Coñe, me alegro de no ser el único bicho raro al que le molesta el ruido... Pa empezar, el del reloj del ayuntamiento de mi pueblo, que cada hora da la hora (jeje) de forma que se entera todo el pueblo. Nunca he entendido cómo se permite que haya gente tocando el tambor, o verbenas, a altas horas de la madrugada.
Por cierto, poner doble ventana en la habitación es una de las mejores inversiones que he hecho, no tanto por el frío sino precisamente por el ruido.
¿No te funciona el enlace de la página?
https://www.formularios.endesaonline.com/formularios/form/inicio.jsf;jsessionid=4dbqIDzaQSzLT0kIb1gG0w__
(http://www.endesaonline.com/ES/Hogares/ -> Pinchando en "Darse de alta", arriba a la derecha)
Yo en su día también tuve problemas, la mayoría de las veces no me funcionaba la contraseña y no podía entrar. Puse una incidencia y no me contestaron, aunque al cabo de un tiempo lo arreglaron. Actualmente sí que me funciona bien.
Yo es que cuando me intentan vender una receta milagrosa ya desconecto.
Justo ayer estuve viendo un reportaje sobre la homeopatía en la tele, en el programa ese de investigación de A3. Es sorprendente que a estas alturas de la película, después de siglos de vendedores de crecepelos varios, la peña sigue creyendo en milagros...
Es más, la obsolescencia programada tal como la entiende mucha gente (como conspiración) es un mito urbano (y de los gordos). Como casi todas las teorías de la conspiración, por otra parte:
http://amazings.es/2011/11/29/obsolescencia-programada-lecciones-de-una-bombilla/
(...)
Como toda buena historia de conspiraciones, la obsolescencia programada como complot industrial suena perfectamente plausible. Pero existe sin embargo una explicación más sencilla: muchos consumidores prefieren comprar más barato aunque dure menos o actualizarse al último gadget incluso antes de que el anterior deje de funcionar. La industria en algunos sectores tiene que competir fabricando productos con nuevas características demandadas por los usuarios a precios cada vez más bajos en una especie de carrera frenética hacia el made in china generalizado.
Es una explicación aburrida de las que daría ya no para un documental, sino siquiera para un tuit. Pero es la más sencilla. Y no parece necesario un documental de casi una hora para transmitir una trivialidad: que las empresas quieren ganar dinero a toda costa y que nuestra sociedad de consumo es despilfarradora.