Estoy de acuerdo contigo y con la alcaldesa. Tiene razón. No hay que usar castellano (ni inglés si supieran hablarlo) para hablar con los extranjeros si estamos en Cataluña.
Llegados a este punto, me pregunto si no sería conveniente que las instituciones de la Generalitat reflexionaran sobre qué es lo que se ha hecho mal.El discurso de qué malos son los españoles y qué buenos somos nosotros no convence ni a los niños. ¡Un poco de autocrítica y menos mirarse el ombligo!