Me gustaría contaros historias alegres o de grandes gestas deportivas que tanto me apasionan o incluso contaros cómo me ha cambiado la vida ahora que cumplo 10 años y un tercio de mi vida en España.
Me gustaría abrir las redes sociales y ver a mis amigos, los que se quedaron o mejor dicho los que no pudieron huir contándome como viven tranquilos y cómo crecen sus hij@s. O recibir algún whatsapp veraniego debatiendo acerca de Messi, Mbappé o alguna otro tema banal que nos despejé la mente.
Sin embargo, mi realidad es otra. Mi Cuba se muere, mi Cienfuegos se muere y yo solo encuentro la vía de escape de estas letras para desahogar esa sensación de culpa de no poder hacer mucho más, por esas personas que me lo dieron todo a cambio de nada.
Hace 10 años cuando marché de la isla, muchos me recomendaron que me tomase la Coca Cola del olvido e hiciese mi vida. Me decían que ya cuando me fuera bien podría ayudar a los que se quedaron. Quizás era el mejor consejo pero no sé hacerlo.
No se vivir sin preocuparme por lo que pasa en esa isla de algo más de 11 millones de habitantes. Es una cruz difícil de cargar pero siento esa responsabilidad o ese sentimiento de sentirme un afortunado infinito al cual la ruleta de la suerte le dio la posibilidad de subirse a un avión y escapar por aire de esa cárcel de aguas turquesas.
Desde entonces mi vida se ha convertido en un intento de darle un sentido a esa suerte y a ese sacrificio para poder ayudar al mayor número de personas posible. Y justo ahora cuando más me necesitan poco puedo hacer, más que convertirme en el psicólogo de turno y animarlos a pensar con un día de mañana mejor.
Mientras tanto cada día recibo el aviso de alguien cercano que ya no está, personas que tenían mucho por delante pero no tuvieron ninguna posibilidad ante una mezcla letal de una variante india, unas farmacias vacías y un gobierno más preocupado por las consignas y la guerra ideológica que por salvar incluso a aquellos que dieron todo por su proyecto político.
No caeré en el morbo de compartir las imágenes o videos de los hospitales o centros de aislamiento. Solo tenéis que pasaros por cualquier etiqueta relacionada con Cuba para ver hasta que punto llega el desastre sanitario.
Ya no hay personas en la calle, como os dije en otro post, pagar meses de cárcel, torturas y la exposición a morir enfermo es un riesgo demasiado alto incluso para aquellos que ya no tienen nada que perder.
El drama de Cuba dura más que el hype de un hashtag de un influencer o el interés de un telediario. Y el drama actual puede llevarse por delante a toda una generación.
Para que os hagais una idea. Os dejaré unos "datos" de lo que se está viviendo en la isla y lo que no estás viendo en los telediarios.
Me gustaría abrir las redes sociales y ver a mis amigos, los que se quedaron o mejor dicho los que no pudieron huir contándome como viven tranquilos y cómo crecen sus hij@s. O recibir algún whatsapp veraniego debatiendo acerca de Messi, Mbappé o alguna otro tema banal que nos despejé la mente.
Sin embargo, mi realidad es otra. Mi Cuba se muere, mi Cienfuegos se muere y yo solo encuentro la vía de escape de estas letras para desahogar esa sensación de culpa de no poder hacer mucho más, por esas personas que me lo dieron todo a cambio de nada.
Hace 10 años cuando marché de la isla, muchos me recomendaron que me tomase la Coca Cola del olvido e hiciese mi vida. Me decían que ya cuando me fuera bien podría ayudar a los que se quedaron. Quizás era el mejor consejo pero no sé hacerlo.
No se vivir sin preocuparme por lo que pasa en esa isla de algo más de 11 millones de habitantes. Es una cruz difícil de cargar pero siento esa responsabilidad o ese sentimiento de sentirme un afortunado infinito al cual la ruleta de la suerte le dio la posibilidad de subirse a un avión y escapar por aire de esa cárcel de aguas turquesas.
