¿Se puede llenar una cisterna sin agua y abastecer una casa durante la sequía?
¿Qué puede ser tan o más importante que la higiene personal? ¡El AHORRO! Pero, ¿qué tan así es y por qué? El ahorro es el 1er paso hacia la creación de un capital capaz de generar un ingreso pasivo que abastezca llegado el caso de que ya no haya la posibilidad física o moral...
O ¿qué puede ser tan o más importante que la higiene personal?
¡El AHORRO! Pero, ¿qué tan así es y por qué?
En primer lugar, el ahorro es el primer paso hacia la creación de un capital capaz de generar un ingreso pasivo que abastezca llegado el caso de que ya no haya la posibilidad física o moral de continuar trabajando. Pero más allá de la libertad financiera y la oportunidad de escoger, está la riqueza en sí y lo más importante, ¡la paz mental!
Más allá del dinero: el verdadero poder del ahorro
A menudo, cuando hablamos de ahorrar, se percibe como un acto de restricción, de privación. Pero en realidad, el ahorro representa posibilidades:
Es la semilla que germina en ingresos pasivos futuros.
Es la llave que abre las puertas de la independencia laboral.
Es el escudo que protege contra imprevistos (accidentes, enfermedades, despidos, crisis globales).
No ahorrar no solo te expone financieramente, sino que además mina tu paz mental. No existe libertad verdadera sin la tranquilidad de saber que estás cubierto ante lo inesperado.
La pandemia del COVID-19 nos dejó una lección invaluable: quienes tenían ahorros pudieron resistir. Aquellos que no, lamentablemente, vieron su estabilidad colapsar en cuestión de semanas.
¿Por qué cuesta tanto ahorrar?
Son varios los factores que conspiran contra el ahorro.
Para la gran mayoría ahorrar representa una tarea imposible de abordar, debido a múltiples factores como la educación, el medio ambiente en el que se ha crecido, los estímulos externos de los bancos “compre ahora, pague después”, la agresiva publicidad de diferentes marcas con mensajes como “la felicidad no tiene precio” o “tú te lo mereces”... Todo esto, además de las ganas intrínsecas del ser humano de “vivir hoy”. Sin duda, un gasto cierto hoy le lleva las de ganar a un gasto incierto mañana. Para completar, el daño que inflige la inflación a los ahorros, haciendo que el dinero pierda valor rápidamente, tampoco hace muy tentativa la opción de ahorrar.
Sin embargo, sin ahorros no hay protección contra accidentes, enfermedades inesperadas, conflictos legales, un súbito despido o quiebra del negocio. La reciente epidemia del COVID-19 nos dejó viva prueba de la importancia crucial del ahorro. De hecho, muchas personas con quienes he hablado, aseguran que gracias a sus ahorros pudieron superar ese golpe tremendo que significaron 3 años de confinamiento durante la pandemia.
Otros pícaros defienden que la tarjeta de crédito es mucho mejor aliado que el doloroso ahorro. Me aflige no haber tenido argumentos suficientes para hacerlos cambiar de opinión. Sin embargo, no se puede salvar a todo el mundo, sino únicamente a los que quieren ser salvados.
Planificación, recursos e inteligencia financiera
Tres palabras clave que están interconectadas y son decisivas para gozar de un estado financiero saludable: Planificación, recursos e inteligencia financiera.
El ahorro vendría a encontrarse entre los recursos, fuente desde la que emana la inteligencia para planificar. Obviamente, sin recursos no hay qué planificar y la ausencia en sí de ellos habla por sí sola de la falta de inteligencia.
3 palabras que deberían ser el mantra de todo aquel que aspire a una vida financieramente sana:
Planificación: Define tus metas y diseña un plan realista para alcanzarlas.
Recursos: El ahorro es el recurso inicial y fundamental para cualquier inversión o proyecto de vida.
Inteligencia (financiera): No se trata de cuánto ganas, sino de cómo administras lo que tienes.
La historia de Juan y Pedro
Una historia real que ilustra la diferencia entre priorizar el ahorro y desdeñarlo:
Dos amigos, Juan y Pedro. Juan aseguraba que no tenía necesidad de ahorrar, menos de invertir, ya que él iba a trabajar hasta el último de sus días. Además, era de la opinión de que la vida es hoy, es para vivirla y disfrutarla AHORA. “Mañana no sabemos qué va a pasar” decía constantemente.
Pedro en cambio ahorraba religiosamente cada mes. Todo el tiempo leía artículos sobre inteligencia financiera, se metía en grupos y masterminds sobre finanzas, negocios e inversiones. Es que Pedro también tenía intenciones de trabajar hasta la tumba, solo que soñaba con tener una vida holgada y tranquila, más allá de lo que sus ingresos activos le abastecieran.
Una vez, cuando Pedro andaba consternado por la caída del precio de sus activos en bolsa, Juan se rió de él y, como siempre, aprovechó el momento para venderle la idea de que no había que dedicarse a eso, que las inversiones no eran más que aventuras para bobos. Que si quería invertir que lo hiciera en su negocio, sus hijos, en comodidades.
Así pasaron los años. A la edad de 45, en una reunión familiar los amigazos conversaron y resultó que Juan estaba inmerso en una deuda que alcanzaba los $20 000. Aunque le seguía yendo bien con el negocio, los $5000 dólares que en promedio le quedaban de ganancia no le alcanzaban para saldar cuentas ni para solventar sus gastos. Así que andaba de crédito en crédito para ir ajustándose y evitar hundirse demasiado.
En cambio que Pedro, quien vivía sin lujos y sin carencias, es decir por debajo de sus posibilidades, tenía un ostentoso fondo de emergencias de $25 000 y ya había acumulado un capital que rondaba los $600 000. Lejos de tener deudas, cada año llevaba a su familia al extranjero de vacaciones, pagándolas de contado gracias a un fondo de vacaciones que él y su esposa acumulaban durante todo el año.
Pedro escuchaba las calamidades de Juan en silencio, soportando además los leves reproches de este último, que ponía a Pedro como un infantil descarado, que llevaba una vida color de rosa. Mientras que Juan “sí sabía lo que era esforzarse cada día sin parar”.
¿La diferencia entre ambos? No fue la suerte, sino el hábito del ahorro sostenido.
El ahorro, ¿tan o más importante que la higiene personal?
Te invito a ver mi video de YouTube, en el que te doy otro punto de vista sobre la importancia del ahorro:
Conclusión: El mejor momento para empezar fue ayer, el segundo mejor momento es hoy
Ahorrar no solo es acumular dinero: es construir las bases de tu tranquilidad, tu dignidad financiera y tu capacidad de elección futura. Cada moneda que ahorras es un acto de amor propio hacia tu "yo" de mañana.
Recuerda: el futuro financiero no se improvisa, se planea. Y todo gran plan comienza con un pequeño acto diario de disciplina.
Empezando hoy, tu yo del futuro te lo agradecerá.
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