En el periódico El País del día 22/02/11, un artista-cantante que atiende al nombre de Sergio Dalma se descuelga con unas declaraciones acerca de las ventas de su último disco, Vía Dalma, que han sido extraordinariamente buenas dado el bache por el que atraviesa la producción, no de música, sino de soportes musicales, lo que es muy distinto. Me alegro mucho por don Sergio ,aunque sus cantos no sean de mi agrado. Como creo que se dice en algún lugar de algún Evangelio, de todo ha de haber en la viña del Señor.
El caso, sin embargo, es que en sus declaraciones de contento, el señor Dalma, como es lógico y de esperar, arremete cotra la "piratería" en la red. Ya se sabe, esos curiosos "piratas" que a diferencia de sus compañeros que otrora surcaban los mares, son tan sutiles en sus robos y depredaciones que no tocan nada material ni espiritual. Ya que tras sus "robos", lo "robado" sigue tan intacto como antes. O más raro aún: tras sus actuación no sólo no hay menos sino que hay todavía más, mucho más. ¡Ojalá así fuesen todos los ladrones! Como los gorriones del Evangelio se apropian de lo que está "en el aire", o sea, en internet. Pero, por supuesto, tiene el señor Dalma todo el derecho a quejarse amargamente por los hechos de estos curiosos piratas que, como en el Evangelio, multiplican los "panes y los peces" musicales y de otro tipo. Como el mismo señala, sin sus actividades, ya se hubiera podido cambiar de casa y de coche (sic). Y, claro, eso jode.
Pero no voy a seguir aquí por este camino que ya fue mentado y comentado en otras entradas de este blog. Lo que aquí quiero hacer es reflexionar un poco acerca de uno de los argumentos del señor Dalma que he oido repetidamente en boca de los miembros de la tribu musical y cinematográfica. Paso a exponerlo tal cual, tal y como lo expuso el señor Dalma tras la información en que se nos cuenta que ha vendido 200.000 ejemplares de este dico (el Vía Dalma, mencionado) y de su éxito para convencer a la compañía discográfica para sacarlo:
"El resultado no ha podido ser más positivo para ambas partes: "Creo que es de los discos más económicos que se pueden hacer. Es un trabajo redondo para una compañía. Solamente hay que pedir permiso a los autores y respetar su versión original al milímetro sin cambiar una coma. Sí teníamos claro que se tenía que grabar en Italia, con un productor actual y ser bastante fieles a lo que era la versión original", afirma. Pero también (Sergio Dalma) es muy consciente de que su trabajo entraba dentro de esa categoría de los "muy pirateables" y sabe que los tiempos están cambiando. Que las cosas ya no son como en los momentos de esplendor de la industria. "Siempre he hecho música comercial y con Vía Dalma, si no tuviéramos la piratería, estaríamos hablando de más de un millón o un millón y medio de copias vendidas"
Ni qué decir tiene que cuando leí la última frase se me saltaron las neuronas. Lo primero que pensé fue que don Sergio es un exagerado de tomo y lomo. Creer que sus trinos son del gusto de en torno a un millón setecientas mil personas en este país (200.000 ventas efectivas y hasta 1.500.000 potenciales) de compradores directos de su obra, y de quién sabe cuántos más de otros oyentes, pues es de suponer que en las familias que uno de sus miembros hubieran comprado el Vía Dalma, lo oirán todos los demás que tengan ese mismo gusto musical (un poco a lo pirata, por cierto, pues no pagrán por ello), me parece un auténtico despropósito rayano en la megalomanía patológica. Pero, ¿quién sabe? Este país es muy raro.
Pero tras esta primera reacción, me dí cuenta en que había algo más profundo en las palabras de don Sergio. Un "argumento" que comparten él y los demás miembros de la farándula (las anabelenes, elviralindos, tedisbautistas, ramoncines, victormanueles y demás) e, incluso, me temo muy mucho, la excelentísima ministra de la cosa cultural, la señora Sinde. Y lo malo es que esa opinión es una auténtica aberración económica, una estupidez conceptual equivalente a afirmar muy seriamente que dos y dos son cuatro.