Desde entonces mi vida se ha convertido en un intento de darle un sentido a esa suerte y a ese sacrificio para poder ayudar al mayor número de personas posible. Y justo ahora cuando más me necesitan poco puedo hacer, más que convertirme en el psicólogo de turno y animarlos a pensar con un día de mañana mejor.
Mientras tanto cada día recibo el aviso de alguien cercano que ya no está, personas que tenían mucho por delante pero no tuvieron ninguna posibilidad ante una mezcla letal de una variante india, unas farmacias vacías y un gobierno más preocupado por las consignas y la guerra ideológica que por salvar incluso a aquellos que dieron todo por su proyecto político.
No caeré en el morbo de compartir las imágenes o videos de los hospitales o centros de aislamiento. Solo tenéis que pasaros por cualquier etiqueta relacionada con Cuba para ver hasta que punto llega el desastre sanitario.
Ya no hay personas en la calle, como os dije en otro post, pagar meses de cárcel, torturas y la exposición a morir enfermo es un riesgo demasiado alto incluso para aquellos que ya no tienen nada que perder.
El drama de Cuba dura más que el hype de un hashtag de un influencer o el interés de un telediario. Y el drama actual puede llevarse por delante a toda una generación.
Para que os hagais una idea. Os dejaré unos "datos" de lo que se está viviendo en la isla y lo que no estás viendo en los telediarios.
- Cuba está reportando unos 8000 casos diarios de coronavirus. Esto no sería un dato alarmante si no fuese porque la tasa de positividad es superior al 30%.
- En mi ciudad por ejemplo la tasa se eleva casi al 60%, lo que implica que los 1600 casos al día son muchos más en la realidad.
- No hay PCR ni test de antígenos suficientes e incluso varios cientos de PCR realizadas se pierden sus resultados al tener que viajar cientos de kilómetros para encontrar un laboratorio que las procese.
- Cuba tiene todos los hospitales colapsados. Sí como lo lees, la potencia médica que siempre has escuchado el mito de su gran sanidad, no tiene ni camas, ni medicamentos, ni personal sanitario para atender la emergencia sanitaria.
- De las medicinas no es algo nuevo, las farmacias llevan vacías mucho antes de la pandemia. Recuerdo cuando en el lecho de muerte de mi abuelo hace unos 4 años el hospital nos interrogó a mi y a mi familia para averiguar donde sacamos una simple albumina en vez de preocuparse de porque no tenían existencias de un medicamento básico para hospitalizaciones de larga duración.
- Lo crítico ahora es cómo en medio de la pandemia el propio gobierno ha recomendado tratar a las personas con homeopatía ante la falta de antibióticos o ver un mercado negro de medicinas donde se llegan a pagar entre 70 y 100 euros por una tableta de antibióticos, en un país donde el salario medio mensual ronda los 50€ si nos abstraemos y le damos algún valor a la moneda cubana.
- Lo del personal médico es aún más doloroso. El gobierno ante la realidad que muestra las redes sociales ha intentado culpabilizar al personal sanitario del trato recibido y de las imágenes en los hospitales.
- Lo que no cuenta el gobierno es la cantidad de sanitarios infectados y fallecidos por trabajar durante 2 años en unas condiciones infrahumanas, con bolsas de basura en lugar de EPIs.
- Lo que no cuenta el gobierno cubano es que sigue manteniendo más de 25000 médicos según la última estadística trabajando para países extranjeros en las misiones médicas, principal fuente de ingresos del país. Durante lo peor de la pandemia en Europa, Cuba envío médicos a Italia y Andorra, hoy mira sin remordimiento como mueren sus hijos por falta de atención médica mientras de reojo mira la cuenta bancaria de los ingresos que generan esos médicos por todo el mundo.
- La tasa de morbilidad está disparada. Por ejemplo en la provincia de Guantánamo, que te sonará por tener en su territorio la base naval de Estados Unidos, un "inocente directivo" de los servicios funerarios reconocía que habían pasado de 8 fallecidos al día a más de 80.
- Mientras tanto el Fernando Simón caribeño de apellido Durán, solo reconoce unos 70 fallecidos por día en el país. ¿Cómo es posible?
