Previa: Sé que tal vez este post es algo inoportuno, porque plantearse hoy un artículo que en parte pretende comentar sobre el pago de dividendo, cuando buena parte de las empresas no pueden plantearse otra cosa de su reinversión, y ello en el caso de que el resultado sea positivo, es que es para darme alguna colleja virtual, que supongo que caerá, en fin es un riesgo que asumo. Bien …. vamos a ello ……
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Dentro de las particularidades del accionariado de una empresa podemos encontrarnos con:
* Socios industriales
* Socios financieros
No es fácil trazar una línea de las características de cada tipología de inversores, no existen dos personas iguales, existen culturas empresariales distintas, hay estrategias, formas de ver las inversiones y expectativas distintas de cada inversor, pero sí que al margen estos matices, de alguna manera podríamos agrupar por similitud dos tipologías o estrategias empresariales claramente diferenciadas.
Socios industriales:
Su visión es o suele ser a medio o largo plazo, están implicados además de la rentabilidad que debe llevar aparejada cualquier inversión, en crear algo de lo puedan indicar “esto lo creamos nosotros”, en definitiva tener un proyecto empresarial, llevarlo a término, sortear las dificultades y tener algo de lo que sentirse orgulloso, llegando a considerarlo algo de uno mismo o algo de la familia, sea en solitario o junto a otros socios.
Aunque defina como “socios industriales” no me refiero solo a empresas de fabricación, dentro de esta calificación también se engloban empresas que se dedican únicamente a la comercialización de unos productos, sin que medie fabricación o transformación de los mismos.
Si esto lo limitamos a pequeñas empresas (y algunas de no tan pequeñas, también), en las cuales los socios o las familias, además del capital aportan su trabajo, los problemas que pueden aparecer son del orden de las relaciones societarias y en muchas ocasiones la limitación en cuanto al número de socios / familias, puede a la vez limitar su crecimiento como empresas porque para crecer se precisa de la concurrencia de ampliaciones de capital, y no es siempre posible realizarlas.
Esta tipología de sociedades dan una importancia bastante relativa a los resultados de un momento concreto, su visión es dentro del largo plazo, y la distribución de dividendos no siempre tiene un política definida, y no suele ser problema en tiempos de crisis como los actuales, su reducción o supresión. A menudo y al ser tanta la implicación de los socios en el negocio pueden considerar a la empresa como una extensión de su patrimonio privado, no me refiero a confundir la economía de la empresa con la particular, no, no voy por ahí, que convendremos sería un tema muy peligroso, me refiero a que no es una prioridad el trasvase de resultados de la empresa a las cuentas particulares, si hay un motivo relevante para no hacerlo en un momento determinado.
Socios financieros:
Por el contrario los inversores con esta vocación tienen otra idea de negocio, su objetivo principal no es “hacer empresa”, bueno tal vez si lo sea, sin embargo su idea base es “rentabilizar una inversión” dentro de un plazo relativamente corto, este es el norte, la empresa adquirida o participada será un vehiculo para obtener una rentabidad, y esta debe ser recurrente y sostenible en el tiempo, aquí es precisa una política de dividendos clara y consecuente con este tipo de inversores, y estos a diferencia de los “socios industriales” no considerarán a esta empresa participada como extensión de su patrimonio empresarial, será una inversión y como tal debe producir sus frutos, de una forma similar a la que nosotros ciudadanos de a pie, cuando depositamos o invertimos dinero en una entidad financiera esperamos, y ni nos planteamos contemplarlo de otro modo, una rentabilidad por ello.
Este tipo de socios, si bien cuentan con este inconveniente, tiene la ventaja de que normalmente su capacidad financiera es muy grande, y si el proyecto es viable, tendremos un apoyo económico de primer orden, que en ocasiones nos permitirá crecer de una forma que si siquiera podríamos plantearnos si se mantiene el accionariado en términos mas “familiares”.
¿Es mejor por tanto un socio industrial que uno financiero?
No, son dos cosas muy distintas y con unos objetivos muy marcados, entiendo que depende de las situaciones y de nuestras pretensiones societarias.
Antes de efectuar unos apuntes sobre el “capital-riesgo” que a mi entender es una especie de híbrido entre los dos planteamientos de este post, desearía efectuar un apunte en relación a filiales, asociadas o participadas.
