Llevo años preguntándome acerca del origen de la ola de okupaciones que asola España, convencido de que tuvo que suceder algo que hizo que esta gentuza parasitaria se pusiera a okupar las casas de los ciudadanos como si fuera la cosa más normal del mundo.
No se, algo parecido a cuando a mediados de los años noventa televisaron en Gran Bretaña un programa publicitando las increíbles ayudas sociales de las que se beneficiaban todos los habitantes de las islas, ya fueran aborígenes o simples visitantes y ello originó la primera gran oleada de gitanos rumanos, quienes metieron en sus caravanas todo lo que les cupo y se echaron a la carretera por docenas de miles.
Para cuando las autoridades británicas se quisieron dar cuenta ya se les habían colado miles de parásitos. Cerraron la frontera del Canal de la Mancha y se produjo la primera gran crisis migratoria, con miles de autocaravanas viajando de un lugar a otro de Europa buscando acomodo. Naturalmente nadie quería en su territorio a semejantes gorrones, capaces de echarse a la carretera en busca de las mejores ayudas sociales. En vez de emigrar para trabajar, estos emigraban para parasitar.
No conocía el detonante del fenómeno okupa en España, pero sabía que tenía que haber habido alguno.
Lo conocí durante el debate político del pasado martes en Atresmedia, cuando uno de los aspirantes comentó que en el Código Penal vigente en 2004 la pena para el delito de usurpación era de uno a tres años y fue Zapatero, ese azote de las Españas, quien lo sacó del Código Penal y lo convirtió en una simple falta. Que ahora está castigada simplemente con una multa administrativa.
Rodríguez Zapatero es el perejil de todas las salsas de los grandes males que nos han aquejado los últimos diez años.
Es terrible el daño que puede hacer un tonto motivado. Hace falta ser imbécil para no saber que la despenalización o la disminución de la pena de los actos delictivos incrementan inmediatamente las incidencias de los mismos.
Y una vez dicho esto, a continuación voy a contaros la escalofriante historia que conocí el pasado mes de octubre y que me acaban de confirmar que le queda cuerda para rato. Simplemente para que mañana vuestro voto sea un voto informado.
Don Antonio se jubiló a principios del año pasado. Había trabajado más de treinta y cinco años en el sector del metal y aunque sus salarios habían sido muy normales, lo cierto es que para cuando llegó el momento de jubilarse tenía ahorrado la mayor parte de lo necesario para comprarse un segundo piso en su barrio de Hospitalet de Llobregat. El resto lo pagaría poco a poco al banco con el alquiler del piso.
Su pensión de jubilación no era mala, pero tenía pensado complementarla con el alquiler de ese nuevo piso y con el alquiler de su propia vivienda. Así él podría cumplir su sueño de siempre de volverse al pueblo a vivir tranquilamente lo que le quedase de vida. Sopitas, buen vino y recuperar las amistades de su niñez. Eso es lo que tenía pensado.
El piso lo había comprado muy barato porque necesitaba una reforma completa. Se gastó unos treinta mil euros en dejarlo completamente nuevo. En la que había sido su casa apenas gastó cinco mil porque siempre se había preocupado de mantenerla en buen estado. Además, como Antonio es muy currante y estaba en plena forma, él mismo ayudó todo lo que pudo en la reforma. No sabía nada de albañilería, pero acarreó ladrillos y sacos de cemento que no veas.
En junio ya tenía ambos pisos alquilados y vivía en su feliz retiro del pueblo natal.
Y estaban en esas cuando... ZAAAAS, aprovechando que estaba fuera unos días, al inquilino del piso recién reformado se le coló una de esas basuras con forma humana, verticales e implumes a quienes llamamos comúnmente okupas.
En una situación de estas la gestión de las primeras horas es capital. Ahí es donde una buena colonia se la juega. Pero en este caso, cuando el inquilino llegó y se encontró con la gitanada, aunque avisó a los mozos de escuadra y éstos llegaron de inmediato, habían transcurrido dos días desde el allanamiento y, además, aunque era falso, el gitano okupa pudo acreditar -mediante un truquito que no voy a describir para no darle malas ideas a nadie- que llevaba allí más de una semana.
La situación actual es un desastre sin paliativos:
1) La policía no quiso desalojar a los delincuentes y estos llevan viviendo en esa casa desde el pasado agosto.
2) Además, no solo está estrenando piso y electrodomésticos, sino que también está estrenando los muebles que el inquilino había comprado, incluyendo la televisión.
3) Además se ha quedado con el ordenador de mesa del inquilino, que es un ingeniero argentino que trabaja en España desde hace cinco años. El gitano le ha pedido cinco mil euros para recuperar el ordenador y la documentación. De devolverle la televisión y los muebles no ha dicho nada, aunque seguro que también tienen un precio.
4) A don Antonio el okupa le ha pedido quince mil euros por irse ahora, amenazándole con que si no acepta pagar la extorión vende los electrodomésticos y deja la casa hecha un erial cuando sea desalojado por el juzgado.
5) Don Antonio, no solo no está cobrando el alquiler sino que tiene que seguir pagando todos los meses la hipoteca que hizo para pagar el segundo piso y para reformar ambos.
6) En octubre, cuando me contactó al ver que yo estaba siendo asediado por mis gitanos particulares, le comenté que lo mejor que podía hacer sería contratar a los muchachotes de Desokupa, pero le dio miedo y lo que hizo finalmente fue contratar a un pariente abogado (menudo error) e iniciar una demanda de desahucio. El juzgado al que le cayó la demanda aún no la ha admitido a trámite, algo bastante normal con esta mierda de in-Justicia que sufrimos en España.
