La teoría del peak-oil, pico del petróleo, cénit del petróleo o simplemente teoría de Hubbert, es una influyente teoría acerca de la tasa de agotamiento a largo plazo del petróleo, así como de otros combustibles fósiles. Predice que la producción mundial de petróleo llegará a su cenit y después declinará tan rápido como creció, resaltando el hecho de que el factor limitante de la extracción de petróleo es la energía requerida y no su coste económico.
Esta teoría, tan simple en su enunciado, encierra unas implicaciones tan terribles que ha generado extensos y acalorados debates. No en vano, la mitad de la energía del mundo desarrollado procede del petróleo, que es tanto como decir que la mitad de la economía depende de este precioso recurso. La teoría del peak-oil implica que una vez alcanzado el momento en que la producción de petróleo sea máxima, el ritmo de producción de este descenderá para no recuperarse nunca más. Es decir, tendremos la misma o mayor demanda pero una oferta menguante debido a límites puramente físicos. La teoría del peak-oil no dice que el petróleo se acabará, no es necesario llegar a ese extremo para que los problemas empiecen. De hecho, todos sabemos que ocurre cuando un bien tiene una demanda constante pero una oferta decreciente, ¿no? Antes de agotarse siquiera sus precios se disparan.
El peak-oil como teoría fue enunciado y predecido por el genial geofísico M. King Hubbert, quien lo predijo con unos quince años de antelación. Hubbert estudió el ritmo de consumo de petróleo en Estados Unidos y lo comparó con la evolución de los descubrimientos de los yacimientos. Predijo que la producción de petróleo de una reserva experimenta una evolución descrita por una campana de Gauss, alcanzando su máximo cuando la mitad del petróleo ha sido extraído para a continuación decaer. En 1956 Hubbert hizo la predicción de que la producción total de petróleo de los Estados Unidos alcanzaría su pico a finales de la década de los 60 o a principios de los 70. Cuando en 1970 resultó que esta predicción se confirmó, Hubbert alcanzó una gran notoriedad, aunque pueden imaginarse que los años previos no fueron muy fáciles para él precisamente. En plenos años cincuenta de la abundancia norteamericana Hubbert se atrevió a apuntar al agotamiento de un recurso que parecía infinito, por lo que contó con el enfado de las petroleras americanas.
Resulta curioso comprobar como coincidió la crisis económica de 1.973 con el embargo de petróleo de la OPEP y el peak-oil estadounidense, ¿verdad?
Pues bien, es lógico pensar que a medida que un país productor de petróleo qjue ve como declina su producción propia, por más esfuerzos que realice en buscar nuevos yacimientos, si no lograra moderar su demanda en algún momento se verá obligado a importar cada vez más petróleo. Y eso fue precisamente lo que le ocurrió a Estados Unidos a principios de los años noventa, veinte años después de constatarse el peak-oil.
Resulta igualmente curioso constatar también que Irak invadió un gran productor de petróleo, Kuwait, justo en estos años, dando origen a la primera Guerra del Golfo y la primera guerra verdaderamente motivada por el control de las reservas de hidrocarburos. Desde entonces Estados Unidos no sólo no se ha moderado en su consumo energético dada la imposibilidad de producir más petróleo patrio, sino que además cada vez consume y por tanto importa más petróleo, siendo el mayor consumidor de crudo del planeta.
Hubbert y sus discípulos no se quedaron aquí, sino que analizaron la situación en el resto de los países y zonas productoras del planeta. La conclusión gráfica típica al considerar los países que han alcanzado su peak-oil tiene este aspecto:
Se observa que importantes productores como los mencionados Estados Unidos, México, China, Reino Unido, Egipto e incluso Noruega, han alcanzado ya su peak-oil particular. La gráfica es antigua, de 2004, por ello no se recoge el consenso en torno al peak-oil ruso alcanzado ya, entre otros países. Algunos teóricos dicen que cuando se constate el peak de Arabia Saudí, principal productor del mundo, nos podremos dar por j... y el cénit mundial se habrá alcanzado por fin de forma clara.
