Aprovechando que ha sido el día del libro y el post anterior, sobre mis libros favoritos, y entendiendo el tirón del tema y la gran cantidad de libros sobre inversiones que existen, me gustaría aportar unos apuntes personales sobre cómo escoger un libro adecuado.
Antes de nada, como prólogo, advertir de títulos como el de “haga un millón de dólares en bolsa”, “la Biblia del análisis bursátil”, “hágase rico en bolsa”, “cómo hice mi fortuna con CFDs”, "todo lo que tiene que saber sobre los mercados financieros", etc. Salvo casos muy particulares, este tipo de libros suele servir para nada. Normalmente no aportan más que desconfianza en el juego del timo y la falta de ética que a veces (a veces muchas veces) hay que sufrir por gustarnos este mundo. Imaginemos lo mismo pero en otras profesiones: "cómo hice un millón de euros con la filología", "la biblia de la ingeniera", "hágase rico con la educación", "como hice mi fortuna con las flores", "todo lo que tiene que saber sobre la medicina", etc. Ridículo, ¿no?
Por otra parte, señalar algo más que básico: si uno sabe inglés, se multiplica la oferta de libros de calidad. Lógicamente, porque hay más y porque el mercado de libros de inversiones es fundamentalmente en ese idioma. Lo cual no significa que con saber castellano no sea suficiente.
Ya para entrar en materia, en primer lugar, tenemos que entender que un libro no es como un curso presencial. Podemos malinterpretarlo, podemos leerlo mal, podemos cansarnos de leer… La ventaja es que siempre podemos volver a consultarlo. Pero a veces eso no es suficiente. Por ello, aunque recomiendo tener siempre una lectura financiera en la mano, (si nos gusta esto, claro), o anterior no debería ser sustitutivo de cursos y seminarios. Una cosa debe acompañar a la otra.
Por otro lado, hay libros que están llenos de teorías. A veces, ni siquiera demostradas. No nos creamos los más listos por haber leído, por ejemplo, lo último de Malkiel, (que escribe muy bien, pero no siempre con los últimos estudios en la mano -o por lo menos, no los que no le interesan-). Los libros a veces hablan de las teorías de los autores. Que pueden ser o no correctas, pero no son más que eso: teorías. Hasta que se demuestre lo contrario. Esto lo digo porque muchas veces nos crecemos y perdemos humildad, haciendo nuestra una teoría que hemos leído. Y como sabéis, a aquellos los orgullosos, el mercado los pone rápido en su sitio. Así que mejor luchar por no perder la humildad.
Al final, nos puede pasar como al rubio del bar de la película de “el indomable Will Hunting”: que nos quedamos con las frases del libro como loros (o como estudiantes de segundo curso) sin entrar en los detalles de las teorías. Sin estudiarlas nosotros mismos. Cuando en otro post anterior comentaba que el libro de Graham era para leerlo con un Excel abierto, no quería decir otra cosa que eso. Que hay que leerlo comprobando cada teoría que expone. Si no, no nos sirve de nada su lectura, tan solo para repetir que el value investing es lo mejor a largo plazo. Pero, ¿cómo de mejor? ¿es más rentable que la regla de las cuatro semanas? ¿menos que las técnicas de Colbi y Meyers? Lo mismo ocurre con libros de análisis técnico, como el de Cooper. Lo que no puedo hacer es ponerme a emplear en el mercado real técnicas que he aprendido en un libro porque “las doy por buenas”. Por genial que sea el autor (o digan que sea). Me comentaba una vez una persona que conocí: -yo sé mucho de análisis técnico: me he leído el libro. -¿qué libro?, le pregunté. Y me respondió de nuevo -¡el libro!-, mirándome como si fuera un ignorante por no saber de qué libro me estaba hablando (¿el de magee, el de rhea, el de murphy, etc, etc, etc? nunca lo supe).
