Con frecuencia escuchamos la idea de que los políticos no son más que el reflejo de lo que existe en nuestra sociedad. Y, para variar, siendo disentir profundamente de tal aseveración, que es más fruto de un interés de “perdonar” los desmanes de estos, (escudándolo dentro del “todos somos iguales”) y de una suposición de eficiencia que de una realidad.
En realidad, esta afirmación surge de una malentendida hipótesis, que se basa en que los políticos salen de la sociedad; son elegidos por la sociedad y en consecuencia por la estadística pura, representan a la sociedad. Lo que no se tiene en cuenta es que no existe la estadística pura, cuando se habla de la selección.
Siempre que hablamos de algún colectivo en particular, (me da igual que sean políticos, empresarios, futbolistas, fontaneros, contables, comerciales,…), estamos hablando de toda una serie de personas que por unas determinadas condiciones (para cada una de las profesiones distintas), y siempre saliendo de la sociedad, acaban en un determinado lugar.
Circunstancias familiares, educación, perfiles, habilidades personales y desde luego las estructuras sociales acaban definiendo y mucho las posibilidades de cada persona en cada momento.
¿A alguien se le ocurre decir que los artistas representan a la sociedad?. Por definición los artistas son una serie de personas que tienen una visión y unas habilidades que no son habituales. Es cierto que salen de la sociedad, pero no representan a una sociedad que no es más que la suma de todos y cada uno de los grupos que nos podemos encontrar.
Es fácil entender que de acuerdo a un conjunto de personas que constituimos una sociedad, tendremos infinitos colectivos, que por definición son los conformados por aquellas personas que tienen en común una serie de atributos que los diferencian de los demás. ¡Con los políticos también!. En consecuencia, cada uno de los colectivos no son representativos de la sociedad.
Desde luego la forma de selección de los integrantes de un grupo define de forma casi determinante las características de estos grupos; En palabras coloquiales, el camino que se ha de recorrer para llegar a una determinada posición en la sociedad determina el tipo de personas que van a llegar al final.
El problema o aspecto diferencial que tenemos con el grupo político es que por definición se trata de conseguir que el colectivo sea representativo de la sociedad. Pero el camino de selección es importante. Está claro que no es el único aspecto que define, pero es importante.
En España y actualmente, la carrera política se canaliza única y exclusivamente a partir de la integración en los partidos políticos, de tal forma que si son los partidos los que definen la carrera política, el resultado invariablemente será que los políticos van ascendiendo según tengan una serie de características que interesen a los partidos políticos. Por tanto, lo que está claro es que los políticos jamás serán una representación de la sociedad, sino que serán el conjunto de personas que mejor se adaptan a este sistema.
En su día tuvo sentido imponer el sistema de partidos y electoral que tenemos actualmente, ya que se estaba iniciando una democracia tras una larga temporada de dictadura, en la que no existían los partidos. En este sentido, tenía sentido una normativa que lograse consolidar un instrumento adecuado para desarrollar la democracia. Pero lo importante es que en su día, lo que se buscaba era precisamente fortalecer partidos y seleccionar de entre todos los españoles a aquellas personas que fueran capaces de adoptar una serie de decisiones en el contexto de una situación muy complicada, (desde el punto de vista de la democracia).
Pero como en cualquier ámbito, cuando las circunstancias cambian, se necesitan cambiar las herramientas y los medios para interactuar en la sociedad. Y es importante recordar que tanto en aquellos tiempos como en estos, los partidos políticos no son más que eso: Medios.
El problema es que la sociedad ha avanzado a lo largo de estos treinta años largos, de tal forma que los medios por los que la sociedad se ha de expresar no se han tocado. La situación es distinta, la necesidad es distinta, la sociedad es distinta y las posibilidades son completamente distintas, por lo que pudo haber servido en una época, si no ha cambiado no sirve ahora.
Ahora el problema no es crear un concepto de democracia, no es tampoco lograr estructuras capaces de aguantar los coletazos de un régimen, y con el suficiente poder como para frenar determinadas fuerzas que aún coleaban en los inicios de la democracia. Sin embargo, el problema es que esta misma dinámica perdura, de tal forma que ahora tenemos una cierta perversión en los partidos, que se han convertido de repente en un fin en si mismo.
Dentro de los partidos, no se admite la disensión, (el tema del consenso para fortalecer los partidos es una obsesión), lo cual nos lleva a que las personas se tienen que amoldar a un discurso y que sean más capaces de maniobrar entre los resortes de estas organizaciones de este tipo.
Por tanto, está claro que la persona que asciende en política tiene un perfil muy específico, que entre otras cosas, implica la necesidad de un alejamiento de la sociedad, necesario, para el momento en que entren en contradicción objetivos dispares.
Este detalle no se va a solucionar totalmente de ninguna forma. Siempre habrá una mayoría de personas que no pueden o no quieren o no tienen la capacidad para ponerse delante de la sociedad. De hecho la mayoría de las personas son así, y lo podemos comprobar en cualquier junta de vecinos, donde teniendo numerosos vecinos, encontraremos que la mayoría no irá a las juntas, otro gran grupo de vecinos son los que tratan de pasar sin pena ni gloria, y tan sólo una minoría participarán en las reuniones de forma activa, (por supuesto, estos últimos no son representativos de la comunidad).
Pero sin embargo, con las listas abiertas y la eliminación de las disciplinas de voto, lo que se consigue es cambiar la dinámica de selección, de tal forma que en este momento, lo que es importante es que cada uno de los políticos responda directamente de las decisiones que toma ante la sociedad y no ante el partido; y estos se convierten en un instrumento que proporciona una logística y una capacidad organizativa necesaria.
En todo caso, siempre existirá el poder de los partidos, y por supuesto es deseable porque son unos instrumentos necesarios para esto. Sin embargo; deben cambiar.