Hace tiempo que no se habla del impuesto de sociedades, debido a que lo más normal es que si hay que modificarlo a la baja, mejor en silencio y si no se puede bajar, la realidad es que mejor no menearlo. Este párrafo es una de las pocas variaciones que tengo que hacer de un reciclado de uno de los post del año pasado. Lo que he tratado de hacer es actualizar los datos con los importes de 2009 y poco más.
Sin embargo, al final nadie parece hacerse la pregunta clave. ¿Cuál es el porcentaje real de imposición a las actividades empresariales en nuestro país?. En este sentido debemos mencionar que existen notables diferencias que provocan que las bases imponibles sean inferiores a los rendimientos efectivos de las actividades empresariales. A titulo enunciativo, estas diferencias podrían ser las siguientes:
- Para el caso de 673.000 Autónomos o Empresarios individuales tenemos una primera diferencia en el sistema de módulos, o lo que se denomina régimen de estimación objetiva. Es fácil entender que en la mayoría de los casos, cuando un empresario tributa por el sistema de módulos, significa que la estimación objetiva es más beneficiosa fiscalmente que computar realmente los beneficios de la actividad, (estimación directa). En consecuencia, tenemos una parte de los rendimientos empresariales que no están gravados.
- Por otro lado otra diferencia estriba en la existencia de determinados gastos deducibles, que suponen gasto contable o fiscal pero que no son reales. Un ejemplo de esta situación son las famosas provisiones para riesgos, que consisten en detraer beneficios obtenidos para riesgos futuros. Por tanto una parte de los ingresos de cada empresa, no computan a efectos fiscales, ni contables, de tal forma que las bases imponibles son menores que los resultados verdaderos. No es difícil apreciar como el hecho de que se permita a una entidad dotar mayores provisiones fiscalmente deducibles, acaba afectando directamente al impuesto pagado.
- Y otro gran grupo son las deducciones o exenciones fiscales, que permiten que o bien una parte de la renta no esté sujeta a efectos fiscales o bien que el importe pagado sea menor.
Por tanto para determinar la presión impositiva sobre las actividades empresariales, debemos tener en cuenta cada uno de los efectos antes mencionados. Por supuesto, cada empresario, lo puede determinar fácilmente calculando los euros que pagan y comparándolo con los beneficios obtenidos en su actividad. Pero para hacerlo a nivel agregado, podemos optar por los siguientes cálculos, para llegar a la conclusión de que en 2008 el porcentaje de impuestos pagados por las actividades empresariales asciende al 6.97% del total de los beneficios generados por las actividades empresariales.
¿Cómo se llega a esta cifra?.
En la página de ine, encontramos la información de forma que en 2009 los beneficios empresariales, (Excedente bruto de explotación) ascendieron a 460.711 millones de euros.
Tenemos que comprobar pues el importe generado en impuestos para estas rentas, teniendo en cuenta que los rendimientos empresariales están sujetos en el impuesto sobre sociedades, y en los conceptos de actividades empresariales y en rendimientos de capital mobiliario en IRPF.
En impuesto sobre las sociedades, el impuesto devengado por los beneficios empresariales en 2009 ha sido de 16.350 millones de euros.
Para determinar el pago derivado de rentas empresariales en IRPF, debemos ir al informe sobre dicho impuesto, que en su página 17 nos da el dato de los ingresos por actividades empresariales que ascienden a 2.239 millones.
Por otra parte, nos queda determinar el pago en IRPF, derivado del traspaso de los beneficios de las sociedades a los patrimonios individuales, que ascienden en total a 4.309 millones, (ver página 11) que es lo que corresponde pagar a los hogares por el total de los beneficios del capital mobiliario recibidos.
Podemos sumar también los rendimientos de fondos de inversión así como los pagos generados por arrendamientos, (que podemos considerar también afectos a actividades empresariales, asumiendo una definición amplia de estos), lo que supondría unos ingresos de la hacienda pública de 651 millones de euros, (página 15) y 1.444, (página 13).
En consecuencia es fácil determinar que la imposición fiscal de las actividades empresariales asciende a 24.993 millones de euros, sobre un total de 460.711 millones generados, lo que representa un 5,42 %.
De esta forma a lo mejor comenzamos a entender la estructura fiscal Española.