La verdad es que me parece una frase muy apropiada para definir lo que está ocurriendo con los conceptos de inflación o deflación. Es simple y llanamente ridículo.
A mi me encantaría que alguien fuese capaz de explicarme la gran contradicción de que a mi me cuesta escribir sobre este tema, (por que sinceramente creo que ya lo he aclarado y no me gusta repetirme), pero por otra parte tengo que oir una y otra vez las mismas tonterías, (aunque con cierta hiperinflación).
Pero bueno, y sintiendo mucho el aburrir, hoy resulta que me fuerzan a escribir al respecto. El objetivo es tratar de clarificar algunas cosas.
La primera perogrullada es que los precios representan el valor de los bienes que se produce un país. A los trabajadores se les recompensa con el sueldo, a los políticos con los votos y a las empresas con los precios que cobran. Por supuesto, nadie garantiza que los mejores trabajadores, cobren mejores sueldos, las mejores empresas, mejores precios, y el menos malo de los políticos, más votos; más que nada porque entran en juego los mercados, (con sus aciertos y fallos).
Pues si entendemos que la deflación es la caída del precio que cobran las empresas por sus productos y por otro lado entendemos que el IPC es el precio que pagan las personas por los bienes que consumen, ¿como es posible que no se den cuenta de que no son lo mismo?. Por supuesto, es innegable cierta relación, pero tal y como es innegable la relación entendemos que debemos tener en cuenta las diferencias, para no llevar las sorpresas que nos estamos llevando.
¿Es posible evaluar la inflación sin tener en cuenta los precios de las viviendas, precios de sector financiero, exportaciones y productos industriales?. Pues estos son ejemplos de bienes cuyos precios no están recogidos en el IPC por uno u otro motivo.
Es que en el fondo es completamente absurdo que los mismos que defienden que las políticas monetarias expansivas provocan inflación, defienden al día siguiente que entre el 2001 y finales de 2005, (política ultraexpansiva), se contuvo la inflación porque el IPC era bajo; luego defienden que entre 2006 y octubre de 2008, (política monetaria restrictiva), la inflación se disparó, para rematar con que volviendo a la política monetaria ultraexpansiva a partir de octubre de 2008, nos encontramos con inflación contenida, (y uso esta frase porque la deflación no la podemos nombrar).
Vamos a ver. Se supone que si somos monetaristas, debemos tener un poco de coherencia y explicar que es lo que está pasando cuando realmente nada funciona como decimos. Si no lo somos, pues deberíamos conocer al Responsable de Ecofin, (a Trichet y su familia lo conocemos todos, pero al Juncker...).
Alguien me dirá que las teorías no funcionan. Pero lo cierto es que las teorias dicen que los precios cobrados por las empresas suben si sube la cantidad de dinero en circulación, y bueno, resulta que al final eso se cumplió, ya que existen ciertos activos que han tenido incrementos de precios descontrolados, pero que como resulta que no estaban en el IPC, (porque no son bienes de consumo), pues resulta que no se ha considerado. Sin embargo, creo que alguna empresa ha ganado mucho dinero con viviendas en la etapa expansiva.
Ha existido inflación en la época expansiva, que se ha traducido en los incrementos de precios de vivienda, en los precios industriales, y desde luego en los precios de los bienes de consumo. Pero como hemos mirado el IPC simplemente no nos hemos dado por enterados.
En la etapa en que suben los tipos, y por tanto se restringe el crédito, lo que ha empezado a ocurrir es exactamente el proceso contrario, de tal forma que bajan los precios de los productos que venden las inmobiliarias, los productos que vende todo el sector industrial y al final de todo los precios del sector servicios. Pero es que curiosamente tampoco esas bajadas se reflejan en el IPC.
Lo triste es que no es que se esté haciendo una trampa con el IPC. Hace falta saber lo que es, y entender que para explicar la inflación y la deflación, o los precios que cobran las empresas, tendremos que analizar más cosas que comprobar si el IPC llega al 2 o no.