- Aquí una dosis de manipulación de estadística en la que somos campeones mundiales. Como sabéis el periodo entre la infección y la gravedad de un caso de COVID es cercano a los 20 días. Imagina que el día 1 de julio sales positivo y falleces el día 25 de julio por complicaciones derivadas de la COVID. Al pasar los 15 días de la enfermedad y no hacerse PCR de seguimiento no aparecerías en las estadísticas oficiales. Si además tenías otra enfermedad que el COVID ha acelerado se atribuiría tu fallecimiento tampoco aparecerías. Todo muy bien pensado para mostrar unas métricas controladas.
- Lo que no pueden controlar al final son los fallecidos y las redes sociales y el luto han desvelado la magnitud de la catástrofe. Nunca pensé ver fosas comunes, morgues desbordadas y personas de todas las edades incluido niños y embarazadas dejando este mundo mucho antes de su hora.
- Mientras tanto el Fernando Simón caribeño de apellido Durán, solo reconoce unos 70 fallecidos por día en el país. ¿Cómo es posible?
- De las medicinas no es algo nuevo, las farmacias llevan vacías mucho antes de la pandemia. Recuerdo cuando en el lecho de muerte de mi abuelo hace unos 4 años el hospital nos interrogó a mi y a mi familia para averiguar donde sacamos una simple albumina en vez de preocuparse de porque no tenían existencias de un medicamento básico para hospitalizaciones de larga duración.
Lo que no ganó Estados Unidos en décadas, lo ha ganado la pandemia y el desastre de gestión del gobierno. Nadie puede apoyar a quien no te da de comer y no te cuida si te enfermas. Esas cosas no podían suceder en el paraíso socialista.
No podemos normalizar amanecer con post en redes sociales con los caídos del día, como aquellos partes de guerra que se veían solo en las películas.
No merece ese final toda una generación que soñó con un país para sus hijos en libertad y prosperidad y se ha encontrado con que el único sueño de sus hijos es una embajada, aviones y lanzarse al mar.
Pienso en mi madre, mi abuela, mis amigos. Intento mantenerme fuerte y buscar formas de ayudar pero la impotencia termina por vencer cada día.
Por suerte la diáspora ha encontrado formas de ayudar a la espera de que se abran canales humanitarios accesibles para que podamos hacer llegar lo más básico a nuestros familiares.
Lo peor es que quienes se enriquecen día a día con el régimen como las aerolíneas han sido incapaces de rebajar el precio de las maletas extras o vender sus espacios para poder enviar ayuda a través de organizaciones no gubernamentales como Caritas o Cruz Roja.
Me gustaría ver a todas esas organizaciones que viven del régimen cubano en España y que todos los veranos organizaban sus viajes con todo pagado a la isla hacer algo por ayudar al país, pero no me sorprende. Lo ví con Venezuela. Cómo decimos en la Isla, cuando TIN tiene tin vale; cuando tin no tiene TIMBALES.
A veces hay que pensar cómo en aquella película de Cadena de Favores y no pensar en grandes gestos, sino en la suma de pequeños esfuerzos.
Se que seguramente todos los que leais no tenéis la capacidad de ayudar o que tenéis vuestros propios problemas como para cargaros con los de una isla de la que leeis en un blog. Pero si estás en el otro lado de la vida y podéis difundir el mensaje para quien quiera ayudar os dejo sitios que están organizando para ayudar a mi pueblo desde España.
Mascarillas, cepillos de dientes, paracetamol, cualquier cosa ayuda y sino puedes ayudanos difundiendo el mensaje a través de tus conocidos.
No puedo ofrecerte nada material a cambio de esta ayuda a la isla pero puedo ofreceros mi tiempo libre para cualquier consulta financiera o dudas de mi ámbito de conocimiento.
Un abrazo y agradecimiento eterno.
Listado de entidades que he verificado no gubernamentales para ayudar a Cuba
- Valencia: https://www.facebook.com/100071102393795/videos/151554747094774/
- Madrid: ongayudacuba.org