Ahora ya tenemos a todos los fondos de inversión introducidos en el mercado eléctrico y se ha conseguido que los ciudadanos tengamos que pagar en referencia a lo que dicen los mercados. Estamos pues ante el mismo caso de la gasolina, (con las diferencias que se nos ocurran).
En primer lugar dejar constancia de un pequeño detalle. Cada vez que se habla de la economía de mercado, se habla de un lugar donde se casan los intereses de quien quiere consumir un bien, con el de la oferta. Sin embargo, en el diseño de estos sistemas, el mercado se acaba definiendo como el lugar donde los inversores se ponen de acuerdo con las empresas, y los consumidores, acabamos siendo meros agentes pagadores de unos y otros. El matiz es importante por dos motivos.
El primero es que toda la economía de mercado se basa en la existencia de intereses contrapuestos. Mientras que a los demandantes les interesa un precio bajo, a los oferentes un precio bajo. Bajo unas cuantas premisas, (libertad de contratación, información simétrica, inexistencia de poderes de ningún tipo…), esto genera al final el proceso por el que se accede al precio y cantidad intercambiada.
Sin embargo cuando hablamos de un mercado entre inversores y oferentes, la situación no es la misma, siendo un aspecto que se ha de aclarar en todo momento y lugar. En el mercado de inversores y oferentes de un producto básico, a las dos partes les interesa siempre el máximo precio. A las empresas les interesa por razones obvias, mientras que a los inversores les interesa porque los mercados alcistas son los que les permiten vender más caro de lo que compran.
Y lo curioso del caso es que, aunque a nadie le importe, no está tan claro lo que nos interesa a los ciudadanos y empresas que finalmente necesiten el bien en cuestión. Puede parecer obvio que nos interesa que el bien intercambiado baje de precio. Las empresas podrán producir más, los consumidores tendremos más dinero disponible para la economía real después de pagar todos los gastos básicos.
Sin embargo un detalle parece ser continuamente olvidado. Si en un momento dado los precios de cualquier mercado financiero baja nos encontraremos con el problema de la caída de los mercados financieros; dado que estos están en todos los sectores, nos encontramos entonces con un problema con todos los bienes básicos y con la situación de 2008.
O sea, que cuando un bien básico, (repito como ejemplo: la electricidad), baja su precio en los mercados financieros, tenemos un grave problema y por tanto resulta que los bancos centrales y los gobiernos harán lo que sea para subirlo, lo que generará que tengamos que pagar más.
Dicho en plata; que suban los precios de los bienes básicos negociados en mercados financieros nos perjudica directamente y que bajen los precios de los bienes básicos negociados en los mercados financieros nos perjudica directamente.
Y así estamos como siempre, en un juego en el que la electricidad va a subir hasta que no se pueda más; y que luego cuando no se pueda más; se subirá otra vez, esta vez con el apoyo de los bancos centrales y gobiernos, en una loca carrera que acabara en desastre por culpa, según todos los expertos que bendicen esta locura, de la gente que consume electricidad se vuelve loca y tendrá que pagar los excesos.