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Navegando en aguas revueltas. Manejando los vientos del precio y las corrientes de volatilidad. Capitulo 8

 

Me encanta la navegación a vela. Lo admito. A pesar de ser más de secano que los melones y de tener el puerto más cercano a casi 400km, cuando probé por primera vez la sensación que se tiene al gobernar una embarcación a vela, me enganché sin remedio.

Cuando uno está sólo en un barquichuelo en medio del mar, o de un lago, debe tener muy en cuenta todos los factores que puedan influir en el rumbo que vaya a tomar la embarcación. Sin duda, existen dos factores clave que rigen la deriva de un barco: el viento y las corrientes.

El viento es quizá el factor que uno puede intuir como más relevante, al menos a priori. Ciertamente, el viento (y su fuerza, dirección e intensidad) nos marcará y limitará el rumbo que podemos llevar. Una de las cosas que más me llamaron la atención cuando empecé a interesarme por estos temas fue descubrir que no sólo se podía navegar con el viento en contra, sino que además, es precisamente de esta manera como más cómoda y segura se hace la navegación.

Cierto es que existe un "ángulo muerto", contra el cual no es posible navegar, pero resulta que navegando con el viento a favor (o viento a popa), existe el riesgo de una  trasluchada, que no tendremos al navegar con el viento en contra.

La trasluchada es el movimiento brusco de la vela mayor que se puede producir cuando navegamos con el viento en popa en angulo de casi 180º (es decir, que el viento nos venga por detrás casi alineado con nuestra dirección). Basta que el viento gire de 179º a 181º, y que no andemos muy alertas sujetando la botavara (el "palo" horizontal de la vela mayor, que está a la altura de la cabeza), para que dicho palo se mueva bruscamente y nos pueda dar un buen meneo. Si nos lo da en la cabeza, la gracia puede acabar de manera trágica.

Pero resulta que existe otra fuerza que tenemos que tener muy en cuenta y que es menos intuitiva, menos visual y de más difícil medida que el viento: las corrientes.

Generalmente, las corrientes vienen dadas por el lugar donde estemos navegando. Así, en alta mar, sabremos más o menos a través de las cartas de navegación, qué tipo de corrientes podemos esperar en esa zona. Por tanto, en estos escenarios, las corrientes suelen ser valores más o menos controlables, poco variables y conocidos.

Sin embargo, hasta los marineros más expertos muchas veces ignoran el efecto de las corrientes en la navegación, ya que por norma general, el efecto del viento suele prevalecer sobre el de la corriente.

Esto es así la mayoría de las veces y en la mayoría de los entornos (sobre todo en la navegación marina)...pero no siempre. Ocurre que en determinados lugares (p.e. en ríos, desembocaduras, etc.) el efecto de las corrientes puede llegar a prevalecer sobre el del viento, haciendo que nuestra embarcación a vela se mueva principalmente por la fuerza impulsora de esa corriente.

 

Hasta aquí, esta brevísima introducción a la navegación a vela. A partir de ahora, haremos una analogía con el trading con opciones, con la intención de utilizar este ejemplo para entender bien los movimientos del precio de las opciones en función de sus variables más importantes.

En post anteriores hemos recapitulado los factores que influyen en la valoración del precio de las opciones. Y allí llegamos a la conclusión de que los 2 principales factores (además del tiempo) eran el precio del subyacente y la volatilidad implícita de las opciones.

La analogía que presento en este post es clara:

  •       el viento es nuestro precio del subyacente, y la corriente es la volatilidad.

Pensemos un momento sobre esto, y tengamos en cuenta todo lo que hemos explicado antes...

  1. Siempre tendemos a pensar que el precio del subyacente es el factor más influyente en el precio de la opción. Es el factor más intuitivo de todos, y, al fin y al cabo, es lo que va a marcar que nuestra opción comprada/vendida quede ITM o OTM y, en última instancia, marcará el éxito o fracaso de nuestra operación. Bien...esto es así sólo si queremos llevar hasta expiración nuestra opción (cosa que no es recomendable en casi ningún caso).
  2. Por norma general, tendemos a subestimar el efecto de la volatilidad en el precio de la opción. Incluso los traders más expertos suelen caer en este error. ¿Por qué? Pues porque como comentábamos anteriormente, al igual que el viento es el factor dominante sobre la corriente (pero no siempre), el precio del subyacente suele "mandar" sobre la volatilidad, y nos acabamos olvidando de ella. Pero es que esto no siempre es así, ni siquiera en los entornos o escenarios donde habitualmente ocurre.

