El otro día he tratado de hacer un resumen sobre los post que he puesto en el blog a cuenta de las manipulaciones en la sociedad, a cuenta de los aspectos financieros. La realidad es que el trabajo de los formadores de opinión se ha desarrollado en los últimos tiempos de una forma espectacular.
Internet, aparece de forma recurrente como esperanza para desenmarañar un poco esto. Sin embargo antes debemos tener en cuenta que internet, por varios motivos, puede haber sido un arma de doble filo. En este sentido me gustaría recordar uno de los aspectos que aparecían en el libro 1984, (que se está convirtiendo en lectura obligada para entender lo que está pasando). Una de las tácticas empleadas para el control social en dicha novela es el proceso de acortamiento del lenguaje con la coartada de la racionalidad en el uso del lenguaje.
La idea es simple, y se trata de reducir el lenguaje en la mayor medida de lo posible, teniendo en cuenta que el lenguaje es el medio de expresar los pensamientos. Por tanto reduciendo las capacidades de comunicación y el número de palabras, se logra limitar la capacidad para analizar, pensar y desde luego comunicar e interaccionar, con las ventajas evidentes para mantener a la población controlada. Por supuesto, el motivo expuesto para dicho proceso es la eficiencia del lenguaje, en un entorno de escasez total y controlada, (otro de los ingredientes para el control social).
Lo cierto es que internet y las nuevas tecnologías de la comunicación, han generado un proceso similar al descrito en la novela de referencia; por supuesto debemos entender que es difícil entender que esto sea un proceso deliberado, (es posible que desde una óptica basada en la conspiración esta afirmación sea discutida, y en realidad tengo que reconocer que es discutible), ya que no tengo constancia de que exista ni un solo organismo encargado de analizar que palabras han de desaparecer de nuestro lenguaje.
Sin embargo, deliberado o no, la realidad es que si es cierto que nuestros comportamientos en relación a muchos ámbitos de la comunicación han variado, gracias (o por culpa de), las nuevas tecnologías de la comunicación, en las que incluyo internet, correo electrónico, los mensajes de texto, las redes sociales y desde luego todos los avances que han generado.
Es un hecho que el mundo ha cambiado drásticamente, y como todo cambio esto genera efectos positivos y desde luego unos cuantos negativos. En lo referente a las nuevas tecnologías para la comunicación varios son los efectos que se han producido.
Desde luego, en ningún otro momento de la historia ha sido más sencillo y fácil el acceso a la información, dado que en estos momentos desde nuestra casa con un coste reducido accedemos a toda la información sin apenas impedimentos. Sin embargo, la paradoja viene de que esta circunstancia coincide en el tiempo con una gran desinformación en casi todos los puntos de vista. ¿Qué ha pasado?.
Pues que con el acceso a la información, hemos encontrado el acceso a los análisis y además análisis peculiares, debido a la casuística digital. Cuando hablamos de medios digitales, estamos hablando de inmediatez, de rapidez, de acceso a grandes grupos de personas. Todo ello nos ha llevado a que los análisis tienen que ser cortos, breves. En algunos periódicos es habitual comprobar que se nos informe hasta del tiempo estimado de lectura, que en ningún caso debe suponer más que 5 minutos. El tamaño deseable para una información en un medio digital están en torno a las 500 palabras. Por supuesto, la velocidad es primordial a la hora de competir. No estamos hablando de dedicar todo el día a preparar una edición de noticias, sino que estamos hablando de minutos, e incluso ir colgando la noticia a ratos, (con el “próxima ampliación” colocado estratégicamente).
En lo que respecta al correo, las diferencias entre el postal y el electrónico, van todas en el mismo sentido. Cuando requerimos, pedimos o solicitamos cualquier tipo de información por carta, esperamos que se nos conteste en unos días. Sin embargo cuando usamos el correo electrónico para pedir datos o informaciones, la realidad es que la respuesta se espera en minutos.
Desde luego el ritmo se ha incrementado de forma frenética de forma que el principal efecto es la calidad de los análisis, condicionados tanto por la brevedad como por la rapidez de confección y lectura. Conceptos como reflexión, contrastar y analizar, son los primeros sacrificados en aras del impacto que se busque.
