Hace cerca de un año, escribí un post acerca de las valoraciones de los analistas a cuenta de la empresa Zinkia. La realidad es que la valorización de la empresa por Banesto Bolsa era simplemente demencial, pero lo cierto es que fue aceptada sin mayores reparos por casi todo el mundo y en particular por los inversores institucionales, que invirtieron en esa compañía sin mayor problema.
En abril de 2010, y ya con las cuentas de 2009 conocidas, hice otro post ratificando las inconsistencias de los análisis, y mostrando que en este caso la entidad mantenía impagados préstamos con Banesto, y además no podía pagar los préstamos que vencían próximamente con Banco Santander, porque no tenía liquidez.
Creo que la situación la resumía en el siguiente párrafo:
“Por tanto, permítanme que ahora cuente una novela y ya decidirán. Imaginemos que una entidad financiera (que bien pudiera ser el grupo Santander), tiene operaciones por importe de 2 millones de euros, con una empresa que no dispone de posibilidad de generar flujos para los pagos, y que tiene todas las líneas agotadas. Lamentablemente, parece que por su negocio no es capaz de generar el volumen de ingresos suficientes para afrontar los créditos. Imaginemos que esta empresa (que como Zinkia, como se puede ver en el activo), tuviese un inmovilizado material de 101.398 €, y además en instalaciones técnicas que es difícilmente realizable. En este caso, bien pudiera ser que una salida satisfactoria para las partes está en “colocar”, la empresa a inversores nuevos. ¿Qué haríamos?. Análisis, mucha publicidad, ocultar los problemas de las empresas.”
El caso es que la empresa no ha tenido problemas para comunicar a prensa, reguladores, e inversores información contradictoria, (en las cuentas se comunica que no se han cumplido las previsiones, mientras en la carta que las acompaña se comunica que sí); y lo que es peor, a nadie le parece haber importado.
El culmen de la serie llegó cuando la CNMV suspendió de cotización el valor, en base a la falta de las previsiones actualizadas de la empresa y el grado de cumplimiento de las previsiones anteriores. La empresa contestó rapìdamente, obviando la respuesta al grado de cumplimiento de las previsiones anteriores, (y nadie dijo absolutamente nada), mientras que mandaba unas previsiones que no se sostienen bajo ningún punto.
En el post sobre el límite comenté las aclaraciones, creyéndome incluso los números que esperaba la empresa. Sin embargo, en una burda manipulación, (muy fácilmente demostrable), se comprobaba que la empresa se había inflado la tesorería en dos millones en el momento de pasar de la realidad a las previsiones.
Sin esos dos millones, asumiendo las previsiones de la empresa, la empresa iría a la quiebra. Por supuesto, la realidad es que como es de suponer que tal circunstancia se puede prever antes, lo que está claro es que la primera conclusión es que las previsiones no se van a cumplir por ser aritméticos posibles.
Por supuesto, nos encontramos con un proyecto de una película, para la que han contratado a un reconocido guionista de Hollywood, (que no aparece por ningún lado y del que no dicen el nombre, por lo que dudo que sea real), pero que en todo caso no puede ser pagado con la tesorería que la empresa mantiene, de forma que a su vez no plantea endeudarse.
Tenemos ingresos estimados para 2010 superiores a 10 millones de euros, en base a varios contratos importantes que iban a ser firmados en breve, ¡y hoy nos encontramos con que no consta ni uno solo de los contratos firmados. Tan solo consta la ratificación del acuerdo para la emisión de dos temporadas de la serie Pocoyó, sin que conste ni un solo dato sobre los ingresos.
Con todo esto, la conclusión que puedo sacar es que las previsiones de esta empresa son claramente incorrectas. Por supuesto, espero que a nadie se le ocurra adoptar posiciones bajistas en esta empresa, porque la realidad es que la cotización de la empresa, poco o nada tiene que ver con esta realidad, (o dicho de otra forma, vaya usted a saber cuándo va a ser el castañazo, o incluso si se logra evitar de alguna forma con alguna operación corporativa).
Sin embargo, toda esta capacidad de actuación que tienen las empresas españolas, y toda esta permisividad de todos los agentes económicos, (recordemos que por aquí están Inversores, fondos institucionales, la prensa, la cnmv…, pasando de todo y sin detectar nada extraño), nos sirve para ilustrar el gran problema que nos encontramos en el mercado laboral a partir de ahora.
Antes de la reforma laboral, las empresas podían despedir de forma objetiva cuando demostraban que estaban en una situación mala, de forma que despedir era la solución a la viabilidad de la empresa. Por supuesto, hablando de pasado y con datos declarados, la situación puede ser alterada sin demasiado problema. De hecho esta empresa declaró beneficios en el 2008, (bastante grandes), a cuenta de un impuesto sobre sociedades negativo y trabajos realizados para su propia empresa, mientras que en el 2009; donde convenció a los inversores que era una compañía tan buena, sus cuentas recogieron unas pérdidas abultadas. Lo que indica que a pasado se puede mostrar la imagen que queramos de la empresa.
