Hay una sucesión de argumentos que se suceden invariablemente en toda discusión sobre los distintos rescates que nos vamos encontrando. Da igual que sea en el bar, en una lucha entre communitty managers en los comentarios de las noticias en internet, en twitter o redes sociales, en los platós de televisión o desde editoriales y blogs; siempre se llega a dos posiciones encontradas.
- Argumento 1: Debemos rescatar a los países/personas (dependiendo del contexto) porque se ha rescatado a los bancos.
- Argumento 2: Es que yo aclaro que estoy totalmente en contra de los rescates que se han producido. Nunca debieron realizarse… Se trata de que todo el mundo aguante su vela y etc…
Estoy completamente seguro de que todos conocemos a protagonistas tanto de la especie 1 como de la 2. Pero hoy, en particular, me gustaría hablar de los aparentemente liberales que todo el mundo reconocerá.
Y comienzo el post reconociendo cierta coherencia. Tengo la sensación de que no protestan lo mismo en el momento en que se aprueba un rescate a un banco que cuando se plantea un rescate a personas sin ingresos. Es cierto que los Lacalle, Rallo y Cia ponen de vez en cuando el grito en el cielo por los rescates en abstracto que han supuesto salvar al sector financiero. En mi opinión existe un cierto sesgo según quien sea el rescatado. Pero como es mi opinión, les voy a conceder una cierta coherencia y concluir que son coherentes porque defienden que "el hecho de que hayamos rescatado a las entidades financieras en lugar de dejarlas caer es intolerable y que todo debió dejarse en manos del mercado".
Pero lo realmente extraño es que con esta concesión (o no concesión para el que crea que las reacciones son similares a las de otros rescates) tendremos que asumir que aquí acaba la coherencia. Dicho de otra forma, me gustaría proponer una nueva forma de continuar la discusión arriba planteada; una forma tan obvia que no logro alcanzar a comprender que no sea habitual.
Asumo que las recomendaciones de seguir a pies juntillas la ley del mercado y que cada cual aguante su responsabilidad, incluso a costa de que una o todas las entidades financieras se vengan abajo, es una creencia basada en que es mejor para la sociedad.
Y asumo que cuando estamos hablando de que “no se debió…” se está defendiendo implícitamente que no se debió porque supone unos costes brutales para la sociedad. Explicado en román paladino: dicen que no se debió hacer porque empeoramos ¿no?;
En caso de que digan que saltarse todas las reglas, el riesgo moral y salvar a la banca no ha empeoró la situación me lleva a concluir que quien rechace unas medidas que rescatan a alguien sin empeorar el resto es sólo sádico.
Por aclarar puntos de vista, tengo que decir que hasta aquí estoy muy de acuerdo. He atacado con fiereza los rescates efectuados (incluso los que no se veían en el momento como rescate) y he defendido con fiereza que provocaban unos efectos desastrosos, que además he explicado en muchas ocasiones. Es decir; ¡Por supuesto que no se debió!; y ¡porque lleva a la ruina a países, personas y, en definitiva, al sector financiero!
¿Dónde está la incoherencia de estos personajes? Pues voy a tirar un poco de exageración a través de una discusión del tipo:
-Argumento 1. Debemos pagar los daños a esta persona que ha sido atropellada.
- Argumento 2. ¡Es que estoy totalmente en contra de los atropellos!; ¡nunca debieron producirse!.
El argumento de la persona 2 es lógico, coherente e irreprochable, pero se convierte en absurdo, totalmente incoherente e hiriente en el caso de que haya existido un atropello; por mucho que absolutamente todo el mundo piense que los atropellos no son deseables.
Una parte muy importante de los analistas que circulan por ahí defienden las bondades de los rescates realizados; de las interrupciones de “libre mercado”, de las actuaciones de los bancos centrales, de todas las maniobras para generar monopolios u oligopolios y demás herejías para los defensores de libre mercado. Me parece absurdo y simple.
Pero a los que no entiendo son a los cabreados por lo anterior. Si se está de acuerdo en que no se debieron tomar una serie de decisiones (porque generaban daño en la sociedad) ¿cómo es posible que no se discrimine en el análisis entre que se hayan tomado o no?
A ver si alguien me corrige: llevamos unos cuantos rescates que han tenido siempre una curiosa paradoja; se ha presionado, chantajeado y finalmente obligado a varios países a ser rescatados. ¿Alguien conoce a alguna persona en apuros que se resista a un rescate? Pues llevamos unos cuantos. De hecho, la concesión en el de nuestro país es que no se le llamó rescate, sino que se le llamó préstamo en condiciones favorables (y no se mencionó que venía desde el mecanismo creado para los “rescates”). Era obvio que no eran rescates a los países y también que traían problemas desde todos los lados.
