Balance del plan julio 2021-septiembre 2021
El último balance abarcaba hasta junio de 2021. Hoy vamos a ver la evolución hasta septiembre de 2021.
Esta es la posición existente en la fecha de la última observación mensual el 17-09-21
A esta posición se ha llegado a través de una serie de aportaciones en parte invertidas en fondos de renta variable indexados al MSCI World y el resto mantenidas en cuenta corriente.
En total se aportado 18.800 euros por lo que el plan acumula una plusvalía antes de impuestos de 5.693,87 euros procedente en lo sustancial de la revalorización de la renta variable y muy marginalmente de los intereses devengados por la cuenta corriente, un 1% bruto el primer año y después un 0,10%. Esta ganancia latente equivale a un 30,29 % sobre el total invertido.
No hay comisiones de custodia por parte de MyInvestor, aunque las habrá tarde o temprano. Más bien tarde, porque se ha comprometido por escrito al mantenimiento de la política de comisiones 0 hasta 2025.
En todo caso, hay que contar con estas futuras comisiones, aunque es de prever que no serán abusivas dada la clara orientación low cost de MyInvestor y a la vista de aquellas situaciones en donde está cobrando, como en el roboadvisor, en donde se posiciona como el más barato para pequeños patrimonios, el 0,30%.
Y esto es un argumento adicional para ser prudentes en el traspaso de nuestras inversiones si el traspaso conlleva costes de oportunidad, como hablamos en el artículo anterior sobre el caso de Kike Junior. Ahí hablábamos de un coste bruto para el plan derivado del inicio del cobro de comisiones, pero si lo traspasamos el coste real será el neto entre el coste manteniendo en Self Bank y el del nuevo comercializador que en el largo plazo es sumamente improbable que vaya a ser cero.
Los fondos acumulan una rentabilidad total de 5.663,85 euros equivalente a 40,47% sobre la inversión a precio de coste
En la anterior entrada expliqué la existencia de un aparente bloqueo para suscribir el fondo de iShares que al menos duró dos meses. Gracias al comentario de un amable lector (muchas gracias ass) me enteré que ya se podía suscribir con normalidad. Probablemente hubo un conflicto puntual con Inversis, el depositario de los fondos, que se ha subsanado. En las últimas operaciones de julio y agosto aporté 300 euros adicionales al fondo para compensar los meses en los que no se aportó nada.
Es más, MyInvestor acaba de anunciar que los fondos indexados de Amundi cuya comercialización ha iniciado van a ser los de clase institucional.
¿Y como se consigue el “milagro” de que fondos de clase institucional con una inversión mínima inicial de 1 millón como el de iShares puedan ser suscritos por importes ínfimos? Por las cuentas ómnibus
Al haber puesto en marcha el plan en un “buen” momento, la rentabilidad se ha disparado por encima de los niveles de referencia en donde, según lo explicado en el artículo dedicado a la descripción detallada del plan, el 123 está en “modo 1” invirtiendo desde julio de 2020 solo el 50% de lo asignado. De tal manera que en conjunto solo se invierten 300 de los 400 euros de aportación mensual.
En circunstancias normales, la planificación establece una senda de asunción de riesgo inicial del 75% que va subiendo hasta niveles por encima del 90% a lo largo de los 5 primeros años, mediante aportaciones a renta variable de 4 unidades mensuales (mercado moderadamente alcista) o 5 (bajista).
Ante una subida tan brusca como la acaecida durante el período analizado, la reacción es de prudencia: se aportan sólo 3 unidades y el riesgo se va manteniendo por debajo del 80%.
Para entender la anomalía de semejante rentabilidad vamos a suponer que hay un fondo que nos garantiza el 20,52% por nuestra inversión de aquí a abril de 2030, fecha de vencimiento del plan. Así que le traspasamos los fondos indexados valorados a su actual valor liquidativo 24.493,87. El resultado al vencimiento sería el siguiente:
Los 18.800 euros que llevamos aportado se habrían convertido en 121.401,15. Una vez hecha la liquidación de impuestos y considerando un tipo real aproximado del 21% nos quedaría un neto de 100.000 euros en números redondos. Habríamos multiplicado por 5,3 nuestra inversión.
La insostenibilidad de la subida no debe ponernos nerviosos, ni debe ser causa de alteraciones en nuestra manera de invertir. Insisto en lo señalado en la anterior entrada dedicada a esta serie:
El ajustarnos a lo establecido en una planificación previa actúa como escudo protector frente a las trampas emocionales que nos tiende la volatilidad.
Para que funcione correctamente necesitamos una actitud mental de desapego frente a los datos obtenidos tras cada observación. Ni angustia ante las pérdidas acompañada a veces de la tentación de “doblar la apuesta”; ni euforia ante las ganancias acompañada a veces de la tentación de “levantarse de la mesa”. Los únicos datos relevantes son los del del cierre del plan.
El conocer cómo van las cosas es importante y muy positivo psicológicamente porque incrementa nuestra percepción subjetiva de control sobre la situación. Pero no puede poner en cuestión el seguir adelante por el camino que nos hemos trazado, salvo que los datos muestren de forma inequívoca que algo va mal en nuestra planificación, lo que no tiene que ver con una mayor o menor rentabilidad sino con resultados muy distintos a los previstos al planificar.