Aquí estoy de nuevo, como ya lo hice en el post “Sólo un poco de prudencia” a principios del 2020, invitando a ser prudentes en sus inversiones. Con ello no quiero decir que haya que ponerse corto, o que la bolsa vaya a bajar, etc. Lo que quiero transmitir, al igual que lo hice en el pasado, es que hay que tomar una actitud prudente, sopesar los efectos que una posible decepción en las expectativas pueda tener en nuestra cartera, y si es posible, tomar alguna medida al respecto. Veamos algunas de las razones que me impulsan a tomar esta actitud:
Ambiente macro: Aunque los mercados estén disfrutando de la inyección de adrenalina proporcionada por la Fed, con su último recorte de 50 puntos básicos en el coste del dinero para bancos a corto plazo, hay que leer entre líneas lo que significa. ¿Por qué no seguir el ritmo marcado por el Banco Central Europeo y bajar solo 25 puntos básicos? El hecho de que la Reserva Federal haya tomado esta medida sugiere que probablemente la economía de EE.UU. se esté enfriando a un ritmo más rápido de lo que les gustaría.
Hay que estar atentos a los frecuentes datos que EE.UU. suele publicar sobre la salud de su economía. El foco pasará de la publicación del CPI (inflación al consumidor) y el PPI (inflación en la producción) al mercado laboral. Se prestará especial atención a la tasa de desempleo y a los “initial jobless claims” o solicitudes iniciales de subsidio de desempleo, que se publican semanalmente. Aunque este último es un dato que tiende a ser volátil de una semana a otra, cualquier salto inesperado podría ser la chispa que encienda la espiral de miedo que suele invadir a los mercados y a los actores económicos cuando caen las perspectivas de crecimiento.
Ya expuse en mi post anterior cómo los “temporary workers” o trabajadores temporales ya están mostrando debilidad, y suelen ser un buen indicador adelantado de la actividad económica en EE.UU. en general.
Expectativas: En mi opinión, independientemente de si hay recesión o no, las expectativas de crecimiento de las ganancias empresariales son demasiado optimistas, especialmente en los sectores de tecnología y sanitario.
En el gráfico podemos ver que los sectores de IT y Health Care, que son el primero y el segundo en cuanto a peso en el total de las ganancias empresariales representadas en el S&P500, tienen una estimación de crecimiento en sus ganancias trimestrales del 76,36% del primero y del 49,42% el segundo en un plazo de año y medio, es decir, desde el segundo trimestre de 2024 hasta el último trimestre de 2025.
Sinceramente, no entiendo de dónde sacan estos números los analistas. Como referencia, el crecimiento promedio interanual de las ganancias empresariales reportadas por las compañías del S&P500 está entre el 6% y el 7%. Imagínense los ajustes que se tendrían que hacer a estas estimaciones si durante los próximos meses EE.UU. sufriera una contracción económica.
Claramente, las valoraciones actuales están asumiendo como válidas estas expectativas. El múltiplo al que cotiza el S&P500, usando los últimos cuatro trimestres (al momento en que escribo estas líneas, 29 de septiembre de 2024), es de 26,18 veces ganancias, pero si usamos el estimado para 2025, este múltiplo desciende a 21,67 veces. Un múltiplo no sólo razonable, sino que se podría argumentar “que es barato” si tomamos en cuenta el ritmo al que estarían creciendo estas ganancias.
La gran pregunta, sin duda, es si se cumplirán o no estas expectativas. Lo que intento mostrar con este post es simplemente ayudar al lector a entender en dónde estamos, lo que el mercado parece estar descontando y lo que no. Con esta base, podemos plantearnos los diferentes escenarios que podrían presentarse.
En mi opinión, la probabilidad de que no se cumplan las estimaciones que los analistas están pronosticando es mayor que la de que sí se cumplan. No está demás tomar las medidas necesarias en nuestra cartera para hacer frente a un escenario en el que los resultados empresariales decepcionen y/o en el que los indicadores macroeconómicos sigan deteriorándose.
Un saludo a todos