La semana pasada he colocado dos post en el que trataba de explicar que los ajustes que se están planteando no sólo no van a mejorar el déficit ni la competitividad, ni nos van a sacar de la crisis, sino que más bien nos ponen en una situación peor que la actual. En el primero trataba de explicar que había una serie de ajustes que ni tan siquiera directamente van a reducir el déficit, (por ejemplo, los peajes que van a ir directamente a las constructoras y concesionarias directamente), y en el segundo post hablaba de otros ajustes que en principio pueden mejorar en un primer momento el déficit público, a costa de generar un mayor coste para los ciudadanos que el ahorro público, (en este caso estaban sanidad y educación).
Si nos damos cuenta, este segundo post me quedaba cojo. Es decir, en un primer momento el estado gasta menos dinero, a su vez se generan oportunidades de negocio para determinadas empresas y fondos y en teoría los costes que asumiremos de más los ciudadanos, pasará a otras manos, de tal forma que todo puede parecer que queda igual. Es decir, podemos entender que si antes unas personas tenían unas rentas, ahora las tienen otras. Por tanto, la situación podría empeorar, mejorar o quedar exactamente igual. Aquí volvemos a la discusión económica de siempre, y según Say, es bueno generar renta en la oferta, para de esta forma producir y generar. Sin embargo, la realidad es que esta ley, ya lo he repetido muchas veces, está completamente desacreditada incluso entre los que defienden todas sus premisas y conclusiones, (olvidando tan sólo el nombre).
Los efectos de este sobrecoste en determinados productos o servicios, (como la sanidad y la educación), se sumará a los efectos de los otros recortes que se están hablando también. Por un lado tendríamos la subida del IVA, sobre todo se está hablando de la subida del IVA con el que se gravan los productos básicos. En este caso tenemos todas las características de regresividad de un impuesto indirecto, con el agravante de que al centrarse en los productos básicos, el efecto será mayor cuanto menor sea la renta. De hecho, el matiz de centrarse en los tipos impositivos de los bienes básicos nos indica que la situación es tal que la recaudación se tiene que centrar precisamente en aquellos bienes inelásticos. (ya en 2009, había colocado un post en el que trataba de explicar cómo va a afectar la subida del IVA). Es posible que incluso tengamos una subida en los impuestos específicos de hidrocarburos o tabaco, que además de lo anterior tienen la peculiar característica de estar diseñados para eliminar la competencia entre los vendedores, lo cual multiplica los efectos.
En general lo que nos encontramos entonces es con un incremento de la regresividad de los impuestos, mientras nos encontramos con la regresividad vía gastos, recortando en los gastos que afectan a las rentas bajas para inyectar fondos en las partidas que generan ingresos para las rentas altas.
Y en esta línea tenemos los recortes de sueldos y personal en la administración pública y en la jubilación, que ya traté de explicar en mayo de 2010 que nos llevaba (ahora debo decir que nos llevó) a una situación mucho peor (por las razones que en su día explicaba en una serie de post que llamé en su día: “mandan los idiotas y los menos perjudicados son los pensionistas y funcionarios”). De la misma forma que se proponen las mismas medidas, tengo que repetir los mismos argumentos, que estaría bien que rebatiesen los que las proponen, una vez visto lo que ha ocurrido.
Pero la idiotez parece que no tiene demasiados límites y entre las propuestas nos encontramos con la reducción de las prestaciones de desempleo. En este sentido, tenemos que tener en cuenta que estamos ante una locura social de impresión. Es imposible tener unos cuantos millones de personas en una situación extrema, sin ingresos y pensar en la posibilidad de que sean más. Es directamente algo parecido a ponerse a fumar encima de un polvorín.
Y todo ello, para directamente bajar los sueldos de los empleados, lo cual empieza a ser imposible porque llegado a un mínimo la gente no puede trabajar. Esta propuesta tiene que entenderse en el contexto de unas declaraciones de Feito de hace unos meses en los que afirmaba, (sin dar un puñetero dato ni falta que le hace), que el 80% de los parados no aceptan trabajos fuera del barrio. De esta forma se trata de eliminar la red de protección de los trabajadores, para que acepten (bien cuando están desempleados, bien cuando no lo están), las condiciones que sean, lo cual retroalimentará todo lo anterior. Pero si socialmente esta medida es un desastre (y unos cuantos calificativos más), económicamente lo que nos encontramos es que directamente se están cargando todos los estabilizadores automáticos, introduciendo políticas pro-cíclicas cuando vamos cuesta abajo, y eliminando todo freno para la caída.
Por esto está claro que el déficit no se va a solucionar de esta forma, a la vez que se va a paralizar lo poco que queda por paralizar y que vamos a un desastre. Las razones ya las expuse en un post de 2010 en el que trataba de explicar que la macroeconomía explica esto.
Y respecto a si esto va a solucionar los problemas, tenemos que tener en cuenta que la situación de la economía viene de los sueldos contenidos, especulación salvaje que hizo subir los precios de los bienes básicos y unas políticas monetarias de locos., mal se va a salir exagerando todas y cada una de las variables de esta ecuación, destrozando la renta disponible y las perspectivas de todo el mundo.