Nota previa:
En España creo que hace tiempo se ha pervertido el término liberalizar….
Este post es una reedición de otro publicado con el mismo nombre el 30 de octubre de 2009. Se han corregido algunos fallos de redacción. Sin embargo, los datos, el análisis y las conclusiones se han de entender referidas a 2009.
Michael Porter estableció la clasificación de los mercados en función de las barreras a la entrada y salida que presentaban. Partía de la premisa de que tal circunstancia es la clave para diferenciar el grado de competencia en los mercados.
Existe ingente bibliografía al respecto y la teoría es relativamente simple e intuitiva. Sin embargo me gustaría hacer un breve repaso de las claves para luego exponer algunas ideas respecto a algunos mercados.
Las barreras en los mercados se refieren a los obstáculos o dificultades que nos encontramos. No es más complicado que eso; obviamente, las barreras a la entrada son las dificultades o trabas para la entrada en los mercados. De la misma forma, las barreras a la salida son las dificultades para la salida de los mercados.
Existen numerosos ejemplos de barreras en los mercados pero sin embargo, a nivel muy global, podemos diferenciarlas entre legales y naturales (en función de su origen).
Por ejemplo en el mercado financiero existe una clara barrera de entrada en las inversiones iniciales necesarias para operar. Este podría ser el ejemplo típico de una barrera natural, que normalmente se basan o en la inversión inicial o en las economías de escala, (que, aunque no en todos los casos, normalmente van de la mano).
Como ejemplo para barreras a la entrada de carácter legal podemos proponer el ejemplo de la comercialización de tabaco (estancos). En este sector tenemos que, simple y llanamente, nadie puede entrar por disposiciones legales. Sin llegar al extremo tenemos normativas en cada sector que generan costes distintos para cada caso.
La misma explicación la tenemos para las barreras a la salida de los mercados, Si queremos abandonar una central nuclear la realidad nos dicta que tenemos que afrontar un proceso largo y costoso. En cambio cerrar una tienda de barrio implica (en la mayoría de las ocasiones) bajar la persiana.
También tenemos también barreras a la salida legales, que normalmente vienen asociadas a indemnizaciones de cualquier tipo.
En definitiva el razonamiento de Porter establece que tanto el número de empresas como la competitividad de un sector depende de las barreras a la entrada y salida que nos podemos encontrar en cada mercado, de tal forma que establece cuatro tipos de mercados según las combinaciones de barreras a la entrada y a la salida.
Es fácil intuir que cuanto mayores sean las barreras a la entrada, menor será el número de empresas en el sector (mayores dificultades para entrar en el mercado) de tal forma que el grado de competencia será menor (tanto por el número de empresas como por la protección de estas)..
También es fácil intuir que cuantos mayores sean las barreras a la salida mayor serán la competitividad o agresividad del sector. La razón es del todo lógica: cuanto mayor sean las barreras de salida mayor es la presión sobre las empresas para competir en el mercado y por tanto mayor es la lucha y la competencia (algo parecido a la táctica de Hernán Cortés quemando sus naves).
Es evidente que este no es el único factor para explicar el grado de competencia en un mercado; tampoco lo pretende ser ya que este modelo busca aproximarnos a la situación básica de un mercado. Sin embargo, explica de una forma simple la realidad de los distintos mercados y permite llegar a conclusiones básicas de una forma muy sencilla.
Podemos poner unos cuantos ejemplos:
¿Qué ocurre con los sectores del taxi, estancos o farmacias? Todos entendemos que las barreras a la entrada son altas (legales en estos casos) y en cambio las barreras a la salida son muy bajas (de hecho desde que se pueden transmitir las concesiones administrativas hasta puede considerarse que existen barreras a la salida negativas). En consecuencia en este sector nos encontramos con un nivel de competencia bajo, que representa unas cuantas ventajas como pueden ser un gran nivel de asociacionismo, capacidad de presión para fijar precios y condiciones e incluso se llega en casos a acordar el reparto de clientes. Es difícil encontrar en estos sectores acciones comerciales para arrebatar clientes a la competencia, a pesar de que sean maduros.
