Banca mediana española mira al exterior para contrarrestar debilidad doméstica
Gracias en gran parte a unas ayudas públicas de unos 41.300 millones de euros otorgadas por Europa al Gobierno español para contribuir a sanear el balance repleto del ladrillo tóxico que dejó el estallido de la burbuja inmobiliaria a finales de 2007 y una prolongada recesión, la banca española se siente ahora más capacitada para crecer en el exterior.
Las condiciones en el mercado nacional siguen siendo difíciles y los márgenes escasos, en un momento en el que las empresas están todavía fuertemente endeudadas y la competencia es feroz entre los bancos por conceder préstamos a empresas solventes.
Con los tipos de interés en mínimos históricos y perspectivas para que se mantengan bajos a corto y medio plazo, algunos bancos españoles de mediano tamaño están intentando replicar la estrategia de expansión de sus grandes competidores, como Santander y BBVA, que han podido capear en mejores condiciones la crisis económica en España debido a su modelo de diversificación geográfica.
Sabadell, el quinto banco español, se convirtió el jueves pasado en el último banco de tamaño mediano en embarcarse en una operación en el exterior, con su oferta de 2.600 millones de dólares por el británico TSB, no exenta de riesgos regulatorios
"El problema de la banca española en general es que los saldos de crediticios todavía no van a crecer de media hasta por lo menos 2016 y así es difícil competir", dijo Juan Carlos Calvo, analista del sector bancario de la sociedad de valores Espirito Santo.
"Los bancos tienen que intentar buscar rentabilidad a toda costa y si hay que ir fuera, se va", señaló.
Con el mercado inmobiliario español todavía en un estado de incipiente recuperación y con una tasa de desempleo del 23,7 por ciento a finales de 2014, la demanda hipotecaria sigue siendo baja.
En este escenario es muy complicado que las entidades puedan cumplir sus propios objetivos de rentabilidad.
Sabadell y Caixabank, su competidor directo y de mayor tamaño en Cataluña, tienen como objetivo alcanzar un rendimiento sobre fondos propios, excluyendo fondos de comercio (ROTE), del 12 por ciento y de entre el 12 y 14 por ciento, respectivamente. Sin embargo, en estos momentos apenas cuentan con ROTES del 4,14 y del 3,4 por ciento, respectivamente
Banco Popular, el sexto banco español por activos, no se ha puesto un objetivo de rentabilidad, pero ahora mismo su ROE sólo es del 2,3 por ciento. El banco no hace público su dato de ROTE.
En el caso de Banco Popular, los analistas consideran que ahora mismo no está en disposición de embarcarse en una operación corporativa teniendo en cuenta que todavía le queda una gestión pesada de sus activos inmobiliarios.
A cierre de 2014, su exposición inmobiliaria potencialmente problemática ascendió a 27.230 millones de euros, lo que supone el 25 por ciento de su cartera crediticia total. Esto la convierte en la entidad en la que este tipo de activos (en los que se incluyen dudosos, subestándar y adjudicados) tienen el mayor peso proporcional y en términos absolutos.