Es obvio que se han pasado por el forro de los calzoncillos aspectos como el riesgo moral, la responsabilidad, el libre mercado, los derechos civiles, los intereses de los consumidores y lo que se haya puesto en el camino de los que estaban interesados en mantener los mercados financieros.
Pues resulta que ahora tenemos que leer a los de libremercado o al Lacalle de turno por todos lados, explicándonos que Grecia iba cojonuda antes de la llegada de Tsipras, que Alemania iba genial y que debemos evitar que lleguen los populistas a España: ese alumno aventajado porque ¡incuestionablemente! (manda huevos con que nadie cuestione) está creciendo.
Pues la verdad es que deben aclararse un poco; ¿se debió rescatar al sector financiero, imprimir monedas como locos y bajar los tipos de interés al mínimo per secula seculorum o no?. Lo que no se puede defender es que no se debió hacer porque causa unos daños terribles y luego decir que todo el mundo está bien; ¡y quedarse tan panchos! ¿Dónde se supone que están todos estos daños que las herejías realizadas producirían?
Otra vez simplificando; si las medidas adoptadas eran un disparate y no se debió rescatar a los que se metieron ahí, habría efectos negativos en algún lado. Igual los efectos están en los ciudadanos griegos que están destrozados; pero precisamente esas personas no paran de afirmar que son unos jetas.
Y al final nos vamos al desenlace. Resulta que el partido político que engañó en las cuentas y que luego aprobó varios rescates, ajustes y modificaciones (que no se debieron hacer…) decide que ya no puede aceptar una “oferta” de rescate. Como Samaras, de Nueva Democracia, rechaza el acuerdo y convoca la sucesión del presidente de la nación para provocar la convocatoria de elecciones que ganaría posteriormente Syriza.
Y ahora resulta que estos defienden que:
1. “no se debió hacer lo que se hizo”; porque supone una ruina para los países;
2. Que los griegos son unos jetas y eso es la causa de la crisis (no lo anterior)
3. Siendo jetas los griegos y habiéndose hecho todo lo que no se debió hacer, resulta que estaban saliendo de la crisis e iban a crecer.
4. Que a pesar de esto no se critica que Samaras y ND, (los manipuladores, que han cedido a todo lo que no se podía ceder, han tomado las decisiones que no podían tomar y no acabaron en unos cuantos años con todos los supuestos vicios…) no lleguen a un acuerdo y convoquen elecciones aunque indirectamente. Igual es normal que no se critique porque Samarás no firmó las medidas de desastre que recomendaban pero que según parece daban buen resultado.
5. Finalmente sale elegido Syriza. De manera inmediata ¡la culpa de todo es de Syriza! Y se califica como responsable a los que endeudaron el país, a los que manipularon, a los que se dejaron engañar y a los que tomaron todas las medidas que no se debieron hacer.
Y lo peor es que se definen como economistas y liberales.
Pues hombre; aquello de explicar la realidad económica sustituyendo con chanzas, el tópico y la frases ocurrentes, el evidente desprecio a la lógica de los acontecimientos y a una estructura económica me indica a pensar que sería mucho más apropiada la denominación de tertuliano del Sálvame que la de economista.
Y quizás debería revisarse la concepción de un liberal. Es urgente y necesario cuando se la apropia una persona simple con un cacao tan grande como la ostentación de titulitos (que junto al morro son los sustitutos perfectos de la brillantez) que acaba apoyando a unos gobiernos, que para más inri han firmado de espaldas sin un mínimo de democracia unos cuantos acuerdos (desde las dos partes); arruinando ciudadanos, instaurando unas políticas monetarias demenciales, apoyando en lo indecible a grandes estructuras monopolísticas u oligopolísticas y que acaban despreciando lo poco que queda de los derechos civiles, mientras defiende la responsabilidad de todo el mundo menos de Samaras, Alemania, España, bancos y toda persona con cuatro duros….(aunque los critiquen con la boquita pequeña) para conseguir que se le faciliten las cosas a las personas con rentas altas. ¡Si Adam Smith levanta la cabeza!
Hace unos días, en la polémica con Simón Pérez Golarons, (Otro “liberal” de manual) me confesó que lo de que lo llamase “neoliberal” y demás lindezas por el estilo le venía bien. Por esto tengo en mente hacer un manual para explicar de manera mucho más profunda por qué estas personas no son ni liberales, ni economistas ni chorradas varias.
Entiendo que no puedan definirse como lo que realmente son; pero en todo caso me gustaría contribuir a que se buscasen otro nombre o que en su defecto se definan como bomberos. Lo digo por buscar una profesión que aún tiene cierto prestigio que pueda soportar contar entre su gremio con estos personajes.