Una vez publicados los nuevos test de estrés, de un vistazo rápido ya podemos encontrar muchas, pero que muchas conclusiones. Es la ventaja de que siempre hagan lo mismo, es muy sencillo hacer los post, porque simplemente tengo que repetirme o buscar los links de los post del pasado.
En fin, la mayor critica de los test del 2010, es que no sirvieron absolutamente para nada, debido a que no fueron capaces de detectar lo que ocurriría posteriormente en Irlanda; y esto fue debido a que realmente lo que se buscaba, (y me cito) es:
“Esta reinvindicación era evidentemente puro marketing por parte de los bancos centrales y los analistas, porque desde luego, si querían ver la realidad de las entidades, lo tenían tan fácil como entrar a saco a inspeccionarlas. Sin embargo tal circunstancia no se ha hecho, y desde luego en España, sólo nos hemos encontrado perdidas, agujeros y decisiones inapropiadas en el caso de las cajas intervenidas.”
En fin, pues hoy nos encontramos otra vez con el éxito de las entidades, con la felicitación de la transparencia, con todos contentos, con las justificaciones de que han sido muy rigurosos, y con el juramento por Snoopy de que ¡esta vez va a ser completamente distinto!.
En fin, en 2011, se comprobó que los test de estrés fueron un desastre, pero absolutamente nadie consideró necesario comprobar que es lo que había fallado. Se nos cuenta que fueron poco rigurosos, y que ahora son mucho más riguroso, pero en realidad y dado que ni los bancos, ni los bancos centrales han hecho nada mal, pues el resultado es que no han cambiado nada, a pesar de haber fallado estrepitosamente por unas razones que eran puro sentido común y que se podían conocer en el momento en que se tomaron las decisiones.
Pero no contentos con no ver en su momento las grandes burradas que estaban cometiendo, simplemente están empeñados en seguir profundizando exactamente en los mismos defectos de los que adolecía en su momento.
En un primer lugar, se ha dado mucha importancia a la cuestión macroeconómica; de hecho se está hablando del fracaso de los test de estrés, por el fracaso más evidente que ha sido el Irlandés. En el momento en que se publicaban los resultados del 2010, yo colocaba un post en el que trataba de exponer cuales eran las previsiones para Irlanda, y que iba a pasar. Todo el ideario de la recuperación y las previsiones y todos los dogmas relativos a Irlanda nos hablaban de que se habían tomado una serie de decisiones en 2008, que iban a provocar el despegue de Irlanda.
Pues lo que estaba claro es que estas medidas tomadas en Irlanda llevaban al desastre a este país, (así lo justificaba en junio de 2010). Unos meses después el desastre se confirmaba, el esquema macroeconómico que se habían inventado se desmoronaba y tenemos la primera en la frente.
Pues la situación hoy es ligeramente distinta, porque para los test de estrés de 2011, lo que estamos considerando es un entorno macroeconómico en el que contamos con que las medidas que se han tomado ¡en todos los países, y no sólo en Irlanda!, van a funcionar, cuando en realidad son las mismas, e históricamente se han mostrado como rotundos fracasos.
Si en los test de estrés únicamente consideramos el entorno macroeconómico, (que es lo que se ha vuelto a hacer), la herramienta en principio como máximo el sentido que tengan las previsiones; desde el punto y hora que estas son completamente irreales, el límite de la fiabilidad queda bastante por los suelos.
Y en este sentido, el colmo del absurdo es el tema de las quiebras, reestructuraciones, rediseños, incidentes o cualquier eufemismo que pongamos para describir una situación en la que un país no pueda asumir sus obligaciones. En los test de estrés ni tan siquiera se contempla esta situación, (oficialmente por la complejidad), lo cual hoy en día es casi como un insulto a la inteligencia. Si bien en los test de estrés no se tienen en cuenta, la realidad es que en la vida real, lo que es casi impensable es que tal acontecimiento no ocurra. Imagino que cuando quiebre algún país de la lista que tenemos en riesgo, (y ruego se dé la importancia a la frase “lista de países”), nos contarán que era algo inesperado, que no se podía anticipar. ¡Incluso cuando hay ya hasta porras para ver quién es el primero!.
