Aunque no menciona la palabra, eso parece decir Santiago Niño Becerra en uno de sus últimos artículos, Salarios, beneficios y ocupación - 1.
El neoliberalismo está destruyendo la importancia del factor trabajo.
El claro ganador en esta contienda, porque se trata de una lucha clara entre rentas del capital y rentas del trabajo, es el factor capital.
No puedo estar más de acuerdo con esta tesis, como ya dejé por escrito cuando hablaba de la aparente separación entre rentas del trabajo y rentas del capital en España. Y por lo que parece, el fenómeno es global, aunque en algunas economías más respetuosas con la clase media están capeando mejor la ola neoliberal que lleva imponiéndose de forma dogmática, como si no hubiera otra forma de conducir el mundo, desde hace más de treinta años.
En la siguiente gráfica Niño Becerra nos presenta la evolución de los salarios en Estados Unidos desde los años setenta.
¿Qué observamos?, pues que en 33 años el peso de los salarios ha caído la friolera de siete puntos, aunque en realidad la cosa es peor: desde el máximo alcanzado en 1979 hasta el mínimo del 2006, la caída fue de once puntos, y el tramo final está por ver porque ya pueden intuir por donde va ir la tendencia. ¿Qué ha sucedido? ¿Qué explica tal caída?
La variación anual de los salarios en Estados Unidos los últimos años también tiene una tendencia escalofriante:
Se puede deducir de forma cualitativa que los salarios apenas se han movido en USA desde Marzo de 2005. Desde esa fecha se tiene más o menos la misma área por encima del eje que por debajo. Es curioso observar, no obstante, que el índice S&P500 sí que se ha movido al alza, y bastante, desde entonces.
Mientras el americano medio cobra lo mismo desde 2005, Wall Street ha ganado un escalofriante 57%.
Es cierto que la inflación ha sido bastante más baja los últimos 10 años que en los años setenta y ochenta, y puede que esto justifique parte del congelamiento salarial (no moderación, no, estancamiento con todas sus letras). Pero si bien ha habido menos inflación, lo cierto es que ha habido una notable inflación, por poca que fuera.
Como se observa en la imagen, desde 2005 han sido escasos los momentos de inflación negativa en EE.UU. Si acuden a la fuente original del gráfico, pueden comprobar fácilmente que la media de la inflación interanual desde 2005 se sitúa en el entorno del 2%.
El americano medio ha disfrutado de una inflación oficial del 2% durante los últimos 8 años, haciéndole frente al incremento de los precios con aumento nulo de su salario. Mientras tanto la bolsa -el capital- ha ganado un 57%, espoleada en gran parte por una política de Quantitative Easing por parte de la Reserva Federal que el ciudadano medio ni ha olido salvo que sea inversor en el mercado de valores. Gracias a la magia del interés compuesto sabemos que esto se traduce en un 23% de caída del poder adquisitivo con respecto al IPC americano. Y ojo, que el IPC suele subestimar siempre la inflación real. Es decir, los salarios nominales se han estancado, los salarios reales han caído un 23% en los últimos ocho años y las rentas del capital están exultantes, habiendo crecido un 57%.
Esa es la situación a día de hoy en EE.UU., el capital ganando por goleada al factor trabajo, pero también en muchos países de Europa, Japón y en gran parte de los países más desarrollados de la OCDE.
¿Por qué ocurre esto?
En su día Nexcanex me dio una más que convincente explicación a este fenómeno que llevo sucediendo, que casualidad, justamente desde que las tesis neoliberales se impusieron en el mundo capitalista, siendo sus máximos exponentes por un lado Ronald Reagan en Estados Unidos y por otro Margaret Thatcher en Reino Unido.
En los años 60 y 70 cualquier persona que fuese muy trabajadora y ordenada en sus finanzas podia acumular un pequeño capital.
Poco a poco la posibilidad de ganarse la vida con dignidad a traves del trabajo (e incluso acumular un pequeño capital) se ha ido restringiendo a favor de la gente formada o a favor de la gente que trabaja de determinados nichos de mercado.
Ahora ya ni con la mejor formación tienes ninguna garantia. Esto no es solo un problema español, vease como en USA el esquema de creditos a estudiantes universitarios esta reduciendose rapidamente.
El factor trabajo , ese de la ecuación Q = f(T,K) - el output es función del capital y el trabajo - , vale poco por haber demasiado (en el mundo hay mas de 6000 millones de factor trabajo) y lo que es -mucho- peor, se esta quedando obsoleto a marchas forzadas frente a la tecnologia (no solo frente a robots sino tambien frente al software)
Las nuevas generaciones, desde el punto de vista del trabajo, lo tienen chungo.
