El informe GLOBAL TRENDS 2025: A TRANSFORMED WORLD, elaborado por el NATIONAL INTELLIGENCE COUNCIL de los EEUU y que lleva firma de Thomas Fingar, Chairman del Consejo de Inteligencia Estadounidense, se puede obtener libremente en el propio titulo del informe.
En dicho estudio se analiza la evolución futura de las relaciones de poder mundiales en base a unos cuantos elementos básicos. Así, se analiza el equilibrio armamentístico, la evolución de la población y su poder económico, la consolidación de países emergentes y sus nuevas influencias, el papel de los combustibles y de la energía, en general y los nuevos riesgos y oportunidades que genera el cambio climático.
¿He dicho oportunidades?
El informe define como una inmensa población tendrá una increíble necesidad de agua y energía para poder alimentarse. Analiza que un estado emergente precisa más del 70 % de su consumo hídrico para la agricultura y que dicha agricultura será necesaria para que la gente pueda alimentarse y para poder producir biocombustibles y biomasa con que alimentar las centrales eléctricas.
El informe detalla que quien controle el agua controlará a la población. Y controlará los recursos que se produzcan con el agua. Ofrece una explicación de los actuales planes para colonizar los estados “amigos” del áfrica subsahariana y convertirlos en grandes productores de cereales y biomasa. Son espacios ideales para ello.
En dicho informe cada página llama especialmente la atención, pero resalto las siguientes:
- en la página 58 y 59 podemos encontrar un escenario hipotético : un informe fechado el 01/10/2020 por el Presidente de Estados Unidos, informando que Wall Street ha sido arrasado así como detallando múltiples daños en distintos Estados. El Presidente describe los daños como los sufridos en una ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. En las páginas inmediatas anteriores se establece el sistema para el traslado de los centros de decisión a zonas menos expuestas o, al menos, su replicación.
Desde hace tiempo la institución aseguradora mundial está prestando especial atención al fenómeno del cambio climático porque, entre otras cosas, tiene intereses expuestos. Cualquier evolución negativa que se presente como consecuencia de dicho cambio climático puede afectar muy seriamente al seguro. De hecho, ya estamos viviendo los primeros pasos de dicho cambio. Y se están empezando a efectuar las primeras correcciones.
El transporte marítimo, las plataformas petrolíferas y las instalaciones permanentes en tierra, tanto industriales como particulares tienen seguros que las protegen. La agravación de los fenómenos naturales meteorológicos que se desarrollan con una violencia extrema han puesto a los aseguradores contra las cuerdas. New Orleans fue solo un aviso.
El incremento del nivel del mar que se prevé alcance varios metros en pocas décadas supondrá el desplazamiento de millones de personas que viven junto a la costa que se sumará a las migraciones resultantes de la desertización de ciertos territorios. Dichas migraciones generaran conflictos de todo tipo tanto por la ocupación por las masas emigrantes de territorios pertenecientes a otros colectivos o naciones, como por factores religiosos o étnicos acompañados del efecto sobre la oferta/demanda de empleo. Las actividades del seguro relacionadas con los riesgos sociales, geopolíticos y el riesgo de guerra estarán seriamente comprometidas en este escenario plausible.
Los riesgos tecnológicos serán especialmente sensibles a todos estos factores puesto que las comunicaciones pueden verse afectadas así como la continuidad de empresas y administraciones clave. En un mundo dependiente de la tecnología es muy fácil regresar en segundos a la edad de piedra en materia de información y comunicaciones.
Así, podemos observar que mientras los negacionistas impulsan congresos para evitar la adopción de medidas correctoras de las emisiones de gases de efecto invernadero, las Centrales de Inteligencia de los EEUU y las Aseguradoras caminan en sentido contrario ¿Por qué?.
Aunque viendo quienes patrocinan el negacionismo se entiende que el deshielo del Artico puede no ser tan mala cosa, al menos para quienes tengan acciones de petroleras.
Así, las apuestas de los inversores deberían contemplar a largo ambos escenarios: triunfan los científicos y salen beneficiadas las empresas llamadas sostenibles o triunfan las Corporaciones y la apuesta acertada, el caballo ganador, será quien acceda a esos recursos ahorrando costes aunque sacrifique en ello el delicado equilibrio mundial.