Tenemos también que tener claro qué queremos aprender. Es imposible que un solo libro nos enseñe todo lo que existe. Un máster en mercados financieros dura como mínimo un año, no pretendamos que un solo libro nos lo resuma. Cualquier activo financiero en sí mismo es tan amplio que puede requerir años dominarlo a nivel profesional. Así, si lo que queremos es aprender de activos (derivados, acciones, materias primas, volatilidad…), busquemos un libro bueno del producto que nos interesa. Si, por ejemplo, queremos aprender sobre derivados, lo ideal será buscar un libro sobre derivados. Si nos interesa la renta fija, pues algo encontraremos de renta fija, etc. Si queremos algo más general, pues uno de productos financieros será nuestra opción. Cuanto más general sea el libro, más calidad se pierde por el camino.
En caso de buscar algo muy específico, yo recomendaría normalmente escoger en primer lugar libros de profesores de universidad, y después de operadores. Por ejemplo, y siguiendo con los derivados, una buena iniciación para aprender por nuestra cuenta acerca de las opciones, podría ser el libro de Lamothe y Pérez “Opciones financieras y productos estructurados” y después, en segundo lugar, echar un vistazo a la “Guía completa de venta de opciones”, de Cordier y Gross. Los dos son libros básicos y con uno obtenemos un punto de vista teórico, con el otro el práctico. Lo cual no nos exime de la posibilidad de hacer un curso del tema, como por ejemplo uno asequible: el de licencia de operador de BME, que además de quedar estupendo en el curriculum, sirve para cerrar el estudio básico de las opciones.
Lo bueno que tienen los libros de profesores es que suelen estar bien explicados. Lo malo, aunque es también una ventaja en ocasiones, es que tienen mucha teoría. Pero esto, como en Karate Kid: dar cera, pulir cera. Hay que llenar la cabeza primero antes de poder romper ladrillos con ella. Como escuché una vez, leer un contrato nos da sabiduría. No leerlo nos da experiencia. Las dos son necesarias en casi todos los campos.
No hay que olvidar ser sincero con nosotros mismos y evaluar nuestro nivel. Porque claro, hay libros fabulosos pero, ¿tenemos el suficiente nivel teórico para entender bien el último estudio de E. Fama y K. French? Mejor ir poco a poco, afianzando los conocimientos básicos para luego ir ya pasando a lo profesional. Que llegará. Y pocas cosas son tan estimulantes como leer una de las últimas investigaciones sobre un determinado tema y seguir el hilo de la conversación.
Todo ello siempre y cuando queramos llegar a ese nivel profesional. A algunos les valdrá con una lectura de un folleto de la CNMV y otros querrán llegar hasta el final.
En cuarto lugar, no siempre hay que fiarse de los nombres de los autores. Ni del título. Por ejemplo, si bien el primer Market Wizards es estupendo, el segundo pierde muchísima calidad en las entrevistas. Y ya no digo nada del tercero (aunque siguen siendo decentes, no son tan geniales como el primero). Por otro lado, hay gestores, traders y analistas geniales que pueden ser unos escritores pésimos y no explicar nada. Por eso, nada mejor que echar un vistazo al libro antes de comprarlo. O arriesgarse a buscar opiniones en Internet… que no siempre acierta, pero algo ayuda.
Leer un buen libro, o un buen estudio, y entenderlo y aprender (y notarlo) es una experiencia tan estupenda que no puedo dejar de animar a todo el mundo a que lo haga. Vale realmente la pena. Pero tiene sus peligros. No admitirlos es un error que nos puede costar la cartera. No por leer un libro de Lynch nos convertimos en un gran gestor, del mismo modo que no por leer un libro de Arguiñano nos convertimos en un gran cocinero.
No podría terminar sin reconocer algo que me comentaban con el post anterior: un libro puede ser algo muy personal. A algunos le puede parecer genial un libro exclusivo de análisis técnico y otro puede ser un fan de otro de teoría del caos. A cada cual el suyo. Pero no se trata solo de escoger entre el que más nos gusta personalmente. Los libros, como todas las cosas de este mundo, además de una calidad subjetiva tienen otra objetiva, que depende de muchas cosas (calidad del escritor, experiencia, presentación, calidad de lo escrito…). Pero la tiene. Así que hay libros mejores y peores, del mismo modo que hay profesionales mejores y peores.
Espero que este post os ayude aunque sea un poco a escoger lo mejor objetivamente. La parte subjetiva, es completamente cosa vuestra.