Si uno se fija, don Sergio y los demás, siempre afirman que si no hubiese "piratas", o mejor dicho, si dejaran de serlo y en vez de bajarse gratuítamente de la red las creaciones artísticas de nuestros artistas, las comprasen, las ventas se dispararían porque TODOS ellos pasarían por caja. O sea, que a lo que parece, en opinión del señor Dalma a un precio de unos 17/20 euros vendería no 200.000 discos sino como mínimo 1.700.000 si el Estado hiciese bien su papel de represión del bandidaje. Y claro está esto se da de bruces directamente con una de las pocas leyes económicas que tiene bien ganada fama de estabilidad y permanencia: la ley de la demanda, que nos viene a decir que a un precio más elvado, disminuye la cantidad vendida, por lo que si el Estado lograra que nadie se pudiese bajar gratis el Vía Dalma, las ventas adicionales no serían ni mucho menos el milló o millón y medio de que presume don Sergio, sino muchas, muchísimas menos. Dicho de otra manera, don Sergio Dalma ha encontrado una excepción a la ley de la demanda que rezaría así: para todos los bienes y servicios salvo para sus productos discográficos la cantidad demanda disminuye al subir el precio. Y me temo que otros muchos están dispuestos a seguir corrigiendo al pobre Marshall. ¡Menudos son los artistas españoles, cómo que se les va a opner un oscuro economista del siglo XIX!(*)
Esto es elemental. Y, sin embargo, con cuánta frecuencia se oye a artistas y demás utilizar unas cifras sacadas de la manga acerca de las descargas en internet como compradores perdidos por culpa de la imposibilidad de perseguirlos efectivamente. Por supuesto, hablar de unas cifras abultadas de piratería en el fondo les engorda y mucho el ego (a fin de cuentas son artistas, y está de sobra analizado el generalizado componente narcisista de los artistas). El declararse muy pirateados les reconforta íntimamente pues, a fin de cuentas, esas cifras tan abultadas les sirven como una medida de su valía como artistas. Y lo que lamentan es que no se pueda hacerles pasar por caja para que esa medida del interés que despiertan en términos cuantitativos tenga también una expresión monetaria. Pero, una vez más, se olvidan de la ley de la demanda. A un precio cero (o casi de cero), la cantidad demandada es muy elevada. A precio cero, coges cosas que ni valoras ni necesitas ni usas. A este efecto-precio cero ya se le dedicó aquí una entrada: www.rankia.com/.../428773-cabalgata-reyes-copago-sanitario-efecto-precio-cero . A un precio cero, la gente se baja cosas de la red que realmente no valoran en nada de nada ("como no cuesta nada"). Pretender que los internautas que se descargan las "obras de arte" de los artistas españoles a precio cero las vayan a comprar en masa a un precio positivo por la ley Sinde u otra cualquiera es sencillamente absurdo. Un auténtico delirio económico propio de artistas.
Sin duda que las descargas en la red han hecho mucho daño a la industria de soportes musicales y videográficos tradicional, pero no se le puede achacar todos sus problemas. En el artículo donde se entrevista a don Sergio Dalma se hace referencia al dato de que la caída en las ventas de discos de 2010 respecto a 2009 fue del 29% para las productoras discográfivcas españolas. Es difícil de creer que tan monumental caída se debe a los "honrados corsarios que navegan por internet".
Y, finalmente, para pasar el rato he hecho algunos cálculos a vuelapluma a partir de la información fragmentaria que aparece en el artículo. He supuesto que el precio medio de venta de un CD de Vía Dalma es de 20 euros, y he usado la cifra de 200.000 unidades vendidas. Luego he supuesto que a precio cero, los piratas se han descargado 1.250.000 copias. Finalmente he supuesto que la curva de demanda de Vía Dalma es lineal. Su expresión matemática sería (si no me he equivocado):
P = 23,7 - ( 1/ 52.500) X
donde P es el precio, y X la cantidad de "Vías Dalma" que se pueden vender a cada precio. Es entonces fácil calcular el ingreso marginal, o sea, cuánto añade cada disco vendido a los ingresos por ventas teniendo en cuenta que si el señor Dalma quisiese vender más debería de bajar el precio. Me sale un ingreso marginal de 17 euros. Como quiera que el mismo señor Dalma afirma que el disco ha sido muy barato de producir, la implicación es muy clara: los de su discográfica no saben nada de economía. Pues deberían haber bajado el precio hasta que cubriese los costes unitarios (incluyendo la rentabilidad normal)(**) , y no me creo que los costes de cada disco asciendan a 17 euros. Así sí venderían más discos. Pero, bueno, este ejercicio sólo era un divertimento.
NOTAS
(*) Cabe otra opción, y es que el señor Dalma sí que crea en la ley de la demanda "tradicional", de modo que piense que sus ventas al precio de mercado de 17/20 euros ascenderían a 1700.000 copias si no hubiese piratería, pero que dado que se cumple la ley de la demanda, a precios más bajos tendría más ventas. La implicación es inimaginable, pues ello vendría a decir que ahora mismo no es que Sergio Dalma crea que hay en torno a 1.000.000- 1.500.000 de internautas que se han bajado su Vía Dalma, sino que debe haber seis o siete o más millones como mínimo, pues una cifras de esas magnitudes serían las de esperar que hubiese a un precio cero si se imagina que a 17/20 euros puede haber 1.700.000 compradores. Como no creo que el señor Dalma llegue a tales extremos de megalomanía, descarto esta lectura de sus palabras.
(**) La estricta lógica económica requiere que para ser eficiente la discográfica debería haber puesto un precio por disco igual al coste marginal. Pero, dado que los costes marginales deben ser muy bajos, ese precio posiblemente no cubriría los costes fijos. Por eso he modificado la argumentación.