Escuchando el podcast del 18º cumpleaños de Rankia, me han venido algunos recuerdos... y también una reflexión que quiero compartir con vosotros.
Hoy hace 14 años que me incorporé al equipo de Rankia. Fue una decisión arriesgada para Rankia, que tuvo que ampliar capital para asegurarse caja para pagar mi nómina; y fue una decisión arriesgada para mí, que dejaba un puesto cómodo y seguro en una multinacional (Indra) para irme a una empresa con todo por hacer, como era Rankia entonces...
¿Y por qué lo hicimos? Pues sobre todo, porque nos apetecía: a mí Rankia me ofrecía el poder unir mis dos pasiones, la informática y las finanzas; y yo le aportaba a Rankia un tío sin experiencia en web (entonces), pero con pasión, y que conocía el negocio... la experiencia se consigue con el tiempo, pero la pasión se tiene o no se tiene.
En el momento no era una decisión demasiado fácil de defender desde un punto de vista racional; era más fácil ver los riesgos que los beneficios. Pero salió bien: Rankia es hoy una PYME más M que P, en expansión por América y Europa, y yo soy hoy un profesional cotizado, que disfruta en su trabajo, mientras que en Indra han habido EREs desde hace años, y con gente que ha acabado tecnológicamente obsoleta porque alguien tenía que mantener los sistemas del año de la tana que siguen usando los bancos y administraciones públicas.
Resultó que la opción "segura" ha resultado ser la mala, mientras que coger el riesgo es lo que ha acabado dando seguridad... y dinero, y felicidad.
¿Sabéis a que me recuerda esto? A cómo oí a@enrique-gallego describir la "inversión en depósitos". A los depósitos les llamó "la muerte dulce", porque nunca tienes sustos, siempre ves el importe de cuenta que va creciendo (bueno, al menos entonces así era), pero inevitablemente vas perdiendo poder adquisitivo. ¡El riesgo de no coger riesgos!
Y de hecho, no es la primera vez que hablo del riesgo de no coger riesgos... ya lo dejé caer en ¡Hora de ser avariciosos!, y en negrita:
Hoy hace 14 años que me incorporé al equipo de Rankia. Fue una decisión arriesgada para Rankia, que tuvo que ampliar capital para asegurarse caja para pagar mi nómina; y fue una decisión arriesgada para mí, que dejaba un puesto cómodo y seguro en una multinacional (Indra) para irme a una empresa con todo por hacer, como era Rankia entonces...
¿Y por qué lo hicimos? Pues sobre todo, porque nos apetecía: a mí Rankia me ofrecía el poder unir mis dos pasiones, la informática y las finanzas; y yo le aportaba a Rankia un tío sin experiencia en web (entonces), pero con pasión, y que conocía el negocio... la experiencia se consigue con el tiempo, pero la pasión se tiene o no se tiene.
En el momento no era una decisión demasiado fácil de defender desde un punto de vista racional; era más fácil ver los riesgos que los beneficios. Pero salió bien: Rankia es hoy una PYME más M que P, en expansión por América y Europa, y yo soy hoy un profesional cotizado, que disfruta en su trabajo, mientras que en Indra han habido EREs desde hace años, y con gente que ha acabado tecnológicamente obsoleta porque alguien tenía que mantener los sistemas del año de la tana que siguen usando los bancos y administraciones públicas.
Resultó que la opción "segura" ha resultado ser la mala, mientras que coger el riesgo es lo que ha acabado dando seguridad... y dinero, y felicidad.
¿Sabéis a que me recuerda esto? A cómo oí a
Y de hecho, no es la primera vez que hablo del riesgo de no coger riesgos... ya lo dejé caer en ¡Hora de ser avariciosos!, y en negrita:
estar en liquidez durante las subidas es la principal razón de que los inversores obtengan rentabilidades inferiores a las de los índices, o a las de los fondos en los que invierten.
¿Es esto una apología del riesgo? ¡Para nada! De hecho, una de las pocas reglas de inversión que he cumplido sin excepciones desde hace muchos años es el no apalancarme nunca; incluso cuando digo ¡Hora de ser avariciosos!, le meto la frase "Apalancarme ni de coña" en el artículo, porque hay riesgos que matan, y ésos hay que identificarlos y evitarlos a toda costa. Cuando me metí a Rankia, ¿qué era lo peor que podía pasar? Pues estar unos meses cobrando del paro, con una empleabilidad razonablemente buena y sin hijos a mi cargo... hubiera sido un problema, pero no un drama. Y ésa es la racionalidad de la decisión: no lo haces porque tienes la confianza absoluta de que saldrá bien, sino porque sabes que, en el peor de los casos, no saldrá demasiado mal.
Así que es importante que, en la inversión y en cualquier otra cosa, sepáis encontrar un nivel de riesgo adecuado para vosotros. Ese nivel será distinto para cada persona, en función de las circunstancias (patrimonio, hijos, edad, lo que sea) y del carácter (algunos dormimos tranquilos con un -30% en marzo de 2020, otros no), pero en cualquier caso, hay que evitar los niveles de riesgo que te pueden matar... pero hay que evitar también los niveles de riesgo tan bajos que no te permiten avanzar. Evitar la muerte dulce de los depósitos, evitar acabar cocidos como la rana.