Pero incluso aunque no lleguemos a este punto, el año pasado, ya trataba de exponer que lo primero que le faltaba a los escenarios en que nos movíamos era una perogrullada; ¿se conocía la política monetaria?. Sin saber lo que iba a hacer Trichet, es imposible saber como les iba a ir a los bancos, por lo que toda herramienta sin conocer esta variable fundamental es completamente inútil, (es como tratar de adivinar la velocidad futura de un coche, sin saber si el conductor va a pisar el pedal del acelerador o del freno, ni en que marcha, ni con que intensidad). Pues este año, nos cuelan un criterio para salvar esto que es una subida de tipos de la deuda soberana. En la presentación del gobernador nos cuentan que el escenario adverso incluye una subida del coste de la deuda del país de 165 puntos básicos, (un 1,65%), dato que “han olvidado” en el documento técnico, donde sí que nos dicen que en lo que va de año se han incrementado en 130 puntos básicos, (y esto sin tener en cuenta esta semana de Mayo, ni las posibles acciones de Trichet con otras subidas de tipos). Por lo tanto, en lo que respecta a esta variable, ya nos hemos encontrado en la situación adversa, y nada hace pensar que se vaya a reducir.
En todo caso, es curiosa la excusa de la complejidad, (también usada para usar modelos de balances estáticos), que nos lleva a una pregunta inquietante: ¿los que diseñan aviones o naves espaciales o investigan sobre enfermedades, o lo que a cada uno se le ocurra, buscan atajos por la complejidad?. O sea que nos cuentan que la complejidad es grande, por lo tanto tiran por lo sencillo y pasan. ¡Pues muy bien!. Lo malo es que en lugar de un análisis realista tendremos un análisis sencillo.
Debemos entender que el hecho de que sea un análisis sencillo, no ha de suponer que sea malo per se; pero si estamos renunciando directamente a rigor en aras de la facilidad, por lo menos debemos realizar un simple ejercicio que ya olvidaron hacer en el pasado. Y es comprobar cómo hubiese funcionado el modelo en el pasado.
El año pasado, (antes incluso de la publicación de los resultados), publicaba un post en el que proponía un ejercicio necesario para contrastar la efectividad de la herramienta de transparencia y rigor que nos daban. Era sencillo, se iban a usar los datos de las cuentas de las entidades a 31 de diciembre de 2009; y estimar una situación macroeconómica que aún no se había producido, para determinar la situación en la que iban a quedar los bancos. De esta forma, si aprobaban todos o se necesitaban cantidades pequeñas de dinero, inmediatamente quedaba descartado el modelo. ¡por absurdo!.
Es decir, nos contaban que las entidades podrían aguantar una situación (que entonces calificaban como extrema), que no se pudo producir, pero lo que no nos decían es que los bancos no habían podido aguantar en Mayo de 2010.
Pues este año estamos en el mismo error. El modelo será todo lo bueno que queramos, y se ha publicado el 15 de julio de 2011; pero con datos de diciembre de 2011, (y en algunos casos en particular con datos a 30 de abril de 2011, pero sólo los referidos a los planes de ayuda aprobados por gobiernos antes de esa fecha y no a balances de bancos).
Por tanto, imaginemos que este modelo lo hubiésemos construido el 2 de enero de 2011, (en teoría los datos ya están, aunque no estaban disponibles). En enero de 2011, con los datos cerrados de las contabilidades, hubiésemos hecho los cálculos macroeconómicos y nos habría dado que las entidades de crédito podrían aguantar una situación determinada, (que es peor de la que tenemos hoy en día). Pues ¿Cómo se explican las intervenciones de esta semana?. Es así de sencillo; En el caso de que el modelo nos dice que los bancos podían aguantar una situación X y hay que intervenir de forma urgente aunque esta situación aún no ha llegado estamos ante la misma situación que un armario que en las especificaciones nos marca que puede aguantar 15 kilos pero que rompe cuando le ponemos 7. Por lo tanto la validez de las especificaciones es nula, (y por ende la fiabilidad del armario).
Y claro, si hablamos de la fiabilidad, aún me quedan unos cuantos post que repasar y volver a comentar, dado que tendremos que hablar tanto de los datos como de la metodología. ¡otra vez!