Si nuestra sociedad tiene “empresas del grupo” la idea o cultura empresarial será muy similar a la matriz, pero si tenemos sociedades participadas con otros socios, las cuales todas las vamos a considerar, al menos en teoría, como “inversiones financieras temporales o permanentes” y cualquier “inversión” tiene una vocación clara de rendimiento, otra cosa es que se consiga. En estos casos yo tendría una política de dividendos muy clara y acordada, porque normalmente no la vamos a considerar como otra “extensión” de nuestro patrimonio personal, y ya no nos dará (en general) lo mismo si los recursos los tiene la empresa o los tenemos nosotros, y una ausencia de una política retributiva definida puede ocasionar dos problemas, bastante comunes, ilustremos esto con un ejemplo:
Imaginemos que nosotros somos un fabricante de materiales plásticos, como artículos de automoción, artículos de jardín, etc., y nos plantean que no nos limitemos a fabricar nuestro producto sino que lo entreguemos ya montado con los componentes eléctricos o electrónicos a nuestro proveedor, imaginemos a la vez que carecemos de capacidad para ampliar nuestro negocio a el sector electrico o electrónico o sencillamente no nos interesa por su complejidad o por nuestra capacidad financiera, pero no queremos perder al cliente, y nos parece bien incrementar nuestra facturación con estos contratos, entonce contactamos con un fabricante de material eléctrico y otro de material electrónico, y acordamos que cada uno fabricará su parte, de momento constituiremos una sociedad conjunta entre los tres para dar cabida a este nuevo reto. (*) Bien …… cada uno tendrá un tercio de las acciones (sociedad anomina) o participaciones (caso de ser sociedad limitada), entonces es probable que ninguno de nosotros lo consideremos como “algo nuestro” en términos patrimoniales, se trata dde una inversión a un objetivo muy concreto. Este tipo de sociedades si bien pueden resultar un muy buen negocio, pueden tener en ocasiones conflictos de intereses, porque de entrada no vamos a tomar todas las determinaciones de forma conjunta, las directrices si, pero no el día a día, y también en un ahorro de costes es conveniente que sea uno de los tres socios o la estructura empresarial de uno de los tres quien lleve la gestión, no se trata, entiendo, de dotar a la nueva participada de una estructura de costes ya de inicio, ello no obstante puede ser una fuente de conflictos sino se hace bien, a veces una buena solución es dividir las responsabilidades de cada grupo participe, y esto ya daría para otro post, en todo caso, al no ser la empresa de alguna forma sociedad del grupo de ninguno, sino una participación significativa, creo que una política retributiva clara es lo mas conveniente, sea para el propio balance de los socios, o para que tengamos la impresión, o tengamos “in mente” que aquello que tenemos “a medias” nos rinde unos frutos modestos, y además contamos con una fuente de ingresos al margen de nuestro negocio principal. Si la política distributiva es cero, yo creo que será una fuente de problemas más temprano que tarde, incluso se puede minorar la distribución, pero el cero, al menos yo, no lo recomendaría.
(*) Aquí enlazo un par de articulos publicados con anterioridad sobre los avales, porque si no dotamos a esta nueva sociedad con una cifra relevante de capital, puede que incluso con ella, cuando acudamos a la financiación bancaria será precisa la concurrencia (de las sociedades fundadoras) en calidad de garantes, y sigo pensando en lo recomendable de la instrumentación de un contrato "inter socios" en este sentido, ver: http://www.rankia.com/blog/economia-domestica/919819-avalar-nuestra-empresa-primera-parte-concepto-repercusiones y si así lo consideráis, también http://www.rankia.com/blog/economia-domestica/920431-avalar-nuestra-empresa-segunda-parte-evitar-duplicidad-cirbe
Asimismo me permito enlazar un reciente post de Echevarri en relación al artículo 16 del Impuesto de Sociedades, que guarda relación directa con sociedades del grupo, vinculadas o participadas, no es el tema de este post, pero si que hay que recordar las repercusiones fiscales que ello conlleva http://www.rankia.com/blog/echevarri/976976-cobrando-por-avalar-empresa
Luego hay un tipo de socios que tal como indiqué antes, podríamos llamarle un “híbrido” entre un préstamo bancario y un socio financiero, estaría a medio camino de uno y de otro, y son las firmas de capital riesgo, la cuales teóricamente serán nuestros socios en un proyecto empresarial nuevo o en la expansión de un negocio ya existente, pero que su vocación tiene más de préstamo que de otra cosa, aún cuando técnicamente aparecerán como socios.
La verdad es que este tipo de participaciones es en realidad una forma de préstamo, que se instrumenta como participación empresarial, pero su vocación no es la de permanencia en el accionariado, suelen tener pactos de recompra y una distribución de dividendos que remuneren dicha participación, para ello os pongo unos enlaces sobre ello, que sin lugar a dudas ilustran muchos mejor de lo que yo sería capaz de hacerlo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Capital_riesgo
http://www.recari.es/index.php
Y para terminar el relax acostumbrado, esta vez es posible que a alguien le suene esto como algo de viajar en tren (un anuncio de Renfe de hace algun tiempo) http://www.youtube.com/watch?v=Yam5uK6e-bQ
www.yoreklamo.com