Nota previa:
Este post trataba de explicar que el primer efecto de la subida de impuestos directos sobre los bienes, distinguiendo entre aquellos bienes normales y los bienes inferiores. Las medidas planteadas no iban a favor de la necesidad de dotar de mayor valor añadido a la economía.
Este post es una reedición de otro publicado con el mismo nombre el 25 de septiembre de 2009. Se han corregido algunos fallos de redacción. Sin embargo, los datos, el análisis y las conclusiones se han de entender referidas a 2009.
Primer efecto de subida de impuestos sobre mercados
El otro día traté de explicar cómo afecta la imposición de un impuesto indirecto (o una subvención al consumo de un bien, que no deja de ser un ejemplo de impuesto indirecto negativo) sobre el precio y cantidad de un bien intercambiado.
Hay otro tipo de impuestos: impuestos directos a las personas que al final son los consumidores. Para analizar los efectos de subidas (o bajadas) de los impuestos sobre la renta sobre cada mercado debemos tener en cuenta que el proceso, en este caso, se articula a través de la renta disponible. Supongo que nadie tendrá problemas para entender que los efectos de una subida del irpf provoca que todos tengamos menores ingresos. Por lo tanto esta nueva situación provoca que cambie (a la fuerza) nuestra estructura de consumo.
Una subida de los impuestos directos a las rentas de las personas provocará una bajada de rentas y viceversa. Ahora bien, para analizar cómo afecta esto a, los mercados de los distintos bienes, debemos tener en cuenta que existen varios tipos de bienes, ya que los los efectos varían; técnicamente existe un concepto denominado elasticidad renta (que puede ser positivo, negativo o cero).
Para que lo entendamos todos, es fácil determinar que existen bienes que consumiremos más cuando suba nuestra renta. Los llamaremos “bienes normales”. Por ejemplo; turismo, electrónica, ocio… Es fácil entender que, a igual precio, la cantidad de viajes vendidos por una agencia de viaje será mayor cuantos mayores sean los ingresos de los ciudadanos. O dicho de otra forma, si se incrementan los ingresos de cada uno de nosotros estaremos más dispuestos a pagar un precio mayor por bienes referidos. La misma relación pasa al contrario, por tanto, cuando suben los impuestos baja nuestra renta y deberemos tener en cuenta que habrá bienes que “nos costarán” más (En el sentido de que tendremos que hacer un esfuerzo mayor por ellos).
En el esquema típico de demanda y oferta se puede ver gráficamente esto de una forma muy sencilla. La bajada de renta en este tipo de bienes desplaza la curva de demanda hacía abajo (se demanda menos cantidad para el mismo precio o para que se pueda mantener la cantidad habrá que bajar el precio).
Hay otro tipo de bienes que tienen una relación inversa con la renta; son bienes en los que se incrementa la demanda con la caída de la renta. Estos bienes se denominan “bienes inferiores”. Podemos pensar en los productos de marca blanca, los productos outlet, el transporte público y, en general, en aquellos productos que ganan peso cuando toca recortar el presupuesto.
En estos casos el incremento sobre la renta provoca el efecto exactamente contrario al anterior de tal forma que el desplazamiento en la gráfica es exactamente el contrario.
¿Cómo afecta a estos bienes la subida de los impuestos? Dado que se reduce la renta disponible, se incrementará su demanda para cada precio (se desplaza la curva de demanda hacía arriba). Se comprueba que el precio y la cantidad tiende a subir, y siguiendo el esquema anterior vemos que el volumen de negocio se incrementa en lo correspondiente al cuadro amarillo.
Estos efectos van a ser los primeros que nos vamos a encontrar en la subida de impuestos directos, pero obviamente no van a ser los últimos. Alterando la situación de los consumidores españoles vamos a desencadenar una serie de efectos que se retroalimentan y que van a ir causando una cadena de acontecimientos que, poco a poco, iremos desenmarañando.
¿Cómo afecta a las empresas Españolas? ¿Cómo afectará al empleo?. Tendremos que saber que producen las empresas españolas porque unas saldrán beneficiadas y otras perjudicadas.
Pero una cosa está clara y se ve a simple vista. El concepto de valor añadido es un concepto que tiene una relación muy fuerte con la renta. Cuando se incrementa nuestra renta siempre tendemos a buscar productos o servicios de mayor valor añadido, o que nos ofrezcan unas determinadas características accesorias que nos compensa pagar. Por lo tanto, los bienes de gran valor añadido son claramente productos que se comportan de acuerdo a la gráfica 1.
Al contrario, los bienes de bajo valor añadido son los que consumimos cuando nuestra renta baja. En consecuencia, estos bienes son los representados en la segunda gráfica.
En consecuencia, es fácil determinar que es totalmente incoherente la medida de subir los impuestos directos con la intención de buscar una economía basada en el alto valor añadido (Salvo que se compense con otros argumentos que hagan subir la renta disponible de los ciudadanos)
Lo cual nos lleva a la pregunta que planteaba cuando hablé de los modelos económicos: ¿Cómo vamos a pretender desarrollar valor añadido si se condena a los clientes a ir hacía el low-cost? Si todo el mundo, y las empresas, están ahorrando una proporción mayor de una renta menor, ¿Quién va a invertir para generar bienes de mayor calidad?