Voy a centrarme en uno sólo de los aspectos del artículo de Echevarri, el sexto, que se refiere a que los bancos financian a los promotores para atraerse a los compradores de los pisos que se construyen.
Es cierto, ésta es una de las razones esenciales por las que los bancos entran en estas operaciones y me extraña que Echevarri no se haya extendido más sobre ella porque tiene fondo la cosa, así que lo hago yo ahora.
Es una práctica muy extendida (aunque no a la totalidad de los casos) que los bancos y cajas ofrezcan muy buenas condiciones de financiación a los promotores porque cuentan con que al final la mayoría de los compradores de vivienda se subroguen el crédito hipotecario concedido a éste, una vez fraccionado por vivienda y transformado en préstamo (en el caso de La Caixa no lo transforma en préstamo, concede créditos también a los particulares y así evita someterse a la Ley por la que se regula la subrogación y la modificación de los préstamos hipotecarios). Compradores a los que no se ofrecerán unas condiciones tan buenas, salvo que sepan y estén en condiciones de negociar el préstamo a conciencia. A tal efecto, en el contrato del crédito al promotor se introducía una cláusula por la que el banco o caja se obliga a imponer en los contratos de venta de las viviendas o locales que los compradores deban subrogarse en el préstamo.
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Pero la financiación al promotor sigue siendo un medio muy propicio para atraer a los compradores como nuevos clientes. En primer lugar, como clientes del préstamo hipotecario, porque la subrogación es más barata que la contratación de un préstamo nuevo: hay considerables ahorros en gastos notariales y registrales. Además, muchos compradores (esto es algo que siempre me llamó mucho la atención) se preocupan mucho de buscar un piso que les guste, pero luego no se preocupan en absoluto de las condiciones del préstamo, con tal de que crean que podrán pagar la cuota mensual. Así que si el promotor ya les facilita también la financiación, se ahorran la molestia de tener que buscarla por sí mismos. Lo que permite al banco elevar las condiciones financieras sobre lo que el interesado podría encontrar negociando y regateando con distintas entidades.
Conseguido el préstamo, hay que abrir una cuenta corriente, que llevará sus comisiones. Y en la que se domiciliará la nómina y los recibos del agua, la luz, teléfonos... Hay que contratar un seguro multirriesgo del hogar, para lo que está la aseguradora del grupo del banco o caja. No nos olvidemos del seguro de vida vinculado al préstamo. Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, encajamos un plan de pensiones, una tarjeta de crédito y quién sabe qué más.
Y además estos nuevos clientes van a ser muy fieles: a la hora de firmar la escritura, en la misma Notaría, te enteras que el tipo del préstamo es mucho más elevado de lo que te había explicado el director de la oficina, pero que va habiendo una serie de rebajas vinculadas a la contratación -y mantenimiento- del resto de productos que te han colocado.
De un sólo viaje compras vivienda, cambias el banco con el que venías trabajando desde que cobraste el primer sueldo por otro que te da el préstamo hipotecario y tienes domiciliados tu sueldo y tus recibos y contratado seguro multirriesgo del hogar, de vida, tarjeta de crédito y plan de pensiones para los próximos treinta años. ¿Se puede pedir más?
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