¿Les suena ahora los comentarios de "aumentar la producción de los países la OPEP" pero no conseguirlo? Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿No bastaría con incrementar el ritmo de búsqueda y exploración de yacimientos?
Bueno, el petróleo parece ser un recurso finito según las teorías de oleogénesis generalmente aceptadas. Y hemos estado muchos años extrayendo los crudos de mejor calidad y más accesibles cómodamente instalados en la idea de la abundancia al calor de los descubrimientos de grandes yacimientos como los de Arabia (Al Ghawar sobre todo). Pero sencillamente, y por mucho esfuerzo que realicen las compañías petroleras, ya sea siendo sinceras, ya sea negando el problema, el caso es que el ritmo de descubrimiento de los yacimientos no satisface la demanda voraz del mundo. Y nos consta que cada vez vamos más lejos en la exploración de yacimientos de hidrocarburos. Pero claro, quizás se trate más de un problema de demanda descontrolada que de oferta impotente. En todo caso, ya sólo nos queda buscar petróleo en el manto terrestre y horadar la Antártida, todo sea por retrasar el problema un poco más y desplazar la Campana de Gauss un par de añitos más adelante. Esto se conoce popularmente como "darle una patada adelante al problema".
Con esta perspectiva es más sencillo ver la relación entre lo que está pasando con Repsol e YPF estos días y el pico argentino ocurrido ya en 1998. Desde entonces el país ha tenido que importar cada vez más hidrocarburos. Gracias a un comentario del forero Juanff, al que también debo la inspiración para este artículo, hemos descubierto que la situación no es muy halagüeña paa unas gentes muy acostumbradas a oir que sus recursos son tan grandes que parecen infinitos: La infinita Pampa, la infinita producción de soja, la infinita producción de petróleo...
A día de hoy Argentina se ve obligada a importar petróleo y hace ya muchos años que no se encontraba en esa situación. No es extraño, puesto que hace ya 15 años que alcanzó su cénit de producción de crudo, pero si no estás familiarizado con esta teoría o no te la crees, es mucho más facil acusar a la mayor productora del país, encima en manos de gallegos, de no acometer las inversiones necesarias para devolver a la Argentina su merecida grandeza, su soberanía hidrocarburífera a base de algo tan sencillo como ampliar el ancho del oleoducto. Lo que ocurre es que, a pesar de las dimensiones del yacimiento "gigantesco" de Vaca Muerta, futuro proveedor de un crudo de calidad más que discutible, de donde no hay no se puede sacar. Vaca Muerta sólo logrará retrasar lo inevitable según nos enseña el ejemplo de Estados Unidos.
Pronto nos daremos cuenta, muy probablemente a través de la información contenida en unos precios del crudo desorbitados, de que el petróleo es finito y no hace falta que se agote para que muchos no puedan permitirse su adquisición. Mi apuesta en 2008 fue que veríamos el petróleo en los 200$ para 2012 suponiendo una conversión euro/dólar como la del verano de aquel año (1,59 $/€), es decir, mi apuesta se cumpliría si se alcanzaran los 165$ antes de diciembre a un ratio 1,31 $/€. Desgraciadamente, y como creyente de esta teoría, no creo que a medio plazo nos quedemos en esa cifra sino que la superaremos holgadamente viviendo además una serie de interesantes conflictos motivados por el control de los menguantes pozos de crudo.
Espero haber despertado su curiosidad y no asustarles demasiado. Sin embargo, creo que debemos ser conscientes de los límites físicos del Universo para poder adaptarnos a él lo mejor posible. Adaptarse correctamente es ser inteligente. ¿Ven inteligente seguir empeñados en basar la mitad de nuestra economía en un recurso menguante en manos de países que no dudan en expropiar los recursos que tienen alquilados a extranjeros? ¿No sería más inteligente por nuestra parte seguir el camino de un país como Dinamarca que se quiere desmarcar completamente del uso del petróleo como fuente de energía para 2050 a través de un Pacto de Estado?
Enlaces recomendados:
El chivo expiatorio son las empresas con YPF a la cabeza por Daniel Montamat, que fue presidente de la YPF estatal y secretario de energía de Argentina.