Gestamp registró un beneficio neto de 126,8 millones de euros hasta septiembre, un 43,7% menos que en el mismo periodo de 2023, cuando la ganancia fue de 225,3 millones, en un entorno "incierto y volátil" y marcado por el descenso de la producción de vehículos a nivel mundial, según el comunicado remitido por la compañía este martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Por su parte, el volumen de negocio en el periodo comprendido de enero a septiembre se situó en los 8.927 millones de euros, un 1,6% menos que hace un año, tras la desaceleración en Europa Occidental (-8,6% hasta los 3.157 millones) y Mercosur (-6,7% hasta los 674 millones) que no consiguen compensar la mejoría en Nafta (+3,4% hasta los 1.863 millones) y Asia (+7,9% hasta los 1.458 millones). El margen Ebitda fue del 10,7%.
Entre julio y septiembre, el beneficio neto se redujo cerca de un 67%, hasta los 21 millones de euros. Por su parte, los ingresos se mantuvieron estables en el entorno de los 2.787 millones de euros ante la desaceleración generalizada de la industria de la automoción como consecuencia de la escasa penetración del vehículo eléctrico y el efecto del tipo de cambio, principalmente, en México y Turquía.
Gestamp esgrime que la rentabilidad y liquidez de la compañía --1.907,1 millones de euros a 30 de septiembre-- se han visto afectadas por un Ebitda de 299 millones de euros --un 3,95% menos que hace un año y excluyendo el Plan Phoenix-- y un margen del 10,7%.
Debido a esta disminución del Ebitda, el flujo de caja libre se situó en negativo, es decir, con más gastos que ingresos, por -214 millones de euros, excluyendo el proceso de reestructuración del negocio en la región de Estados Unidos y México.
Al tiempo, la deuda neta de la firma española se situó sobre los 2.437 millones de euros a cierre del tercer trimestre, un 9,03% más que en el mismo periodo de 2023.
Además, durante el tercer trimestre, los gastos de personal se incrementaron en 35,8 millones de euros, un 8,5% más, hasta alcanzar los 455,9 millones de euros, derivado de las presiones inflacionistas en "determinadas áreas geográficas".
A juicio del presidente ejecutivo de Gestamp, Francisco Riberas, el actual entorno de mercado es "incierto y volátil" lo que ha provocado un escenario de "inestabilidad" que ha obligado al grupo a "reaccionar para optimizar" las operaciones.
"Prevemos cerrar el ejercicio con un nivel de ingresos en línea con los objetivos", ha sintetizado.
EVOLUCIÓN "FAVORABLE" DEL PLAN PHOENIX
En este contexto, el grupo destaca la evolución "favorable" del Plan Phoenix en Nafta --Estados Unidos y México-- con el que busca equiparar la rentabilidad de este mercado a la del resto del grupo.
Y es que a pesar de que el mercado ha registrado en la región una caída de volúmenes de producción de vehículos eléctricos ligeros del 2% en el tercer trimestre, la previsión es cerrar el año con un margen Ebitda similar al de finales de 2023, es decir, en el entorno del 6,5%.
La estrategia aplica un modelo de tutela de "plantas expertas" --localizadas en Europa-- para actuar como socios con las instalaciones de Estados Unidos y México a fin de conseguir que "esas plantas vayan al nivel europeo lo antes posible".
A día de hoy, las 15 plantas en esta región suponen el 20,88% de las ventas de Gestamp y reportan un margen Ebitda del 6,3%. Su objetivo es llevar el margen de esta región a doble dígito en el año 2026.
ADAPTAR LA ESTRATEGIA
Asimismo, Gestamp admite el "deterioro" de las condiciones del mercado a lo largo del año debido a la volatilidad provocada por la desaceleración de la penetración del vehículo eléctrico, especialmente en Europa, y la fluctuación de las divisas, junto a la inestabilidad geopolítica global, que propician "un escenario actual de ralentización".
En consecuencia, la compañía que dirige Francisco J. Riberas ha anunciado una revisión de las previsiones de negocio, que contemplan cerrar 2024 por encima del mercado a dígito simple bajo y con un margen Ebitda ligeramente por debajo del de hace un año, generando un flujo libre de caja positivo y preservando un nivel de apalancamiento de 1,7 veces la deuda neta respecto al Ebitda