Una vez determinado que veo una gran contradicción entre la política de marketing de la entidad y las acciones que llevan a cabo, y que en las cuentas del balance, podemos encontrar indicios de que la solvencia de la entidad no sea la que nos cuentan. (Totalmente lógico, porque en mayor o menor medida, la información presentada va a venir sesgada a favor de los intereses del emisor), tenemos que tener en cuenta un aspecto fundamental.
Sin embargo la clave no está en la solvencia, sino en la relación entre solvencia y liquidez. Hasta el punto de que la existencia de liquidez suficiente, puede mantener viva cualquier entidad durante un período determinado. La liquidez de una entidad financiera puede venir de las condiciones de los mercados, (tanto en general como en el caso particular de la entidad que queramos mirar), o de los estados. Pero si ya se está empezando a calar en la idea de que solvencia y liquidez no son lo mismo, ahora queda un problema a mayores, y es tratar de identificar que son problemas muy dependientes, y que ambos actúan sobre el otro, de forma que todo se retroalimenta.
Las dudas acerca de la solvencia, están y siempre han estado ahí, y tienen mucho que ver con los balances (y su calidad), y las previsiones, (que es donde entra la situación económica). Estas dudas, se han tapado con medidas que a la postre han empeorado la situación. Pero desde luego los problemas inmediatos y graves vendrán por la liquidez, que a su vez está limitada por la solvencia y la situación general.
Ya tenemos ciertos indicios de que la liquidez comienza a escasear, Fue especialmente llamativo el hecho de que fracasase la venta de cedulas territoriales del Banco Santander en mayo aspecto que primero se ha negado, (bajo un comunicado en el que se hablaba del éxito), pero que luego cuando fue conocido desde Estados Unidos, fue explicado como un toque de atención de Botín al gobierno, y que finalmente fue encajado en la teoría de la conspiración contra Botín desde Rubalcaba. En todo caso, y sea lo que sea, es un indicio de que los bancos tienen complicado colocar cedulas territoriales.
Respecto a las cedulas hipotecarias, el problema es evidente, hasta el punto de que el Banco de España ya acumula más de 15.000 milllones en activos de entidades financieras, en lo que puede recordar y mucho al programa de compras de activos de máxima calidad, que se acordó en 2008. En este sentido, me gustaría recordar la historia de la “segunda sentencia de las hipotecas de Navarra”, a cuenta de una ejecución de una hipoteca por parte de BBVA, lo que me llevó a tirar un poco del hilo y encontrar la ironía de las triple A en unas cedulas hipotecarias con unos datos que son del todo incoherentes.
Por otra parte, el hecho de que el Banco Central Europeo se haya puesto a comprar deuda pública, y la necesidad de que el precio de los títulos de deuda pública se recupere, supone la existencia de problemas de liquidez y anticipa mayores problemas de solvencia. Por un lado, tenemos que entender que los títulos de deuda pública se encuentran contabilizados por su importe nominal, (aunque sin embargo su valor sea muy inferior). En este sentido, ocurre un proceso similar al que nos encontramos con las viviendas, que se encuentran contabilizadas a un precio muy superior. No existe problema mientras exista financiación, pero cuando esta escasea es cuando entra la presión por vender los pisos, (aunque sea a perdidas). Si las entidades financieras están deshaciéndose de títulos de deuda pública, están renunciando a la rentabilidad que les ofrecen, (problemas futuros), pero la clave es que están asumiendo pérdidas, lo cual sólo puede ser por problemas de liquidez.
En definitiva, cada vez son más difíciles de esconder los problemas de solvencia, y ya comienzan a amontonarse los indicadores de que la liquidez escasea.
En todo caso, debemos tener en cuenta la perversidad de algunas declaraciones, que deciden comparar la situación actual con la creada tras la caída de la entidad Lehman Brothers en 2008. Estas declaraciones, no tienen otro objetivo que dar confianza, (al igual que la eterna tendencia a hablar de “desaceleraciones”, o de no ver “recesiones a la vista”). El problema es que es cierto que no estamos en la misma situación que la que la acaecida tras la quiebra de Lehman, sino que estamos en la situación que antecedió a la quiebra de Lehman.
La explicación “oficial” o de consenso, es que todos los problemas de 2008 en adelante, vienen de que los problemas fueron causados por la quiebra de Lehman, pero el caso es que Lehman no fue más que el desenlace de una situación en la que la banca de inversión y la banca estaba en unos problemas gravísimos, que se hicieron evidentes con la caída de la primera. Tras la caída de Lehman, teníamos un cabeza de turco, para todas las ayudas posibles, de tal forma que todas las demás se escudaron de alguna forma en este acontecimiento.
Hoy estamos en esta misma situación, en la que tengo la opinión de que todas las entidades y países están intentando simplemente “No ser la cabeza de turco”. Sin embargo, alguien lo va a ser.
Por esta razón es por la que he decidido ponerme corto en Santander y BBVA. Si bien es posible que ninguno de ellos sean los peores de Europa, (a lo que parece tienen más papeles las entidades Italianas o Francesas), lo que es cierto es que se verán arrastrados. Y dado que los gobiernos no pueden adoptar las mismas decisiones que retrasaron el problema en 2008, lo más normal es que la situación ahora sea sensiblemente peor.
Por supuesto, la estrategia es muy arriesgada ya que nadie puede saber las medidas que pueden llegar a tomar los gobiernos ante una situación similar, pero en todo caso, debemos entender que en una ocasión será imposible de solucionar, (lo cual será necesario para solucionar realmente los problemas). La clave está en adivinar cuando estamos en esta situación…