Uno de los cuidados que hay que tener antes de participar en subastas que dimanen de procedimientos civiles no hipotecarios es estudiar muy atentamente la Tasación de Cargas. Este es un documento en el que el secretario judicial calcula el Tipo de Subasta restando las cargas preferentes del valor de tasación que haya dado el perito judicial.
Lo normal es que, a instancias de la parte actora, el juzgado hubiera instado a dichos acreedores a enviar un certificado con la cifra exacta que queda por pagar en dichas deudas, pero lamentablemente las partes intervinientes en estos procedimientos no siempre están a la altura de su responsabilidad. En tales casos las cifras que se restan no son más que aproximadas y es una pena porque uno de los datos más importantes para los potenciales postores en la subasta es la cuantía exacta de las deudas del piso.
Pero independientemente de esta negligencia, más común de lo que parece, hay otros problemas derivados de la Tasación de Cargas. Uno de los peores es que los cálculos los realizan personas "de letras", algunas de las cuales son incapaces incluso de resolver una triste ecuación de segundo grado.
Cuando hace unos años me enteré de que actualmente ya en el bachillerato los estudiantes de letras, en vez de estudiar las matemáticas de siempre les permitían elegir una especie de matemáticas "para tontos" o incluso la ausencia de ellas, supe inmediatamente que aquello tendría consecuencias, una de las cuales la compruebo cada vez que examino una de estas dichosas Liquidaciones de cargas. Acabo de mencionar las ecuaciones de segundo grado, pero lo cierto es que a veces no saben ni hacer una resta, pues solo en eso consisten estas liquidaciones, en calcular la diferencia entre el valor tasado y las deudas preferentes.
Lo menciono porque hoy me he topado con una liquidación que sería para enmarcarla y exponerla en el museo de los horrores. No solo olvida incluir algunas de las cargas sino que otras las menciona pero para darles el valor de otras diferentes y, finalmente, hacer mal el cálculo.
¡Coño, que solo se trata de saber usar una simple calculadora Casio!
Esta vez no les he advertido del error. Simplemente he cerrado el expediente y les he dado las gracias. Que sea mi pequeña contribución al caos español actual.