Estos días he estado ausente por diversos motivos, y hoy me encuentro con un clásico; el rescate de España. Al final estamos como en todos y cada uno de los casos que llevamos hasta ahora, con la salvedad de que en esta ocasión hemos tenido que olvidar aquello de “es demasiado grande”. Olvidando el pequeño problema de que hasta ayer el rescate de España era imposible por su tamaño, hoy la discusión se centra en las razones por las que el gobierno de España está resistiéndose al rescate.
Como siempre estamos escuchando lo del coste político, lo de la soberbia de los gobernantes y todo esto, pero en realidad estamos ante todo un clásico. De hecho en todos y cada uno de los casos, los rescates se han producido en contra de lo que querían los gobiernos de turno y siempre ante la insistencia de los dichosos mercados. En este panorama, tenemos a un Banco Central Europeo, que parece estar jugando siempre con fuego y que tiene las armas suficientes para tumbar un país, recuperarlo, y en definitiva hacer lo que le da la gana. Por tanto, aunque sólo sea por la reiteración deberíamos tener en cuenta que siempre tenemos a Alemania pidiéndolo, al BCE presionando para ello, ambos bloqueando cualquier salida que no sea la intervención y a todos los analistas y medios económicos defendiendo tanto los rescates como las medidas. Por recordar, cuando fue el caso de Irlanda lo titulé de la expresiva forma: “Empeñandose en rescatar al único que no quiere ser rescatado”
Claro que si de verdad tenemos que pensar porque se quiere o se rechaza un rescate tendremos que entender en realidad en qué consiste y desde luego quien lo pide es una buena pista. En todo caso, en la serie de Rescate en Grecia, ya traté de exponer en que consistía el rescate y desde luego pocas veces ha sido tan evidente la situación en la que estamos. El problema que nos estamos encontrando es que usamos mal el lenguaje: no es rescate de España, sino Rescate EN España. Porque la realidad es que si los rescates tienen tan mala prensa es porque directamente no son rescates de España, sino que son rescates del sistema financiero que se focalizan en España.
De alguna forma, resulta que yo tengo que rescatar el sistema financiero y recapitalizar los bancos, (tanta reforma estructural, para que al final resulta que todos los que proponen innumerables sacrificios y reformas para todo el mundo, piden barras libres y bazucas para si mismos, para seguir haciendo lo mismo). Y la pregunta es baladí. ¿Por qué tengo yo que poner un solo euro para entidades que no son mías?.
Soy perfectamente consciente de que alguien me dirá aquello de que “si no los rescatamos será peor”, pero la realidad es que cada vez está más claro que los rescates al sistema financiero no solucionan en absoluto los problemas económicos, que lejos de solucionarse se incrementan, debido a que directamente las medidas que llevan consigo lo que hacen es arruinar a los ciudadanos de los países y en definitiva a los países. En definitiva, no es cierto esto de que las cosas van a ir peor si cae el sistema financiero.
Pero aún asumiendo que debemos asumir los costes del rescate de un sistema financiero completamente enloquecido, porque va a ser peor, lo realmente incomprensible es que se trate de identificar los rescates con los países. Si el argumento es porque si no sería peor, la realidad es que debemos hacernos una pregunta clave para preguntar quién ha de rescatar.
Hoy nos encontramos con la discusión acerca de si el rescate ha de venir desde la unión europea o si ha de meter al país en cuestión. Soy consciente de que parece ser que el hecho de que una entidad financiera en problemas sea española, aunque sea privada, significa que debemos ser los Españoles los que asumamos el rescate, por los costes de no hacerlo. Pero, ¿y los famosos inversores extranjeros y los traídos y manidos acreedores extranjeros?. ¿no estamos olvidando quiénes son estos?. Porque lo curioso del caso es que si el sector financiero cae, resulta que los únicos perjudicados no seríamos los ciudadanos españoles, sino que serían los comúnmente conocidos como mercados.
Lo que se ha conseguido hasta ahora es algo muy curioso. Cuando los bancos Alemanes o Franceses estaban en problemas por su exposición a Grecia, lo que han hecho los dirigentes de estos dos países es extorsionar, presionar e incluso cargarse los gobiernos de países, con tal de que se aceptase que el país corriese con un rescate que en definitiva era un rescate de los sistemas financieros de estos países.
Esta táctica no puede ser sostenida en el tiempo porque tiene dos grandes errores de base. El primero es que se reparten los costes del rescate entre las sociedades que están más castigadas por determinadas burbujas y reformas que incluso en tiempo de bonanza han dejado a unos países arruinados y unos beneficios ingentes para estos dos países, cuando realmente de ser necesario un rescate debería hacerse por parte de todos los que van a perder.
Y tampoco va a funcionar porque los contribuyentes alemanes y franceses principalmente, (que están pagando también pero menos), tampoco tienen por que pagar los desmanes de los sistemas financieros y de una banca que está completamente quebrada e interrelacionada.
Claro que desde el punto de vista de países con sistemas financieros potentes, la realidad es que es mucho más sencillo chantajear e imponer los rescates y reformas que proporcionan mayores rentabilidades para las empresas cotizadas que asumir que sus ciudadanos han perdido el dinero. Este es el segundo fallo; los contribuyentes de estos países no han de rescatar la banca, pero han de asumir que han perdido sus fondos, ya que si al final lo de España y otros países ha sido un espejismo, (y pocas dudas hay ya de esto), la realidad es que estos inversores han invertido en un espejismo, y todo el que tenga un mínimo de sentido común sabe lo que esto significa.