Oda a mi mejor amigo: Un inversor Quant.
Estando aquí sentado en el porche escuchando a las chicharras tonadillera, cual flamenca encarando su semana rociera, uno inicia esta reflexión, a modo de artículo, con varios propósitos, uno de los cuales y, no sería honrado no reconocerlo, es contrargumentar determinados comentarios de presuntos gestores o pseudo-profesionales de la inversión, que hacen uso de las etiquetas inversoras marketinianas para vender su producto, las cuales ni siquiera casan con su filosofía de inversión, en la mayoría de los casos. Nosotros tratamos de aclarar ideas y conceptos, y nunca criticar a personas por su estrategia de inversión, no obstante, no estamos de acuerdo, con aquello de “a Dios rogando, y con el mazo dando”.
Para desmentir todos estos infundados argumentos, me propongo contar en este artículo la historia de mi mejor amigo (o uno de los mejores), al que vamos a llamar “T”, poniéndome desnudo ante ustedes, en una clara demostración de que, si uno critica algo, nunca a alguien y menos a su mejor amigo.
Uno tiene la suerte de conocer a “T” desde que tenía 3 años. Fuimos juntos a la guardería, al colegio y al Instituto, para luego distanciar nuestros caminos académicos a partir de ese momento. “T” siempre fue más brillante que yo, y lo sigue siendo. Todavía recuerdo aquellas partidas de ajedrez los domingos por la tarde en el rellano de un videoclub cercano a su casa, siempre me ganaba …..
Nunca tuve envidia de “T”, ni rencor, sino todo lo contrario. Siempre disfruté con sus conversaciones y lo que me aportaban. Uno siempre ha tenido admiración por la sabiduría (estuve a punto de llamar a mí hija Sofia por esta circunstancia, que como ustedes saben significa Sabiduría en griego) y por las personas de éxito, por mi profesión he estado rodeado de muchas de ellas y siempre he andado indagando los motivos de haberlo alcanzado.
Como no podía ser de otra manera, mi amigo con 27 años ya tenía un doctorado universitario, una beca de investigación en Biología y trabajaba en un centro de investigación de prestigio, pero al ver la miserable vida que le esperaba y lo maltratada que está la ciencia en este país, decidió cambiar el rumbo de su vida y estudiar un MBA.
Su vida ha sido brillante profesionalmente, consiguiendo grandes logros. Ha transformado su background científico y ha utilizado sus conocimientos en analíticas avanzadas para dirigir equipos de consultoría estratégica en el sector bancario en diversos países, entre ellos USA. Pero, como mente inquieta que es, en un lapsus laboral, decidió que iba a dedicar sus esfuerzos al mundo de la inversión.
Para ello, decidió desarrollar un modelo matemático para prever las oscilaciones del precio de determinadas materias primas agrícolas como el café y el cacao. Como todo lo que hace mi amigo, era un trabajo de máxima precisión y no ninguna locura de un iluminado. Obtuvo e incorporó a su modelo extensísimas series temporales de datos tan inverosímiles como la temperatura y precipitaciones de los países principales productores de estos productos, datos económicos, datos científicos que, como científico, tenía un conocimiento certero y los actualizaba a tiempo real. Si a uno le explicaba el “modelo”, nada podía salir mal.
La realidad de los hechos fue muy distinta, por desgracia, aunque al principio fue un éxito rotundo, poco a poco fueron llegando circunstancias “imprevistas” que hicieron que cada posición que se tomaba generara perdidas: rebeliones en países africanos, lluvias inesperadas, malas noticias económicas……Cuando fueron llegando las perdidas, llegó el nerviosismo y ajustes del modelo inicial, entrando en una espiral de un sinsentido que sólo hizo que aumentar las pérdidas. Pero como mi amigo es un hombre muy inteligente y a pesar de su obstinación inquebrantable, dijo basta y volvió a su vida de consultor de éxito de la que nunca tuvo que salir. Probablemente, mientras lea estas líneas (a buen seguro lo hará), tenga cierta sensación de desazón: nada debes esconder amigo mío, los seres humanos se equivocan y los seres extraordinarios como tú, aprenden de los errores y rectifican.
El lector se preguntará que fue lo que falló. La respuesta es clara: El ser humano ha progresado en la historia de la humanidad por sus ansias de dominar la naturaleza, pero eso es sólo una entelequia. La naturaleza, y los mercados financieros como parte de ella, no se pueden dominar. Intentar instaurar un modelo que los parametrice es un acto de soberbia que sólo nos llevará a la frustración continua. Debemos aproximarnos a ellos como lo que son realidades cambiantes donde podemos tener algunos indicios, pero ninguna certeza y menos poderla parametrizar en números: las tendencias sociales cambian y el pasado nunca es igual que el futuro, por ello, la imaginación es tan importante en los mercados financieros.