Y aquí acaba la historia de don Antonio el jubilado que soñó que vivía en un país donde imperaba la Justicia.
Si te roban el coche y la policía les pilla en él, da a los delincuentes una patada en el culo y a ti te lo devuelve de inmediato. ¿No os parece increíble que no suceda lo mismo con las viviendas, cuyo valor multiplica por diez o veinte el valor de un coche y cuyo contenido tiene un valor práctico y sentimental enorme?
La actitud de la izquierda española ante el fenómeno okupa es de una tremenda hipocresía y de una bajeza moral sin parangón en el mundo. Durante el pasado debate Pablo Iglesias comentó que en España había emergencia habitacional y que ello justificaba que la gente necesitada okupase las viviendas que encontrase vacías. Pero NO es cierto, no hay emergencia habitacional. Y si la hubiera, tendría que ser la Administración quien se ocupara de resolverla y no dejar que los parásitos "necesitados", como les llama Iglesias, usurpen las viviendas de ciudadanos honrados que pagan sus impuestos, dejando a éstos en la calle.
La okupación está siendo promovida por la izquierda española como vía normal de acceso a la vivienda. No olvidemos que cuando en la primavera de 2018 se votó en el Congreso de los Diputados la Ley que venía a agilizar los desahucios de okupas cuando afectaban a las familias (no a las empresas), todos los partidos de izquierda, sin excepción, votaron en contra.
Lo repito, todos los partidos de izquierda, sin excepción, votaron en contra de que en una situación como la que acabo de describir, el proceso de recuperación de la vivienda se lleve a cabo en un procedimiento judicial "especial" que dure unos pocos meses menos que por la vía normal. Parece como si la izquierda quisiera que volviéramos al Paleolítico, cuando si te ibas a Sevilla llegaba el Cromagnon de turno y te quitaba tu sitio de la cueva.
Por otro lado, quiero reiterar mi afirmación rotunda de que en España no hay emergencia habitacional. Lo que hay es un buen montón de escoria que ha decidido que la debilidad de las instituciones y la demagogia de la izquierda son un buen caldo de cultivo para explorar una nueva línea de negocio.
Desde que me encontré a mi primer okupa en 2011 hasta hoy he conocido a docenas de ellos:
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La gran mayoría están cobrando las ayudas de 525 euros.
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Varios de ellos eran ladrones de profesión, literalmente. Es decir, que se dedicaban a robar mercancías y a revenderlas. Incluso en una ocasión me dejaron un súper televisor de plasma (sin desempaquetar) que tenía la pantalla rajada.
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Las tres familias de gitanos con las que choqué el pasado mes de octubre tenían sus propias viviendas a menos de 5 minutos de la que me estaban intentando usurpar. Eran viviendas de protección oficial en propiedad que tenían alquiladas y de las que recibían un buen dinero. Ellos, además, también eran ladrones especializados en alunizajes.
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También los he conocido de los que se lucran alquilando habitaciones de las casas okupadas. Actualmente tengo tres viviendas en esa situación.
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También tengo a dos okupas que tienen sus trabajos y que, simplemente les mola lo de vivir sin pagar por lo que consumen.
- Incluso tengo a un okupa que lleva metido en el piso desde 2011. El banco le demandó y ganó en primera instancia, pero el okupa apeló a la Audiencia. El banco ganó la apelación, que confirmó la sentencia de primera instancia, pero el okupa recurrió y la cosa está ahora esperando a ver si el Tribunal Supremo lo admite a trámite. Porque esa es otra, a los okupas les cuesta cero euros la defensa jurídica porque se la pagamos los españoles poniendo a su disposición a los abogados de oficio. Además tampoco pagan costas judiciales, por lo que pueden recurrir y apelar tanto como les apetezca. A este okupa hijoputa le queda poco tiempo en la casa y él lo sabe, con lo que ahora está apelando a la injusticia de dejarles en la calle con su mujer nuevamente embarazada.
Ninguno de los okupas que he conocido estaba en situación de extrema necesidad. Es cierto que la mayoría de ellos no trabaja, pero esto es así no porque estén en paro y no encuentren trabajo sino porque pertenecen a esa minoría creciente de gorrones sociales del estado de bienestar que no quieren trabajar ni contribuir con sus impuestos al bienestar general sino que prefieren parasitar y depredar la producción de sus vecinos. Tomar sin dar nada a cambio. Son el producto del asistencialismo estatal. Cuando dicen que tienen derecho a una vivienda, en realidad lo que están diciendo es que somos nosotros quienes tenemos la obligación de pagarles esa vivienda. Porque las políticas asistencialistas les han acostumbrado a vivir de gratuidades, sin realizar ni el mínimo esfuerzo.
Y además también afirmo sin titubear que una gran parte de los okupas son delincuentes habituales. No es que no tengan trabajo, lo que pasa es que su trabajo no se contabiliza como tal ni cotiza a la Seguridad Social.
Son lo más vil y despreciable, lo que siempre se ha llamado la hez de la sociedad.
¿Y tú, vas a votar por su permanencia o por su desaparición?
ACTUALIZACIÓN 0CTUBRE DE 2019:
Comopodéis ver por el siguiente hilo de tuits, la situación no ha mejorado en Barcelona, capital mundial de la okupación.
Ayer ocuparon el piso de mis padres en el centro de Barcelona. Después de más de 30 años viviendo en él, hará cosa de 3 se retiraron fuera de la ciudad a disfrutar de su jubilación y lo tenían alquilado. Los inquilinos lo abandonaron antes de ayer día 1 y los ocupas entraron >
— Pablo (@wapamenti) October 3, 2019