        Vamos a establecer esta analogía:

  • navegación en alta mar <> trading con opciones sobre índices o BlueChips

        De igual forma que en alta mar las corrientes suelen ser conocidas, y no suelen tener variaciones bruscas, cuando operamos con índices, o con acciones grandes tipo BlueChips, sus volatilidades implícitas medias suelen ser habitualmente "bajas", y sus movimientos al alza no suelen ser demasiado bruscos...Son también los escenarios más habituales por donde navegan los traders de opciones...que acaban olvidándose de la volatilidad (corriente) y se centran únicamente en el precio (viento). Veamos qué pinta tienen las "corrientes" del SP500 desde el año 2013..

 

 

Vemos que en los últimos 4 años, la volatilidad del SP500 ha fluctuado en un rango muy estrecho, la mayoría del tiempo rondando entre 12 y 25... Corrientes tranquilas sólo alteradas puntualmente por "picos" que llegaron a 30, que no dejan de ser anecdóticos     

 

  Sin embargo, existen otro tipo de escenarios donde las volatilidades son mucho más variables, con valores extremos mucho más altos  y de movimientos más bruscos...Basta con darse una vuelta por alguna pharma del NASDAQ o algún ETF de mineras para descubrir mundos como éste...Volatilidades implicitas rondando el 200%!!...En estos mares, con esos valores de volatilidad, influye bastante más la volatilidad que el precio,..

 

Lo analizaremos en próximos post con ejemplos concretos, donde veremos que a pesar de que el precio se pueda mover mucho, tanto a nuestro favor como en nuestra contra, el parámetro que realmente regirá el resultado de la operativa va a ser la volatilidad y su movimiento....El viento nos va a importar bastante menos que la corriente que nos arrastre en ese momento...

 

Pero OJO...que incluso en los escenarios "tranquilos" de los grandes mares que veíamos antes, de vez en cuando hay grandes tormentas en alta mar, maremotos, tsunamis...eventos no esperados ni calculados que harán que las corrientes y el oleaje hagan temblar a nuestra embarcación...Cuando estamos frente a un cisne negro, hasta los índices más robustos y las acciones más sólidas sufren picos de volatilidad extremos, nunca vistos..Basta con echar un poco más la vista atrás en el VIX para descubrir lo siguiente:

En Octubre de 2008, la volatilidad del SP500 llegó a alcanzar valores del 75%...Estamos hablando de un índice que engloba a las 500 mayores compañías de USA...pues ahí lo tenemos, dando un salto de volatilidad como si fuera un chicharro del NASDAQ cualquiera

Ante la tormenta perfecta, no importa el tamaño ni la solvencia del barco, sólo estar bien preparado de verdad para capear el temporal....

Y para terminar este post, concluir con una última analogía...

Cuando uno vende opciones, muchas veces está navegando contra el viento, pues el precio se moverá en nuestra contra la mayor parte de las veces. Sin embargo, al menos en mi caso, teniendo los riesgos controlados y sabiendo bien donde hemos colocado el strike, me siento más cómodo que cuando uno navega con el viento a favor (habiendo comprado opciones o en general yendo largo)...A mi particularmente me resulta muy dificil establecer el punto de salida o de beneficio, y la mayoría de las veces me encuentro con que la operación se gira en mi contra (tras haber obtenido inicialmente unos buenos beneficios), llevándome una enorme trasluchada en la cocorota, y unas cuantiosas pérdidas en mi bolsillo.

 

 

 

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  1. #3
    08/05/17 18:23

    Me ha encantado este post Borgerby. Yo soy de los que me he movido años solo pensando en el viento y no en las corrientes. Por suerte, no operaba por 2009 porque si no el ostión de la botavara me habría mandado al cementerio de los listillos financieros.
    Ahora opero mucho más pendiente de las corrientes y tomando precauciones ante un posible tsunami.

    Buen post!

  2. Top 100
    #2
    09/03/17 22:54

    Magnífico 😀

  3. Top 25
    #1
    06/03/17 21:20

    Eres el mago de los símiles.

    Yo creo que ha quedado pero que muy clarito. Y quizás pueda apuntarte alguna analogía más, se me ocurrió al ver las ondas en el agua de un estanque.

    Cuando el precio sufre un movimiento violento la volatilidad suele acusarlo y subir. Justo como cuando se tira una piedra a un estanque (evento drástico e inesperado) y provoca ondas u olas que suben y bajan el nivel. Es decir, aumentan la dispersión y por tanto la volatilidad.
    Otra muy posible es que el viento continuo aumenta la altura de las olas (eventos no violentos que aumentan la volatilidad), pero el viento racheado es mucho peor al producir trenes de olas impredecibles (eventos inesperados provocando volatilidad caótica).

    Un abrazo, navegante. Que los vientos te sean propicios y las corrientes no alteren tu rumbo.