Otros ejemplos no están basados en barreras de carácter legal. Sectores como la consultoría están basados en la confianza (valor que supone muchos esfuerzos y costes). Por tanto tenemos una barrera a la entrada importante y una barrera a la salida casi inexistente.
El ejemplo de las barreras bajas (tanto a la entrada como a la salida) la podemos encontrar en la mayoría de las actividades por Internet; es relativamente sencillo iniciar una actividad empresarial por Internet, que además se puede dejar de hacer con una gran facilidad.
Barreras a la entrada y a la salida altas, puede ser el ejemplo de la banca, la energía, sectores de infraestructuras. En los que como se puede entender no es nada sencillo entrar, y desde luego es muy complicado abandonar los mercados.
Y tenemos las barreras a la entrada bajas combinado con barreras a la salida altas. Como ejemplos de este caso nos encontramos con gran parte de la industria.
El trabajo de Porter sigue y, aunque ya tendremos tiempo en el futuro de seguir su línea, deberíamos empezar a sacar algunas conclusiones.
Si nos damos cuenta, la situación ideal para los participantes en un mercado determinado es la existencia de barreras a la entrada alta, acompañadas de barreras a la salida bajas. Esto quiere decir que el negocio generado está protegido y además la lucha dentro del mercado es la menos intensa. Si lo queremos ver gráficamente todos queremos estar en un sitio donde nadie pueda entrar y en el que nos podamos ir rápidamente.
Por supuesto, el peor de los escenarios es exactamente el contrario: sectores donde todo el que quiera puede entrar, pero sin embargo sea imposible salir. En este sector la competencia es tan brutal que la demanda tiene absolutamente todo el poder. Este sería el tipo de sector que más se asemeja a una situación utópica de competencia perfecta.
Claro que es importante que no olvidemos que la situación de competencia perfecta es la mejor situación para los mercados, no para las empresas que evidentemente se encuentran más cómodas en una situación de monopolio. Por tanto este tipo de mercados son aquellos que se buscan con las liberalizaciones.
Aquí entramos en las grandes diferencias entre la teoría y la práctica: las empresas son las que piden liberalizaciones en los sectores (lo cual es una flagrante contradicción, ya que las empresas son las principales interesadas en crear y mantener estructuras de carácter monopolístico).
Esta aparente contradicción se explica si tenemos en cuenta que la palabra liberalizar se usa como parte de un discurso, pero realmente es difícil encontrar un solo sector que proponga medidas que vayan destinadas a reducir las barreras a la entrada o a incrementar las de salida. (y este será otro post por lo que pido un poco de paciencia, aunque todos podemos saber cuándo leemos cualquier recomendación, petición o exigencia de cualquier sector en qué sentido va).
Cómo este post me ha quedado un poco largo, me gustaría acabar proponiendo un ejercicio. Al igual que he hecho con el post de “los precios recogen la información disponible” (que no ha sido otra cosa que analizar el mercado de trabajo como un mercado más) me gustaría hacer exactamente lo mismo.
Parece que las barreras a la entrada en el mercado de trabajo en España han sido muy bajas (¿Cuántos millones de inmigrantes se han traído a España?) y en cambio, las personas que venden el recurso “factor trabajo” (los trabajadores) tienen unas barreras de salida altísimas (¿Cuántas personas pueden decir aquello de “Dejo este mercado”). Pues a lo mejor entendemos si lo vemos desde este prisma bastantes aspectos del funcionamiento del mercado de trabajo.
Por cierto. Todos sabemos que las indemnizaciones por despido son una de las barreras de salida de la empresa. (lo digo porque se piense). Esta por ejemplo es una de las grandes contradicciones de esta crisis. Se pide liberalizar pero luego cuando se concreta en una medida, esta resulta contraria a lo que nos dice la teoría que es liberalizar; y cuando la medida acaba en desastre le echamos la culpa de todo a las teorías (que no hemos seguido) y a la liberalización (que no hemos seguido).
Por último, recomiendo el post sobre el negocio de las energías renovables. (muy relacionado con esto).