Esta semana, echándole un vistazo a uno de esos “encuentros digitales” con un analista, encontré una respuesta sin desperdicio: Uno de los lectores preguntaba, literalmente, “¿futuro de Gamesa a corto, medio y largo plazo? Gracias”, a lo que el analista contesta: “El futuro sólo lo conoce Dios... Siento no poder responder. Gracias a ti”.
No voy a añadir mucho hoy a lo que ya comenté en el post sobre lo que son los analistas, pero desde luego quiero subrayar algo que no son: adivinos (aunque muchos lo pretendan). Parece complicado de entender, pero es muy sencillo si conocemos qué trabajo hace un experto en un medio de comunicación. Para ponernos en escena, los medios de comunicación no pagan a los analistas que van a sus programas (excepto casos en los que se trate del “experto de casa”, como en algunos periódicos y revistas que tienen analistas propios). Una vez sabiendo esto, que el analista no cobra, es fácil entender algo que ya he comentado en otros post y que no paraba de repetir mi abuelo: “los consejos siempre valen dinero”. Una cosa es que nos digan una opinión y otra un consejo. Partiendo de esta base, debemos entender que al analista hará lo que pueda por ayudar, porque le conviene para su “imagen de marca”, pero no será igual que cuando trabaja para un cliente. De ningún modo.
Por otro lado no está de más conocer cuál es el trabajo de un analista: consiste en medir cuál será el escenario más probable en el futuro. Pero no el que ocurrirá, esto es imposible de averiguar. Todo aquel “experto” que trabaje de otro modo realiza análisis sin valor, puesto que por muy alta que sea la probabilidad de su escenario, es imposible que nunca sea la que después ocurrirá exactamente.
Un analista, cuando participa en un consultorio en el que le bombardean a preguntas sobre todos los activos, valores y sectores que existen en el mundo, solo puede responder de dos formas: o por lo que ha leído en informes, si tiene una gran memoria, o haciendo técnico rápido y normalmente no muy bien. No existe un solo analista en el mundo profesional que abarque todo, por lo que es imposible que nos responda a todo y bien. Es más, cuando uno responde a un espectador o a un oyente no sabe dos cosas fundamentales: ¿cuál es el perfil del inversor? ¿cuál es el tamaño de su capital? Sin poder responder a estas dos preguntas todo análisis pierde su sentido.
Lo que ocurre es que el trabajo del analista es plantear la probabilidad de todos los escenarios, no adivinar cuál se producirá en el mundo real. Una vez planteado el escenario, el inversor o especulador debe decidir algo que será fundamental en el desarrollo de su vida en bolsa: cuánto dinero del total de su capital va a arriesgar en esa inversión. Money Management, segundo pilar de las inversiones, tan fundamental (o más) que el análisis del valor, sobre todo para aquellos que hacen intradía o swing. O dicho de otra manera: protección del capital.
Porque el dinero es nuestra herramienta de trabajo. ¿Os imagináis un pescador que no cuida su barco? ¿un carnicero que no afila los cuchillos? Pues eso mismo es un trader que no cuida su dinero.