2020 ha arrancado como un año cargado de turbulencias en el plano social y económico, y lo que inició como calma tensa con una subida de los mercados muy pronunciada en 2019, a pesar de unos datos macroeconómicos no tan buenos, derivó en una crisis provocada por el coronavirus primero en China y luego mundialmente.
Dicha crisis llevo a que los gobiernos decretaran un confinamiento de mayor o menor dureza según el país, y conllevando una consecuente reducción mundial en la demanda mundial de petroleo. Esta bajada de consumo de petroleo llevó a una caída en los precios de barril de brent muy pronunciada tocando fondo en 22 dolares.
Esta bajada de precio del brent, dio como resultado que la capacidad de almacenamiento mundial se viera rápidamente copada, y que las acciones de empresas de tankers subieran rápidamente.
Por otro lado se ha dado una situación muy curiosa, los futuros de petroleo, que vencían en el mes de abril, llegaron a ser una patata caliente que nadie quería que les explotara encima, ya que, recordemos que al expirar dicho instrumento financiero, el poseedor se debe hacer cargo del petróleo.
Imaginémonos a un especulador abriendo la puerta de casa y encontrándose con una empresa de transporte que le pregunta donde demonios deja los cientos de barriles que este ha comprado.
Más o menos esta es la imagen mental que tuvieron algunos traders durante este tiempo, provocando el pánico y haciendo, ya no que comprar un futuro de oil fuera barato o incluso gratis, si no que te pagaran por quedártelo. De locos.
Todo esto se ha visto agravado por las luchas de poder dentro de la OPEP+, recordemos, ese cartel mundial que agrupa a los mayores productores mundiales , para mediante recortes o expansiones de producción, mantener los precios de petroleo atractivos.
Pues bien, dentro de esta organización se propuso primero un fuerte recorte de la producción, para amortiguar la caída de la demanda mundial. ¿Todo muy lógico, no?
Pues no, esto al final no cuajó, ya que Rusia y Arabia Saudí, se disputan ser el gallo del corral , ya que son los que tienen el precio de producción mas bajo.
Al contrario de lo planteado inicialmente , ambos países aumentaron la producción , con el objetivo de echar del juego a los productores con el breakeaven más alto.
Y el problema de esto es que los dos países necesitan el petroleo a buen precio, para cuadrar sus déficits, y personalmente a mi me parece que el que puede ganar esta partida puede ser Rusia, ya que no depende del oil tanto como los Saudíes, y tiene reservas monetarias bastante grandes, y un nivel de endeudamiento bajo.
El gran damnificado de esta situación parece ser el mercado americano, ya que sus costes de producción son muy altos (fracking, shale oil) y el nivel de endeudamiento de estas empresas es de por si muy alto. El efecto domino en cuanto a quiebras ya ha empezado, y aunque en la administración Trump se han planteado incluso poner aranceles al crudo Saudí, no hay un rumbo claro a seguir.
Dado que hay en el horizonte elecciones y hay muchos empleos en juego, se hizo un intento de la casa blanca de reconciliar a la OPEP+, aunque los frutos de esto no han sido todo lo efectivos que se podría presuponer.
Más tarde, en abril se acordó un recorte del 23% de la producción por la OPEP, insuficiente, a todas luces dada la situación, pero que parece momentáneamente poner fin a la guerra de precios.
Con el avance de los días y la reapertura parcial de algunas enconomías, el crudo brent ha hecho un pequeño rebote y se ha situado a un nivel de alrededor 35 dolares, un nivel en el que solo los más eficientes ganan dinero, y que ha provocado masivas cancelaciones de Capex y reducciones de dividendo.
De este modo la pregunta es, ¿qué le espera en el futuro al petroleo?
A corto plazo podemos ver que la economía mundial no se va a recuperar formando una “v”, si no que sera mucho mas lenta, y que se sospecha que tras la esperada bajada en contagios y mortandad del verano, sobrevuela el horizonte una recaída con la llegada del otoño.
El desarrollo de una vacuna, podría ser la solución, pero dados los plazos habituales, no parece que vayamos a tenerla en 2020, por mucho que las situación obligue a acortar tiempos.
Así pues, parece lógico que seguiremos viendo bajos precios en 2020, y que tras la criba de productores que se está produciendo, a finales de 2021 o 2022 es muy probable que veamos un rebote de precios por encima de los niveles pre-coronavirus.
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