Aquellos que posean capital (dinero, empresas, tecnologia) lo tienen bien.
El factor trabajo sera cada vez menos valorado, quizas todavía quedaran oportunidades para gente que pueda aunar formación + creatividad + iniciativa.
Según Niño Becerra,
El factor trabajo cada vez tiene un menor valor práctico y, consecuentemente, se valora menos. Si estuviésemos hablando de cobre, café, manganeso, madera, petróleo o mármol, lo encontraríamos lógico y hasta deseable, el problema es que estamos hablando de personas y las personas son las que consumen.
Pero, ¿Cómo siguen habiendo consumo si las personas cada vez tienen menos poder adquisitivo debido a unos salarios decrecientes?
Pues a través de un superinvento: el crédito-masivo: concediendo a esas personas -cuyo trabajo cada vez valía menos- una creciente capacidad de endeudamiento para que compensasen sus menores salarios reales y consumieran.
Y esto nos lleva, en parte, a la crisis de deuda de gran parte del mundo occidental. La verdad es que la ecuación cuadra muy bien: Los salarios se congelan mientras el coste de la vida sube para favorecer al capital. Y para mantener el nivel de gasto y evitar que la economía estalle, se endeuda crecientemente a las familias (deuda privada), al Estado y autoridades públicas en general (deuda pública) y, ¿por qué no?, también a las empresas (deuda corporativa).
Pero algún día tanta deuda debe pesar terriblemente en el balance, y de hecho en no pocos países, España entre ellos, es el principal problema económico a largo plazo. ¿cómo hacerle frente si el PIB nacional se ve afectado por las consecuencias de unos salarios tan estáticos? Claudio Vargas me iluminó con su respuesta:
España se está japonizando, como medio mundo. Aunque con una notable diferencia, nuestros salarios son de risa... en comparación. Para mi tiene dos opciones:
1) impagar una parte de la deuda a medio plazo, hablo de quitas; o
2) Dejar que la deuda nos japonice por completo; ya que el pago de los intereses de la misma, más las pensiones y todo lo demás, jamás nos dejará crecer como es debido para crear empleo.
La primera opción es la mejor, pero el gobierno está atado de manos porque, sin el visto bueno de Alemania y de Francia, jamás podremos aplicarla sin correr el riesgo de salir de la U.E. Si vamos por libre, nos echan de la eurozona. Eso seguro. Así que tendríamos que negociarla como, en su momento, han hecho los griegos (tal vez cuando la exposición de la banca francesa y alemana a la deuda española está bajo mínimos en 3 o 5 años, sea posible). Pero hasta entonces, tocará sufrir más políticas de recorte del gasto que nos conducen a la recesión...
La segunda opción deja las cosas como están. Se confía en que España pueda pagar sus deudas, porque ésta se convertirá en el geriátrico de Europa. Parece que los tiros van por ahí... Las ventas de propiedades inmobiliarias de la costa a rusos, alemanes y demás, nos garantiza que todos estos se jubilen en sus segundas o terceras residencias en la Costa del Sol, en Canarias, Baleares o demás. Esto mejorará nuestra balanza por cuenta corriente y tendremos dinero para pagar las deudas, poco a poco; con gran sufrimiento, siempre y cuando los sucesivos gobiernos paren de endeudarse.
Yo le ofrecía a Claudio una tercera opción basada en un estudio de Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff -ex economista jefe del FMI-:
No descartes la tercera vía que ya apuntó el FMI hace poco. Y la considero la más probable de todas. Espero que no me pille en este país cuando se lleve a cabo.
¿Qué se entiende por riqueza? Yo creo que será un nuevo expolio a las clases medias, no se van a ir a por el patrimonio de los poderosos, por supuesto que no.
En efecto, ante el problemón de deuda creciente, lo más probable es que apliquen la solución en Europa que menos perjudique la próspera Era Dorada que lleva al menos treinta años viviendo el capital: Creación de impuestos extraoridnarios para pagar deuda pública, es decir, confiscación de ahorros, si es que queda algo, y de la exigua riqueza de las clases medias. No vayan a pensar que la ultraliberal FMI optará, de entre la panoplia de soluciones aportadas por Reinhart y Rogoff, por la que menos perjudicaría a las clases medias, como una quita, o la creación de un impuesto a los ricos como propone Warren Buffett. No por Dios, ¡nunca muerdas la mano que te da de comer!
