"Primero fueron a por los judíos,
y yo no hablé porque no era judío.
Después fueron a por los comunistas,
y yo no hablé porque no era comunista.
Después fueron a por los católicos,
y yo no hablé porque era protestante.
Después fueron a por mí,
y para entonces ya no quedaba nadie que hablara por mí."
Estos versos son de Martin Niemöller, un comandante de submarinos de la Alemania de la I Guerra Mundial que luego se hizo pastor protestante. Y protestó contra los abusos del nazismo por lo que pasó siete meses en la cárcel y, al salir, fue a parar a manos de la Gestapo. Hasta 1945 sobrevivió a dos campos de concentración (entre ellos, Dachau) para unirse al movimiento pacifista al acabar la II Guerra Mundial.
Estos versos siempre me han recordado nuestra responsabilidad acerca de lo que pasa a nuestro alrededor y a lo que no prestamos atención siempre que no seamos el blanco de los hechos. Supongo que si hacemos algo de introspección todos tenemos algo de que avergonzarnos, algo que hemos visto padecer a un semejante y con mirar hacia otro lado o acelerar el paso hemos evitado tan lindamente.
En estos momentos una crisis asola nuestro país, pero también el mundo entero la sufre. Nosotros estamos preocupados, amargados, por nuestros pequeños problemas que escaparían de la comprensión de gente que no tiene qué comer o donde refugiarse para evitar que la maten. Nos preocupa y carcome que solo podamos crecer un 0,8% mientras otros tienen un 0,8% de probabilidades de llegar a mañana con vida. Somos así.
Tal vez contra eso poco podamos hacer pero deberíamos ser capaces de intentarlo. Al menos sentiríamos frustración y no vergüenza.Tal vez aún no conocemos el poder de una comunidad irritada con la injusticia.
En una parte civilizada del mundo le pegan un tiro a una Senadora y su contrincante política alega en su contra que es judía. Nosotros callaríamos si ante nosotros las Leyes negaran medicamentos a un hombre solo por ser negro y haber llegado en patera. O guardamos silencio cuando se permite que en un banco se atropelle a gente que no entiende lo que está firmando como si fuera una condena para toda una vida. No somos las víctimas de esos actos. No nos importan.
Somos así.
Yo tengo la suerte de tener este espacio para hablar por los que no tienen voz a otros a quienes invito que no se callen. Evito sentir vergüenza con cada linea que escribo en ese ejercicio que consiste en no callar ante la injusticia.
Os invito a visitar la página que Ángel del Amo ha abierto en Facebook para que los usuarios de banca que están siendo víctimas de la coacción en la imposición de seguros puedan poner en el muro su experiencia y sumarse a esta iniciativa colectiva que ya cuenta con más de 600 "amigos". Podéis encontrar la página en http://www.facebook.com/no.hare.seguros.en.bancos