Esta mañana me estaba duchando cuando en la radio han anunciado que Campofrío procedía hoy a colocar la primera piedra de la que será su nueva planta en Burgos, tras perder la preexistente en un incendio el pasado 16 de noviembre de 2014.
Anunciaba la empresa que la nueva factoría estará lista a finales de 2016.
Digo que me estaba duchando y en tales momentos aprovecho para que las ideas pululen con libertad y, a veces, me sorprendo a mí mismo con una reflexión que merece la pena compartir. Así que vamos allá pues eso es, exactamente, lo que ha sucedido.
Si echamos cuentas y sin necesidad de tirar de calculadoras científicas, ábacos o dedos resulta que entre el 16 de noviembre de 2014 y finales de 2016 tenemos cerca de dos años. Dos años en que la empresa no ha generado un euro en productividad de esa planta que ardió como una tea (cómo pudo ocurrir eso es otra historia). Habrán sacado rentabilidades de deducciones de impuestos, de ayudas gubernamentales varias ( http://www.elcorreodeburgos.com/noticias/castillayleon/ayudas-gobierno-campofrio-pueden-llegar-75-inversion-nueva-planta_88981.html ) o plusvalías por la venta de acciones (salió el capital chino tras el incendio y ahora todo está en manos de accionistas mexicanos) pero no de la fabricación y distribución de un solo chorizo en esta planta.
Dos años.
Eso es lo que ocurre con Campofrío.
¿Pero que ocurriría contigo, amigo, que tienes una navecita de 300 o 600 metros cuadrados? ¿O una empresa mediana de esas que forman el 90% del tejido empresarial español y genera el 80% del empleo? Si, esas que se denominan PYME. Pues es muy fácil: te dirían que si tienes seguro bien y si no pues que apechugues, que ese es el riesgo del empresario en un mundo capitalista donde no se mutualizan los beneficios ni las pérdidas salvo que estas últimas las sufra un banco o una empresa de las gordas.
En ese caso, amigo empresario, o tienes un seguro capaz de aguantar la embestida o cierras. Y puede que, como Administrador de la empresa, hasta tengas expuesto todo tu patrimonio familiar o eso es lo que dice la Ley de Sociedades de Capital pero si no te sacude el Juzgado de lo Mercantil, tranquilo, que para eso estará la banca quien te tiene como avalista de todas tus cuentas de crédito, líneas de descuento, pagarés, etc. No saldrás vivo de esa.
Pero, dirás, "No me preocupo porque tuve el buen tino de hacer un seguro que cubre el incendio al 100%" Y te diré "'¡Bravo!, pero eso no basta" Y no basta por eso que te he comentado que reflexionaba durante mi ducha mañanera: casi dos años sin poder disponer de los elementos de producción desde el incendio hasta la puesta en marcha de las nuevas instalaciones. Y eso, amigo empresario, no es exclusivo de Campofrío sino que los periodos de recuperación son muy largos en toda empresa y de cualquier tamaño.
Para proteger ese riesgo existe una cobertura de seguro llamada "Pérdida de Beneficios" que en algunas pólizas aparecerá como "Paralización de Negocio" y los abogados denominan muy acertadamente "Lucro Cesante". No basta con que te arreglen lo incendiado porque mientras tanto tendrás obligaciones que atender y no tendrás con qué hacerlo: para eso sirven estas coberturas.
Esa es una buena noticia, ¿verdad? La mala es que para calcular BIEN lo que debes asegurar bajo ese concepto debes contar con un especialista que te ayude pues todo gasto fijo no recuperable deberá ser incorporado al plan de seguro para esta contingencia. Y eso es complicado. Asimismo te darás cuenta de que muchísimas pólizas del mercado NO SIRVEN simplemente porque ofrecen esa cobertura limitada a 90, 120 o 180 días con una frivolidad escandalosa pues - como profesionales - saben a ciencia cierta que esos plazos no sirven para salvarte de la quiebra. Una cobertura inferior a los 365 días no es segura.
La propia Ley de Contrato de Seguro establece que los peritos deberían terminar sus investigaciones en los primeros 40 días después de la notificación de siniestro - no del siniestro- pero, además, regula que el asegurador solo debe pagar intereses si se demora más de tres meses en pagar. A veces suelen esperar ¿por qué? Pues porque la policía o los bomberos están investigando causas y orígenes o simplemente porque resulta que no queda otra: si eres de los que tienen un taller con maquinaria pesada ¿cuanto tiempo tardará el fabricante italiano o japonés en servirte una nueva máquina que reemplace a la que se quemó? ¿Siete, nueve meses? ¿Hay que hacerla a medida? Tu conoces tu empresa y los "cuellos de botella" que pueden bloquearla ¿has analizado qué pasaría si esos cuellos de botella se manifiestan en toda su intensidad y tu empresa se ve bloqueada?
Por ejemplo, y sin tener que sufrir un incendio ¿has comprobado en tu póliza si la avería de maquinaria tiene o no cobertura de paralización de negocio? Recuerdo una empresa de fabricación de piezas moldeadas donde se averió la única máquina mezcladora ocasionando la paralización de la industria durante casi cinco meses. Sin una cobertura de pérdida de beneficios que cubra la avería de maquinaria esa empresa no habría abierto las puertas de nuevo aunque el seguro hubiera repuesto la máquina averiada.
Y esto me lleva al último punto: la necesidad de identificar, evaluar, medir, actuar sobre los riesgos que podamos suprimir y decidir qué hacemos con los que debamos convivir. Lo más seguro cuando no hay exceso de liquidez es confiar en el seguro a quien se transferirán esos riesgos a cambio de un precio (la prima). Resulta muy peligroso y además irresponsable contratar seguros por precio o por acceder a un descuento en una cuenta de crédito con el banco simplemente porque en esos seguros con escasa carga aseguradora, con escaso servicio de asesoría en riesgos y coberturas late oculto el mayor enemigo de la empresa que es la ineficacia en el momento crítico. Ahorrar unos pocos euros y confiar en el canal inadecuado para resolver esta NECESIDAD de prevención ante desastres es una medida estúpida y, como dije, irresponsable.
A partir de mis comentarios tu decides pero para empezar considero que lo primero que deberías hacer es revisar si lo que tienes sirve para el objetivo que te propones, que necesitas cubrir. Si no es como si pretendes hacerte la Paris-Dakar en triciclo, una mala decisión. A partir de ahí relee mi artículo y toma la decisión que consideres más certera, si consultar con un profesional capacitado o si confiar en la Divina Providencia con cuya ayuda tan buenos barcos y marinería reposan en el fondo del mar.
Y es que por una parte están los Campofrío y por otra, amigo empresario a las PYME les espera un duro trabajo de gestión científica de los riesgos o, como alternativa, el Camposanto que es donde acaban las empresas que nunca tuvieron un buen capitán.