Entre las muchas medidas propuestas por este informe para tratar el problemón de la deuda pública figuran:
- Condonación de la deuda externa
- Controles de capital
- Confiscación de depósitos -corralito-
- Creación de inflación
- Represión financiera (creación de impuestos)
Adivinen que medidas tomará finalmente el FMI si se le deja sin atar.
Tras exponerles lo que otros piensan quisiera darles mi pincelada.
A decir verdad parece que sobra factor trabajo y de ahí que aumente el desempleo y se congelen los salarios. Pero esto no ocurre porque falte dinero. El dinero no se destruye, sólo se concentra en unas pocas manos cada vez más animadas por las tesis neoliberales imperantes. Para darle alas de nuevo a la clase media se puede redistribuir el capital, por ejemplo con la creación de un impuesto extraordinario si no favorece a economía productiva. Esa fue la base de la fallida tasa Tobin. Los teóricos liberales criticarán la medida, y con razón, porque favorecerá una fuga de capitales hacia otros países más amigables con el mismo. Eso es cierto.
Por ello el esfuerzo es titánico, utópico, y debe adquirir tintes mundiales. Si no se ponen todos los países importantes de acuerdo, y además se les mete mano de una vez a los vergonzosos paraísos fiscales, el factor capital seguirá creciendo en importancia y la clase media seguirá languideciendo, con jornadas de trabajo interminables y desempleo creciente. El común de los mortales del mundo occidental lleva camino de convertirse en una nueva clase de siervos del capital.
Llevamos desde 1914 con una jornada de trabajo de ocho horas diarias. En todo un siglo en que hemos visto como la tecnología ha dado saltos de gigante y se han automatizado gran parte de las tareas fabriles, seguimos empeñados en trabajar demasiadas horas. Para colmo, la mujer se incorporó al mercado laboral a mitad de camino con la esperanza de adquirir cienta independencia, repartir las tareas con la preja, cuando la verdad es que acaba extenuada tras trabajar fuera, trabajar en casa y atender a los hijos, con suerte, insisto, con algo de apoyo de la pareja. La incorporación de la mujer al mercado laboral, seguramente impulsada por los neoliberales, ha sido en mi opinión una de las más grandes estafas de la humanidad. Y hasta mi propia esposa, universitaria, trabajadora, madre y hacendosa ama de casa como yo, no puede estar más de acuerdo.
Sencillamente, sobran horas de trabajo. En países más respetusosos con la clase media, es decir, en aquellos países que tienen por prioridad salvaguardar la prosperidad de las personas, pues son sencillamente el corazón del sistema, se tiende a reducir la jornada semanal, o bien a aumentar los días de vacaciones, que es lo mismo, y a atar bien corto al capital por la sencilla razón de que es posible hacerlo y revierte en el bienestar de las personas y la sociedad en general. Pero al mismo tiempo se trata de sociedades avanzadas, altamente educadas y con un control efectivo de sus ciudadanos sobre el gobierno y los lobbies económicos. Me refiero sobre todo, pero no exclusivamente, a los países nórdicos, pero también a Canadá y Francia entre otros. Obviamente no son edenes económicos, pero como ciudadano de clase media preferiría vivir en ellos.
Cuando las sociedades nórdicas pierdan ese modus operandi y se rindan a la teoría neoliberal de un capital omnipotente, empezaré a mostrarme pesimista. Pero por ahora lo cierto es que estamos a tiempo de revertir la situación. Es esencial atacar el problema desde diversos frentes a la vez reduciendo jornada laboral, atando corto al capital, amortizando deuda con el capital en manos de los que no tienen problemas en llegar a fin de mes, y desalojando del gobierno a los políticos que actúan en connivencia con las tesis neoliberales en lugar de poner al ciudadano en el centro del sistema. De esa forma el capital volverá a servir a las personas, y no las personas al capital.
Soy profundamente capitalista, no puedo sino estar agradecido a esta modalidad económica que procura prosperidad al mundo occidental y en consecuencia rechazo cualquier experimento social que intente intervenir en el libre mercado basado en las tesis comunistas clásicas, malas interpretaciones del legado de Marx y que nos han puesto los pelos como escarpias en aplicaciones prácticas en la URSS, Cuba y Corea del Norte. Por eso creo que el capital debe cuidarse con el debido respeto. Darle más poder de la cuenta al capital es como darle de comer azúcar a un perro.
Al principio estará encantado. Con el tiempo se volverá loco y ciego y puede que acabe atacando al amo.