En su blog www.polizasyseguros.com Adrián Couceiro (actuario de seguros) explica de un modo ameno y sencillísimo cómo en la industria aseguradora los departamentos financieros dedican parte de su tiempo a estudiar los flujos de caja necesarios para atender los compromisos con liquidez mientras a la par se mantienen inversiones que aporten un rendimiento financiero a la cuenta técnica (ingresos por primas-(siniestros+gastos)). Uno de los instrumentos más utilizados son los swaps.
Alguno en este momento estará pensando, sin duda, que la institución aseguradora está como una cabra. Que visto lo que una serie de bancos ha hecho con sus clientes particulares y de pequeña empresa con tales derivados, hay que ser tonto de necesidad para meterse uno mismo en tal embolado y que vaya desgracia saber que uno ni puede confiar en el sector asegurador puesto que de esta... desaparece.
Nada más lejos de la realidad.
En las imágenes que encabezan este post podemos observar tanto el mecanismo de funcionamiento de los swaps como, especialmente, cual es el peso que dicho derivado tiene en la industria aseguradora norteamericana, una de las más desarrolladas del mundo. Mientras el mercado de deuda del Tesoro norteamericano encajaba en 2007 4,4 trillones (americanos) de USD o el mercado de renta variable tenía un valor de 21,9 trillones (americanos) de USD la institución aseguradora negociaba derivados por valor de 45,5 trillones (americanos) de USD. Eso no solo nos da el perfil de experto gestor de dichos instrumentos que cabe suponer a este sector sino también la importancia relativa del sector seguros frente a otros mercados inversores que cuentan con un tratamiento más mediático.
En 2000 yo culminé un trabajo de cuatro años con una empresa pública: gané por concurso su programa de exteriorización de compromisos por pensiones, su programa de rentas para clases pasivas y el seguro de vida colectivo. Para ello recurrimos a los swaps pues había que garantizar flujos de tesorería contínuos con un escenario de deuda pública que presentaba claros indicios de mejora a medio plazo por lo que resultaba contraproducente comercializar de acuerdo con el escenario de tipos del momento. Recurrir a los swaps, significó un importante ahorro para el cliente y una mayor seguridad para el asegurador a cambio de una prima. Por cierto, una anécdota: ganado el concurso por 807.000.000 de ptas llegó una carta de mandato de un concejal y la operación se la quedó una correduría bancaria que ni siquiera había cotizado esa solución. Mi empresa no vió ni un céntimo y tampoco recibió del asegurador un "lo siento". Ese día aprendí mucho pero les garantizo que mi familia viviría mejor sin ese ataque de piratería y yo más felíz si hubiera hallado personas donde creía que las había.
Desde luego, no creo que este sea el mejor sitio para ponerme a explicar cómo funcionan los swaps y, dado que a alguno puede picarle el gusanillo, además del link que ofrezco al principio y que recomiendo también es muy instructivo el artículo de la Wikipedia al respecto.
Si uno lee hasta aquí puede llegar a pensar que yo soy un enamorado de los swaps o que, al menos, los recomiendo. Nada más lejos de la realidad. Se trata de productos complejos, derivados con una cierta referencia a un indicador o a un subyacente que para un consumidor particular o para un pequeño empresario puede resultar más confuso que un escrito en chino mandarín. Además, se trata de productos de riesgo con un pricing o cotización de partida y una cobertura o hedge referida a los cambios que puede sufrir otro instrumento financiero. Además, la liquidez del mercado puede desaparecer ocasionando que la cobertura, literalmente, desaparezca con ella. Si a ello le sumamos el riesgo de crédito puesto que nuestra contrapartida puede llegar a impagar sus compromisos, el asunto requiere un sello de "SOLO ESPECIALISTAS".
Por ello me parece una auténtica barbaridad que algunas entidades financieras hayan arrastrado a sus clientes a suscribir swaps referenciados a instrumentos o indicadores que estaban encaminados absolutamente a generar deuda a favor del banco. Es inmoral.
Asimismo es extremadamente salvaje que se hayan formalizado este tipo de operaciones desechando todas las prevenciones que establece la MiFID. Es, simplemente, un acto de sabotaje contra los derechos del cliente financiero y una horripilante práctica si se consideran los demoledores efectos sobre el bienestar de familias o la capacidad de supervivencia de microempresas y pymes.
Para acabar de tocar las narices al sector asegurador, resulta además que este tipo de productos se ha comercializado como si fuera un seguro. Sí, a la gente se le ha dicho que era un "seguro de tipos de interés". Así que ya tienes a los bancos vendiendo otro seguro, como si no fuera con ellos lo que estaban endosando a su cliente y como si fuera algo que aporta seguridad, tranquilidad y confianza que son atributos netamente aseguradores (de quienes cumplen, claro). Desde luego al no tratarse de productos sujetos a un interés técnico y carecer de base actuarial está claro que no se trata de "seguros", amén de que si el banco de turno se dedicara a desarrollar operaciones de seguro estaría operando fuera de la Ley puesto que tanto se le exige objeto social exclusivo como se le prohibe realizar operaciones reservadas a las entidades aseguradoras autorizadas por la DGSyFP.
Dicho esto solo quiero dejar claras dos cosas: que no se debe demonizar el producto cuando se utiliza adecuadamente y con conocimiento de qué es y qué cabe esperar de él y que un servidor espera que todo el peso de la Ley caiga sobre quienes han abusado de la confianza de sus clientes para hacer su agosto. El arma no mata, mata quien la dirige contra sus semejantes.
A ver qué día deja de ganar siempre la banca trucando la mesa. Esta ruleta apesta .