Sin embargo, había algo que salvaba a las empresas, y es que las cuentas oficiales las puedes maquillar en un sentido pero no en los dos. Dicho de otra forma. O maquillas los resultados de forma que mejora la imagen de tu empresa para convencer a inversores, entidades financieras o proveedores, o bien los maquillas para empeorar y justificar el despido. Por tanto los trabajadores se podían estar beneficiando de una situación en la que la empresa no lograba demostrar que estaba en mala situación, porque simplemente adecuaba las cuentas lo mejor posible para conseguir financiación.
Ahora la situación es completamente distinta, y empeora lo que escribí en el post sobre la trampa de la prueba. En este post, traté de exponer la indefensión en la que nos vamos a encontrar ante un caso de despido, porque se traslada la carga de la prueba al trabajador, que no tenía posibilidades de acceder a las pruebas por ser datos de la empresa.
Con todo el resultado final es peor, porque de acuerdo a aquellas noticias, la situación era que los trabajadores tenían que probar que la empresa no estaba mal. Ahora la situación empeora porque vamos a trabajar con previsiones, de forma que el resultado final va a ser una escabechina que es muy sencillo ver en este ejemplo.
Ante unas previsiones como las que he recogido de Zinkia, y ante todos los argumentos que he dado, lo que tengo que reconocer es que he podido hacer un análisis más o menos correcto, elaborado, currado o cualquier otro adjetivo. Pero es casi imposible probar que las previsiones son incorrectas. ¡Son previsiones!. En este caso, las previsiones son optimistas, porque se remiten a los inversores, pero el proceso es exactamente el mismo que para los trabajadores, salvo el pequeño detalle de que las previsiones tendrían que ser negativas. Pero ¿como demostramos que las previsiones no son adecuadas?. Desde luego podría intentar hacer un análisis como el que hice para Zinkia, y jugármela con un juez, pero la realidad es que sería un intento a la desesperada.
Por supuesto, no ayuda el pequeño detalle que estas previsiones, completamente alejadas de la realidad, no han supuesto problemas para la CNMV, inversores institucionales, prensa económico, analistas y demás personas que (recordémoslo), son las que tienen conocimientos financieros en España. Si estas burdas previsiones cuelan en todos estos sitios, ¿Cómo se va a pedir que un juez de lo social entre a discutir previsiones de empresas?. En plata: si la cnmv no se entera de que no le han contestado al grado de cumplimiento de previsiones, ¿Qué no va a ser un juez, y dos abogados laboralistas enfrascados en un juicio, sobre algo tan surrealista como son las previsiones económicas?.
Aunque consiguiésemos pruebas suficientes de que las previsiones son falsas, ¿las podrán apreciar los jueces?.
Y por supuesto, nos queda el punto de las contradicciones. SI una empresa manipula las cuentas, y las tiene que usar tanto para despedir, como para pedir un crédito, está claro que por lo menos tendrá que buscar un equilibrio. Pero sin embargo, en este caso, ¿Quién evita que las empresas hagan dos previsiones?. Una para los inversores y otra para los despidos. De hecho zinkia comunica en un lado una cosa y en el otro, otra. Las eléctricas dan beneficios o pérdidas, según donde hablen…
Pero aún asumiendo que las previsiones eran objetivas, reales y con toda la buena fe del mundo, ¿Qué pasa si no se cumplen?. Si una empresa espera tener pérdidas, es normal que despida a los empleados, pero las previsiones, (como tantas pruebas tenemos), no se cumplen, (por que no son realistas o por azar). ¿Qué ocurre si al final hay unos beneficios increíbles?.
Sé que es una pregunta retórica, pero ¿Alguien apuesta a que pronto encontraremos empresas que estén el mismo día vendiendo un discurso a los inversores y otro a los jueces?.
Resulta que el estado ha pagado una parte de la menor indemnización que correspondería a un trabajador, en base a unas pérdidas que no se han producido. Por supuesto, no hay nada que hacer porque ni tan siquiera podríamos probar que la empresa engañó. ¡tenía sus previsiones y eran previsiones!.
La realidad es que con este cambio normativo, lo que se ha hecho es en la práctica poner el coste de despido en 20 días, con un máximo de un año, para todos los casos, y de los cuales 8 son a cargo del estado.
En este panorama, el presidente que tenemos, suelta: “Entiendo que discrepen de la reforma laboral, es legítimo, pero entiendo menos que no asuman que tasa de paro en España duplica la media europea”, referidos a estos sindicatos que tan graciosamente les hacen el juego.
Y yo lo que no entiendo es que asumiendo que la tasa de paro en España es la doble de la media, que nos dediquemos a facilitar y subvencionar despidos de esta forma.