Por otra parte, el surgimiento de los buscadores ha generado un efecto perverso en lo que se refiere a la búsqueda de informaciones. Por ejemplo. Si quisiésemos saber el coste de la administración pública en España, lo normal es que acudiremos a google y desde allí teclearemos las palabras “coste de la administración pública España”, y encontramos varios resultados de los que el primero es un blog, el segundo un artículo que pone: “errores de…”, lo cual nos lleva a descartarlo, (ya que buscamos el coste de la administración pública en España), de tal forma que al final lo normal es que nos quedemos con la cuarta entrada, que pone que la administración pública en España nos cuesta 9.816 euros al año a cada español. Además el citado artículo está en una página de una escuela de negocios.
Sin embargo, a muy poca gente se le ocurre buscar la página del ministerio de economía y hacienda donde se encuentran recogidos los presupuestos del estado, que por definición es lo que nos cuesta la administración pública.
Evidentemente el método de buscador es mucho más rápido, eficaz y rápido. Desde luego, además, si tenemos la suerte como es el caso de encontrar una página de una escuela de negocios, (suele generar confianza aunque realmente no sepamos ni quienes son), el resultado está claro. ¡Tenemos la información buscada!. La alternativa es buscar los datos en los presupuestos del estado, lo cual nos lleva a un proceso bastante laborioso. Además en los buscadores, (la verdad es que desconozco la razón), no suelen aparecer los resultados oficiales. En este caso en particular si se nos ocurre hacer un poco de esfuerzo vemos en la misma página la noticia de “El Economista”, que hace referencia a dicho informe, con lo cual de alguna forma este informe es más oficial que los datos oficiales.
El resultado es que hemos caído en la trampa del que hizo este informe, y hemos llegado a una conclusión errónea, entendiendo que el coste del estado asciende a cerca de 470.000 millones de euros, cuando en realidad el coste es un poco menos de la mitad. (Ya había explicado los errores de dicho informe en su día).
Por ir resumiendo, el volumen de información difícilmente asumible, la tendencia a la minituriazación de los análisis y reflexiones, desde luego el acortamiento del lenguaje y por supuesto los extremos a los que nos lleva twitter y los microblogs, permiten que por un lado nuestra capacidad de razonar pueda verse afectada, y desde luego que la tarea de la formación de la opinión se simplifica en demasie.
Por supuesto, el denominado marketing viral y por supuesto, el “copiar y pegar” tienen también una utilidad innegable, en el campo de la formación de opinión. Si nos damos cuenta, si encontramos trescientas páginas que nos hablan de los 9.816 euros por persona que nos cuesta la administración, pasan dos cosas: 300 personas están de acuerdo, (haciendo honor al dicho aquel de “No me creo este informe, tráigame tres fotocopias para confirmarlo”) y el número queda grabado a sangre y fuego en nuestra memoria. Intentar deshacer el entuerto en algún momento se habrá convertido en tarea imposible.
Internet, hoy puede ser la esperanza, pero para que esta esperanza se convierta en una realidad tenemos que ser conscientes de los riesgos, limites y características, y al final este medio no es otra cosa que el medio más potente de transmisión de ideas, jamás creado. La diferencia entre definirlo como una amenaza o una esperanza, pasa por entender este concepto y entender que es una herramienta que nos debe dar más posibilidades, no encerrarnos en un mundo donde los buscadores y la premura del tiempo nos lleven a que al final no sea más que otro increíble tablón de anuncios para convertir auténticas tonterías en verdades absolutas.
Por otro lado, es importante analizar el papel del control en internet, ya que si bien parece que Internet es un medio libre y democrático, lo cierto es que es el sitio perfecto para las campañas de los distintos lobbys, de tal forma, que tenemos que tener en cuenta que en el siglo XXI, la batalla puede estar librándose en la red y desde luego el enemigo, no es fácilmente detectable.
Quizás Internet nos haya hecho a todos un poco más idiotas, por lo que para que sea una esperanza real, hemos de admitir, rediseñar y pensar, analizar, y sacar más partido a la información disponible. Podemos elegir, aprovechar que tenemos mejores medios para conseguir mejor información que otras generaciones o bien seguir como hasta ahora, aprovechando que podemos leer de forma rápida y amena todo, sabiendo que corremos el mismo riesgo que siempre pero ajustado a la potencia del medio.