay profesionales igual o más cualificados que uno.
Una de las formas de evitar “patentes” de este calado, es la confección de un documento empresarial denominado “manual de procedimientos”, se trata de un documento de complejo planteamiento, muy laborioso redactado y desarrollo, de hecho conozco muy pocas empresas pequeñas e incluso alguna de medianita que lo tengan, o ni se lo han planteado en la vida, (tal vez mi apreciación sea errónea) aún cuando las recomendaciones de las auditorias (para las obligadas a auditar sus cuentas) entienden que debe existir, y se exige también cuando empresa implanta las ISO. Soy muy consciente de la complejidad de un documento así, de entrada es laborioso plantearse el guión para su desarrollo, precisa dedicarle mucho tiempo y además debe ser un documento en constante actualización, y que supone que redactemos todos los procedimientos y sistemáticas de nuestra empresa, y luego los vayamos actualizando en el tiempo.
¿Qué se consigue con la tenencia de un documento de estas características? Pues varias cosas
1.- Una sistemática de trabajo que será la de la empresa, no la de un empleado o empleados en concreto.
2.- Un manual o guía válido para actuales miembros de la organización o para otros que puedan formar parte de la misma en un futuro.
3.- Una escasa dependencia de algunos cargos intermedios, porque los trabajos y funciones estarán definidos y estructurados con independencia de las personas que los desarrollen en un momento determinado.
4.- Instaurar una cierta cultura dentro de nuestra empresa.
5.- Supongo que algunas ventajas mas, pero ahora mismo no se me ocurren.
Llegados a este punto, alguien me dirá: Oye “pajarraco” tu no pusiste en la presentación del blog que esto iría de pequeñas empresas, y ahora pretendes escribir sobre un “manual de procedimientos” que está solo al alcance de grandes y medianas empresas, mira macho para mi empresa de dos socios y 8 empleados, que nos dedicamos a las “reformas en general”, como coño quieres que haga un manual ¿Qué debo poner ahí? ¿Cómo se sube una pared de tochos aplomada?
No, no se trata de esto, porque se supone que si tenemos contratados profesionales de la construcción, saben cuál es su trabajo, se trata de tener redactados ciertos procedimientos estandarizados y su sistemática, y no solo la administrativa, si bien debo reconocer que buena parte del manual será sobre ello. Cada tipo de negocio tiene sus características y con un análisis previo, cada uno sabe perfectamente cuales son los temas importantes de la misma. Al final lo que debe suponer un manual de procedimientos es una guía de actuación de la empresa, más allá de quien desempeña cada una de las funciones, de manera que un cambio de personas, no suponga un problema, o al menos que existan unos documentos guía, para que los nuevos responsables se “hagan con el negocio” de la forma más rápida posible.
De todas formas, si, efectivamente el proponerse la redacción de un documento empresarial de este calado, no es cosa de poco tiempo, insisto en su laboriosidad, de entrada ya es mucho trabajo el guión y planteamiento, no obstante en empresas medias existen muchos "mini manuales", "guías" y documentos varios, que nos servirán, ya que solo se tratará de "coordinarlos" y "esamblarlos" en un nuevo documento unificado para toda la organización, y hay ciertas probabilidades que una parte relevante del trabajo ya lo tengamos realizado, aún cuando éste esta "escampado" por distintos cajones de nuestras instalaciones.
Para terminar, como siempre y tras el rollo, una de las perlas que localizo de vez en cuando por la red http://www.youtube.com/watch?v=IZyLPf5ABFY&feature=related , por cierto, el tipo del bigote es el de Deep Purple, y salvo error es una adaptación de una composición de Bob Dylan realizada sobre 1965, vamos que llover ha llovido, en todo caso dicha adaptación es bastante curiosa, mas que nada por “los tintes medievales”. Vaya, entonces, un señor que procede de los inicios del heavy, con una señora con una buena voz, y todo ello sobre una composición de alguien tan especial (musicalmente hablando) como Bob Dylan.
www.yoreklamo.com