Para que un nuevo procedimiento quirúrgico sea aprobado como un tratamiento efectivo (en los Estados Unidos, lo que se aprueba no es "la cirugía", sino las prótesis o instrumentos innovadores), se debe hacer la cirugía sobre un grupo de control el cual luego debe responder varios cuestionarios en donde de una u otra forma se mide la mejoría (si hubo alguna), que ha tenido el paciente sobre sus dolencias. Si los beneficios son significativos, el nuevo procedimiento se aprueba para su aplicación en cualquier paciente.
Sin embargo, lo que muchos estudios vienen confirmando uno detrás de otro, es que las cirugías en sí no tienen ningún efecto benéfico al compararlo con un "procedimiento placebo". El último caso lo podemos leer en esta noticia en donde encuentran que un grupo de pacientes intervenidos en una cirugía vertebral tienen una mejoría "no diferente" a la que obtiene un grupo intervenido "de mentira".
El estudio se centra en una operación llamada "vertebroplastia" y consiste en inyectar un cemento especial en las vértebras de las personas que ya sea por osteoporosis o lesiones se encuentran debilitadas. El estudio tomó a un grupo de 131 pacientes de los cuales 68 pacientes recibieron la vertebroplastia y 61 recibieron una "imitación" del procedimiento, es decir, se les anestesió la espalda, se presionó sobre ella para simular la inyección del cemento, y fueron expuestos al olor del cemento para terminar de montar la farsa.
El estudio dice que ambos grupos reportaron niveles similares en la disminución del dolor y mejorías en su movilidad y calidad de vida. Tanto los de la farsa como los verdaderamente tratados mejoraron su calidad de vida como consecuencia del "procedimiento".
Y este es sólo el último en una cantidad de estudios que están demostrando que muchos de los procedimientos que hoy en día se practican y la subsecuente mejoría experimentada por los pacientes, no es más que un efecto placebo que sufre el paciente al pensar que un procedimiento (costoso en la mayoría de las veces) se está practicando en ellos.
Esto acarrea una gran cantidad de preguntas: ¿si ambos procedimientos son igualmente efectivos no sería mejor hacer sólo "el teatro" en los hospitales? (esto reduciría los costes de la seguridad social), ¿sería moralmente aceptable "engañar" de este modo a los pacientes?, ¿se deberían seguir aprobando este tipo de procedimientos sin un "grupo placebo" al que se compara su efectividad?, ¿Podrían "inventarse" procedimientos con el sólo objetivo de aprovecharse del efecto placebo?.
Hemos visto como el simple hecho de simular una operación puede hacer que la realidad de una persona cambie. El mundo de dolor en el que antes vivía el paciente es ahora más llevadero. Y lo importante aquí es precisamente eso, que sí existe una mejoría en los pacientes, ya que ellos así lo han declarado en los cuestionarios de seguimiento.
Casualmente, mientras preparaba este post, en Gurusblog han publicado uno donde este poder del cerebro queda en evidencia con el efecto placebo de las pastillas, y los problemas que esto está causando en la industria farmacéutica.