Dijo René Descartes aquello de: “Arquímedes, para trasladar la tierra de un lugar a otro, sólo pedía un punto de apoyo firme e inmóvil; así yo también tendré derecho a concebir grandes esperanzas si por ventura hallo tan solo una cosa que sea cierta e indiscutible” En clara alusión a su Da ubi consistam et terram caelumque movebo (Dame un punto de apoyo y moveré el mundo), el filósofo