Cuando todas las empresas industriales, inmobiliarias, y gran parte de los comercios, (sobre todo aquellos que venden productos de segunda necesidad como coches, electrodomésticos, mobiliario, ocio, turismo...), comienzan a bajar precios, no vemos la deflación porque resulta que los precios de las materias primas y gasolinas se disparan. Y es cuando la miopía alcanza su nivel extremo: No vemos la caída de los precios que nuestras empresas cobran porque suben los precios de ¡aquello que importamos!.
Supongo que al BCE le importa poco que el empleado de OPEL se vaya a la calle y que la auxiliar cierre, porque los precios de los coches se están desmoronando. Si resulta que tenemos que pagar el petróleo más caro, habría conseguido su objetivo de IPC positivo, (y digo habría, anticipando algún post porque lo triste es que con esta ceguera no se da cuenta de que no lo va a conseguir).
Después llega el gobierno y sube el IVA, y afirma que con esto, va a subir la inflación, cuando realmente estamos en la misma. Con la subida de impuestos indirectos, se suben los precios de venta al público de los bienes, pero claro resulta que los precios percibidos por las empresas caen, (En diferentes medidas como he explicado en este post). Lo triste es que esto no es nada nuevo, ni revolucionario. Todas las teorías económicas lo dicen, aunque claro, es muy fácil ponerte en un atril con un micrófono en la boca, soltar lo primero que se te ocurra, decir todo lo contrario de lo que dicen todas las teorías y luego echarle la culpa del error cuando no ocurre lo que se dice, ¡a las teorías!.
Este grave lío nos lleva luego a defender que la inflación afecta a la competitividad de un país, (lo cual es totalmente cierto), y usar el precio del pollo en un barrio de Madrid, (es lo que mide el IPC), con la capacidad de una empresa Española de poner en Londres un producto con mejor calidad o a menor coste que las empresas locales, (eso es la competitividad). Como digo, es lógico que exista relación, pero relación no es identidad y creo que lo mínimo que se pide a la legión de analistas, expertos y sobre todo organismos económicos de todo tipo y color es que vayan más allá en sus razonamientos que el deducir que si el precio del pollo en Madrid sube, las empresas Españolas son menos competitivas en Londres. ¿Es tanto pedir?.
Pero es que con todo, y aún tragando ruedas y molinos, se nos dice que la deflación es la caída del IPC interanual durante dos trimestres. Resulta que cuando llevamos 8 meses de IPC negativos, ¡nos sorprendemos con los análisis de que no tenemos riesgo de deflación!). Pues bueno.
Pero lo más curioso es que encuentro un artículo en Expansión de Jose Carlos Diez, que afirma curiosamente, que la inflación acabará en positivo al final del año. (otra vez). Y sinceramente creo que es muy surrealista, cuando hasta ayer y mañana, estaremos escuchando todo el tiempo que resulta que este año los trabajadores, pensionistas y funcionarios ganan poder adquisitivo. ¿Estamos locos o que?. Por no mencionar que el IPC, por su definición no recoge correctamente el poder adquisitivo, tal y como expuse en el post al efecto. Pero aún asumiendo que el IPC recoja el valor del poder adquisitivo. Lo que está claro es que o es positivo y resulta que los mencionados anteriormente lo pierden o si estos ganan, será negativo. Lo que no podemos hacer es decir las dos cosas contrarias, equivocarnos y luego echar la culpa a los imprevistos. ¡no es serio!.
Lamento haber aburrido, pero es que este tema me supera, porque la verdad es que llevo bastante tiempo leyendo auténticas burradas en los periódicos, y lo peor es que todos llevamos bastante tiempo pagando las animaladas que suponen las decisiones basadas en estos análisis. Y al final este blog, surge de intentar aclarar estas cosas.
Por todo eso no puedo calificar de otra forma que Surrealismo lo que acontece alrededor del IPC y ciertos personajes. Y no podía pasar la oportunidad de recordar el primer post serio que hice, en el que establecía los porqué y los para de este blog; lo llamé: “De consensos a mis intenciones”, y desde luego el que hice cuando ya harto del cachondeo con este tema, me despache a gusto con el gobierno que negaba la deflación el día que se cumplía el sexto mes de IPC negativo. Se llama: “Deflación y Cachondeos”.
También me gustaría proponer la lectura de una fabula sobre los efectos de la deflación sobre las empresas: “De Borja, Lolo y Otras Especies”
Saludos.