Todo el mundo está de acuerdo en que las entidades financieras han de despedir a bastantes empleados para adaptarse a la nueva situación; la discusión solo se centra en el número, incluso a pesar de que casi nadie tenga claro cuántos trabajadores tiene el sector bancario.
Por otro lado, todo el mundo está de acuerdo en que el sector de la construcción, tiene que ajustar su personal a la nueva situación. Está claro que con un número de 7 dígitos de viviendas desocupadas, el número de empleados óptimo se acerca y mucho a cero.
Si nos vamos a comercios, industrias de todo tipo y color nos encontramos con que el final todas y cada una de las empresas tienen que ajustar personal y despedir. De hecho se ha aprobado una normativa para reducir el coste del despido, (aunque se nos haya vendido como otra cosa).
Si nos acercamos a la administración, nos encontramos con que debe reducir personal, aunque tampoco tenga nadie claro cuántos funcionarios hay.
Pues ahí un cierto problema con las matemáticas en este país, porque los mismos que nos dicen que hay que ajustar el empleo en todos y cada uno de los sectores que nos podamos ocurrir, nos cuentan que tenemos un problema de desempleo y que hay que hacer políticas para crear empleo. ¿Quién?.
Quizás puede ser una tontería, pero si proponemos siempre a todas las empresas, gobiernos y administraciones que despidan personal y ajusten sus plantillas, veo poco probable que podamos defender con un mínimo de garantía aquello de que es para crear empleo. Más que nada porque despidiendo no se crea empleo.
Es más, otra curiosidad de las propuestas es que al final todo el mundo recomienda reducir un número de funcionarios mediante el sistema de la tarifa plana. Tenemos a los consultores, analistas o expertos del 10%, los del 15% y los del 20%; de forma que cuando hablan de las entidades financieras nos cuentan que hay que reducir un 10, un 15 o un 20; al igual que la administración, al igual que en todos y cada uno de los sectores que estudian, (normalmente puede ser uno al día). Alguien se ha olvidado de que los trabajadores son algo necesario ¡para trabajar!.
Por supuesto, esta historia no es nueva, y lo peor es que cuando bajamos al detalle nos encontramos con cosas curiosas. Nos hemos encontrado con que existen pocos controladores en España y AENA está pagando muchas horas extras. Más allá de la tontería de que no se contrataban controladores porque estos no querían; sea o no cierto que los controladores no querían, la realidad es que AENA podía contratar cuando quisiese, pero no lo hizo, (ni lo hace), ¿Por qué?. Pues porque AENA tiene que ajustarse.
Nos vamos a la guardia civil y resulta que anda más bien justita de personal y realmente no se acaba de solucionar el problema. ¿por qué?. Pues hombre, porque hay que ajustar personal. La misma situación se repite en la sanidad, en el ejercito, en los jueces, inspección de trabajo, inspectores de hacienda y tantos y tantos sitios. Curiosamente acaban coincidiendo las reivindicaciones de reducir personal con la de contratar más profesionales de determinado ámbito y con las quejas de que el colectivo de turno tenga cierto poder porque son pocos y este colectivo veta las entradas; ¡un poco surrealista ¿no?!. La existencia de un colectivo pequeño de acuerdo a las necesidades no responde a otra cosa que a la especie de alergia a contratar a gente.
En las empresas privadas, el empleo ha sido la principal fuente de ajuste, y de hecho toda la reforma laboral es para conseguir flexibilizar esto, de forma que de alguna forma se busca que este ajuste sobre el empleo se incremente.
Pero si curiosa es la matemática que relaciona la receta individual de despidos para todas y cada una de las empresas, y luego pretender que se genere empleo, más curiosa son las demás relaciones; por un lado se nos recomienda incrementar la productividad, lo cual significa que sumado al número de mayor empleos nos daría un incremento espectacular de la producción.
Tenemos que tener en cuenta que si una empresa incrementa su productividad estaría necesariamente en una situación en la que o bien produce lo mismo con menos gente o bien con la misma o más gente dispara la producción. Dejando aparte el hecho de que esto parece que no se busca invirtiendo, mejorando las capacidades en bienes de equipo o innovando, lo que nos encontramos es que se busca producir mucho más.
Pues si todas las empresas tienen que producir más, lo que no se entiende es la siguiente fase de la ecuación que es aquella en la de que todo el mundo va a tener que consumir menos. Por lo tanto, por una simple regla de tres y teniendo en cuenta que la producción tiene dos salidas; que son el almacén o la venta, debemos suponer que en este modelo de crecimiento, la realidad es que tenemos que si unimos todos los deseos que nos imponen los expertos, tenemos una más que curiosa conclusión: tenemos que llenar los almacenes de productos.
Y yo a este plan le veo lagunillas, a no ser que estemos intentando reactivar el sector de la construcción construyendo almacenes al por mayor.