El fin de semana pasada nos encontramos a José Blanco impartiendo doctrina en una universidad de verano, donde ha clausurado el curso: “Nueva economía sostenible; los cambios necesarios”.
Lo de esta persona, (o personaje), a veces es hasta surrealista y si no fuese porque la situación generada es gravísima para numerosas personas, sería para reírse durante una buena temporada. La realidad según este servidor público, (se supone), da para unas cuantas perlas, pero la más simpática es su frase de “Hay que ser conscientes de que algo no funciona cuando no se es capaz de generar empleo estable para la generación mejor preparada para el mercado de trabajo en España”.
Hacía tiempo que buscaba algo en lo que podía estar de acuerdo con este señor; y esta frase me puede servir; Lo cierto es que yo pondría: “hay que ser conscientes de que alguien no funciona…”; pero puedo aceptar el “algo”.
Y claro que hay “cosas”, (dejémoslo ahí), que no funcionan. Por ejemplo, un ministro que no acabó la formación en un curso de verano, ¡impartiéndolo y no recibiéndolo!, y que llega a la inteligente conclusión de que dado que tenemos un problema con la estabilidad de la generación mejor formada, (dirigida por los políticos peor formados), concluye que lo apropiado es flexibilizar el empleo.
Yo no soy un talibán de los títulos, ya que la experiencia me ha enseñado que existen muchos licenciados en Económicas que no tienen ni la mínima idea de lo que están hablando y que existen muchas personas que no tienen el título pero que tienen una visión mucho más clara. Esto me lleva a concluir que el tener o no tener un titulo no es algo definitivo. Pero por supuesto, las ventajas de los que tienen la formación son innegables. Dicho de otra forma, la formación es una poderosa herramienta que proporciona ventajas, pero que no define. Por decirlo de una forma gráfica, nos encontramos al famoso McGiver que con un chicle arregla una nave espacial, y por otro lado, nos encontramos al que con la mejor maquinaria del mundo no sería capaz de cambiar la rueda de un coche. Y luego tenemos al Sr. Blanco que tirando de simil sería algo así como Steve Urkell, sin maquinaria intentando arreglar el mundo. ¿algo está fallando?. Pues hombre, no es difícil verlo.
En la misma jornada, el mismo maestro, arremete contra los controladores en una sucesión de burradas, de miedo. El ministro acusa a los controladores de ser unos irresponsables, de tener una actitud que está dañando al país, a los viajeros y a las compañías de aviación, a cuenta de unos retrasos en el aeropuerto de El Prat y unas bajas médicas de los controladores. Y lo curioso es que anuncia varias cosas; la primera una investigación. ¡Curioso!.
Lo que se pide a un ministro, es que primero investigue y luego concluya. ¿Para qué demonios va a investigar ahora que lo tiene todo tan claro?. Claro que de una persona que va a impartir una clase sobre economía sostenible, (¡con la que está cayendo!), a la generación más formada de la historia, y sin tener la mínima formación, se puede esperar cualquier cosa. Aunque quizás sea más plausible defender que está intentando coaccionar a los controladores, sobre todo a la luz de la amenaza posterior.
El CEO del grupo Fomento, ha avisado en la prensa, (antes incluso de la investigación), que va a denunciar a los controladores a la fiscalía. No tengo ni la más remota idea de que delito se va a imputar a los controladores, porque lo que el Sr. Blanco sabría, (si hubiese aprovechado los conocimientos en su inacabada carrera de derecho), es que la fiscalía está para el ámbito penal, y no para dirimir las discusiones del ámbito laboral que pudiera tener.
La fiscalía está para cositas como las de los delitos fiscales, ante los que este gobierno cierra los ojos de una forma increíble, y no para usarla de amenaza para trabajadores. Este gobierno socialista, desde luego parece tener muy pocos límites, porque no buscar posibles delitos en grandes cantidades de dinero ocultas en Suiza y sin estar declaradas y al día siguiente amenazar a trabajadores con el ámbito penal en medio de un conflicto colectivo que aún no está investigado es demasiado incluso para un personaje de este calibre.
Pero lo que ralla el absurdo son las conclusiones de que se necesitan unos cambios, para que la economía sea sostenible, cambios que por cierto han negado en múltiples ocasiones y que ahora niegan. En el mismo discurso, se nos habla de que los trabajadores tendrán que tener más flexibilidad, ¡para solucionar el problema de que tienen poca estabilidad!, pero lo más curioso es que se va a hacer sin que se pierdan derechos, ¡mientras nos dice que cambiaremos para tener menos estabilidad, menos pensiones, más pagos de impuestos y se amenaza con soltar al fiscal general!. La verdad es que lo de este señor, no deja de tener su merito.
No tengo el disgusto de conocer a esta persona y por tanto no puedo tener ni idea de si es rematadamente tonto, un manipulador de tomo y lomo o incluso una combinación de ambas cosas. Incluso puede ser muy inteligente, tener un plan magistral que se me escapa y ser una bellísima persona. Puede ser que yo me equivoque, pero desde luego la impresión que tengo yo es que lo insostenible son personas así decidiendo sobre la generación más formada de la historia. Da igual lo que hagamos. Nos formamos, pensamos, trabajamos y luchamos por salir de esta y nos viene este personaje; ¿Qué hacemos?.
Lo insostenible es meterse en una guerra con los controladores, que tiene un único motivo que es meter en cintura a los trabajadores para meter capital privado en Aena. Lo insostenible es generar negocios a costa de todos nosotros para las empresas que tanto le aplauden. Tiene su gracia el pequeño detalle, que los que tanto se quejan del gasto público, santifiquen al que más gasta.
Nos habla en su clase magistral, de la importancia de unas cuentas públicas sostenibles y luego se pasa la vida vendiendo un plan que va a hacer que paguemos cerca de 120.000 millones por inversiones que dice que le cuestan 17.000. No hace falta ser muy inteligente para detectar que esto, (que no es aislado), no es sostenible, y es lo que está proponiendo.
Lo sostenible es que nuestros dirigentes gasten bien nuestro dinero, (no regalarlo a los amiguetes o incluso enemigos), lo sostenible es que nuestros dirigentes piensen, analicen, investiguen y reflexionen antes de hablar y sacar conclusiones, lo sostenible es que nuestros dirigentes se preocupen de los trabajadores en lugar de amenazarlos, lo sostenible es que nuestros dirigentes actúen contra los evasores fiscales, en lugar de preocuparse por ellos.
Lo sostenible es que nuestros dirigentes aprendan, en lugar de practicar demagogias infumables y lo sostenible es que quien cometa una burrada como amenazar con el fiscal en un conflicto laboral, sin tener ni la más mínima de pruebas de la existencia de delito, (¡no de razones para un despido!), sea despedido sin más miramientos.
Y lo sostenible, es que los fiscales, si han de actuar, lo hagan contra el que miente a la sociedad mientras les pasa las facturas de las burradas.
Y el “algo” que falla, es muy fácil de verlo; Lo insostenible son personas como el señor Pepe Blanco. Esto no hay forma de que un país lo soporte, y lo insostenible es que la oposición y gran parte del arco parlamentario ¡está de acuerdo con él!; o por lo menos cuesta mucho encontrar diferencias.
Tal nivel de cachondeo, desvergüenza, incompetencia y demagogia, de la que este señor es el máximo exponente, es simplemente inaguantable. Esto no hay país que lo aguante.