Alguien puede pensar que lo que estoy narrando es un hecho puntual. Nada más lejos de la realidad. La historia nos ha demostrado que esto se viene repitiendo una y otra vez.
Sir Isaac Newton, uno de los científicos más brillantes de su época, tampoco pudo controlar los mercados financieros y fue víctima de la “Burbuja de los Mares del Sur”. Es famosa su frase: “Puedo calcular el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de la gente”.
Pero tal vez el caso más paradigmático sea el de Long Term Capital Management. Para el que no esté familiarizado con este episodio histórico, este conocido fondo de inversión fundado en el año 1994 tenía entre sus gestores a dos premios nobel (Merton y Scholes) y al trader más exitoso de la época. De nuevo, recurrieron a un “modelo mágico” para invertir. En este caso, el fabuloso invento era un "un nuevo método para determinar el valor de los derivados" y cito textualmente el texto por el que se le confirió el premio por parte de la Academia Sueca del año 1997.
De hecho, en principio todo parecía así, durante los primeros años obtuvo rendimientos superiores al 40 % anual. Parecía que, si no eras Quant, eras un tonto. Pero, como siempre, la realidad es tozuda y el futuro imposible de prever matemáticamente. Llegó la crisis financiera rusa en 1998 y el fondo perdió la friolera de 4,6 B de dólares de entonces en 4 meses, nunca se recuperó y tuvo que cerrar en el año 2000.
Comparación del rendimiento de 1000 US$ invertidos en LTCM con el que estos producían en el Promedio Industrial Dow Jones y en un bono del tesoro estadounidense (vencimiento constante).
De nuevo, el lector puede decir que este episodio fue catalogado como algunos por un “cisne negro”, pero la realidad es que los “cisnes negros” de las fórmulas mágicas que pretenden dominar el mercado, se repiten constantemente. En 2006 de nuevo los Quants parecía que habían dado de nuevo con la clave. Un grupo de gestores heterogéneo de Hedge Funds dominaba el mercado entre los que se encontraba Peter Muller (Morgan Stanley), Ken Griffin (Citadel), Cliff Asness (AQR Capital Management), Boaz Weinstein (Deustche Bank), Jim Simons (Renaissance Technologies), entre otros…. Todos ellos eran excelentes matemáticos, todos ellos, aunque con estrategias y modelos diferentes en base a fórmulas matemáticas muy complejas y superordenadores que las calculaban, dominaron el mercado hasta el punto que el propio Ben Bernanke en 2004, antes de tomar el control de la Reserva Federal dio una charla en Washington a la que tituló “The Great Moderation” (La Gran Moderación) en el que anunciaba que, gracias a estos modelos matemáticos y fórmulas mágicas, “la era de la volatibilidad se había erradicado”, cito textualmente.
Todos sabemos lo que sucedió después en el año 2007-2008 y ya se pueden ustedes imaginar que estos potentes matemáticos y magos de las finanzas no solamente no fueron capaces de prever esta crisis sino que aumentaron sus pérdidas ostensiblemente por su obstinación en sus modelos. Para el que quiera profundizar en esta historia les recomiendo el libro “The Quants: How a New Breed of Math Whizzes Conquered Wall Street and Nearly Destroyed It” de Scott Patterson.
Como la esperanza es lo último que se pierde y hay que agarrarse a un clavo ardiendo, muchos de ellos señalan como “Último Mohicano” al Sr. Simons, aunque como todos sabemos, el fondo que le ha hecho famoso a este gestor es privado desde el año 1993 y nadie sabe lo que hace. Por lo que, siendo una caja negra, poco puede servir de argumento para nadie.
Pero tú no te sientas afligido, amigo mío, el ser humano es así. Le aterra la naturaleza cambiante a pesar de conocer que, en su esencia, es así desde los tiempos de Heráclito de Éfeso e intenta crear patrones inexistentes.
Tal es el terror que tienen los inversores a la “parte cualitativa y social” que me contaba un trader una vez que, en los años 70 y 80, donde el trading tenía más éxito, existía una estrategia que consistía en encerrarse en una habitación con las puertas, ventanas, persianas y luces cerradas para operar, para abstraerse “de lo subjetivo” y “de la realidad”.
Pero no te preocupes, “volverán las oscuras golondrinas a volar” y el ser humano volverá a intentar crear patrones inexistentes, sobre premisas falsas, algunos con inocencia y otros “recientes conversos” detrás del vil metal, con más mala fe. El ser humano es así…..
Por ello, no tengo mucho más que añadir sino despedirme de ti y del resto de los lectores, que como es verano, con su permiso, me voy a abrir una cerveza. Así que… !Salud y suerte en las inversiones!
Fdo.: Jaime (Thinkoutsidethebox)