Sobre la responsabilidad de los medios de comunicación
El pasado sábado, camino de Madrid, pude aprovechar uno de los escasos servicios gratuitos que prestan actualmente las líneas aéreas en las plazas económicas, esto es, el periódico. Concretamente leí El Mundo, que contenía un especial Sanidad. Ahí encontré una reflexión que si bien no guarda relación con la economía ni las finanzas, sí abunda en el tema de la credibilidad de los medios de comunicación y su responsabilidad sobre aquello que publican.
Venía a cuento el artículo de una noticia que hacía pocos días salió en prácticamente todos los medios de comunicación, ya fuesen televisión, radio o periódicos. A saber, que un equipo médico español, en colaboración con un matemático, había curado a un enfermo terminal de cáncer de hígado, utilizando medicamentos ya existentes en dosis determinadas según unas fórmulas obtenidas de la formulación matemática de la evolución de los tumores. Vaya, noticias como ésta son las que todos desearíamos oir más a menudo.
A partir de aquí y a pesar de que ya es conocido que desde que se anuncia algo así hasta que se obtienen las autorizaciones pertinentes trancurren varios años, necesarios por otra parte para evaluar la viabilidad médica, contraindicaciones, etc... es más que comprensible que al día siguiente enfermos y allegados en trance similar al paciente curado acudiesen a sus médicos interesándose por las posibles oportunidades de ofrecerse como sujetos de experimentación y recabando información sobre una de las pocas esperanzas que les quedaban.
Cuando se dio la noticia, en una vuelta por Google obtuve un gran número de resultados, algunos de hacía varias semanas. Como es fácil suponer, incluía buen número de comentarios, unos lamentando no poder aprovechar ya esta esperanza, otros deseando mejor suerte a los demás, algunos iracundos con la sanidad pública,...con o sin razón, todo ello comprensible en las situaciones reflejadas por los que escribían. En cualquier caso, la noticia tuvo una repercusión social.
Pues bien, en el mencionado suplemento no solamente se ataca a Antonio Bru por el método seguido, por la falta de seriedad de la publicación científica que publicó su artículo, por el hecho de haber publicado sus conclusiones habiendo solamente tratado a un paciente, sino que deja claro que todo esto no es más que un sinsentido y que a la falta de vergüenza de este científico debe sumarse la falta de rigor de todos los medios periodísticos, que se abocaron a vocear la supuesta noticia sin tomar las debidas medidas para verificar la solvencia de las fuentes de la noticia y que no asumen la exigible responsabilidad sobre aquello que publican.
Sobre lo que en el párrafo anterior se critica de los medios de comunicación, su precipitación en publicar ciertas noticias sin contrastar las fuentes ni prever las consecuencias que pueden provocar, así como su habitualmente nulo espíritu autocrítico e igualmente nula predisposición a a asumir su parte de responsabilidad creo que ya puede extrapolarse a nuestro ámbito habitual de discusión, el mundo de la economía y las finanzas. Incluso me atrevo a ampliar el ámbito de los medios con algunos mal llamados expertos, que amparándose en el eco que reciben en la prensa, emiten o se hacen eco con excesiva alegría de supuestas noticias sobre las que posteriormente y al demostrarse su falsedad no aceptan responsabilidad alguna.
Ahora me encuentro con un dilema. Ciertamente no he oído más sobre el tema y lo último que había leído estaba fechado en la pasada semana. En un breve repaso mientras escribía estas líneas, no he encontrado ningún desmentido de otro medio de comunicación. Tampoco he visto que el periódico que cito rectificase su postura. Alguien ¿se equivoca? ¿miente? ¿quién? ¿estamos ante un fraude? ¿Nos toman por borregos los medios? No, no, por favor, no es imprescindible que contesteis a la última pregunta.
Disculpad si se os ha hecho tostón, pero si ya me escuece el tema de la ética y la responsabilidad de los medios de comunica