Hace unas semanas los lectores del New York Times alucinaron al hacerse el diario eco de los abusos del sistema hipotecario español. Al parecer no sabían que en España, además de haber perdido la casa, los deudores deben pagar la diferencia que existe entre la deuda (incluidos intereses y costas judiciales) y lo realmente recaudado en la subasta.
Obviamente, como los bancos son rencorosos y tienen memoria de elefante, esa deuda dura toda la vida hasta su extinción. Extinción de la deuda o de la vida del deudor, lo mismo da.
Yo siempre me he manifestado a favor de que en España cambie la legislación, aunque de ningún modo con carácter retroactivo. Creo que si los bancos se sintieran más vinculados al devenir del negocio inmobiliario y si la recuperación de los créditos dependiera también de haber hecho una correcta tasación de los bienes a hipotecar, ahora no estarían saliendo a subasta pisos de mierda a trescientos mil euros.
Sin embargo, cuando leo casos como el del ciudadano subprime, que no es más que un gorrón con más jeta que un oso hormiguero y menos cerebro que un mosquito, más comprendo otros argumentos que he leído por ahí respecto a la responsabilidad del deudor en la hipoteca. Y por donde no paso ni loco es porque desde "Ecuador se nos exijan soluciones al drama hipotecario de sus ciudadanos en España" y que ahora nos sugieran cambios legislativos o que los bancos acepten la dación en pago.
Mi opinión, que estos tipos bolivarianos son defensores súper susceptibles de su soberanía, pero que tienen bastante poco respeto por la nuestra.